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domingo, 14 de octubre de 2012

TIEMPOS DE CRISIS, TIEMPOS DE CAMBIO


Mediante la presente sugiero que esta crisis, por su intensidad y sobre todo por su duración,  supone el inicio de una nueva era, cuya principal característica es el cambio en sí mismo y la imposibilidad, no solo de predecir lo que va a ocurrir a corto plazo, sino incluso de analizar con profundidad lo sucedido y las causas que lo han motivado.

Con la sucesión de cambios nos mantenemos en un estado de perplejidad permanente que limita nuestra capacidad de adaptación, y entonces tiene lugar un nuevo episodio de cambio, que nos sitúa de nuevo en fase de repolarización.

Sir Ken Robinson afirma que lo que determina nuestra vida no es lo que nos pasa, sino lo que hacemos con lo que sucede. Es momento de abandonar la idea de que estamos en un periodo de transición hacia un nuevo ciclo económico y ponernos manos a la obra, para identificar las claves que nos permitirán afrontar con éxito esta nueva era que ya ha comenzado.

En lo referente a la asistencia sanitaria, es necesario diseñar un nuevo sistema operativo que de soporte a las necesidades reales de nuestra población, que utilice recursos de nuestro tiempo y que consiga  satisfacer las expectativas crecientes, de  usuarios, profesionales  y proveedores de servicios sanitarios.

La nueva medicina debe mirar más hacia la prevención y la predicción que hacia la asistencia. La promoción efectiva de hábitos y estilos de vida saludables y el diagnóstico precoz de las enfermedades es la vía más prometedora para mejorar nuestros indicadores de salud y para hacer sostenible nuestro sistema sanitario. Es necesario que la población asuma un mayor grado de responsabilidad, incluso económica, en el mantenimiento de su estado de salud y en la adhesión a los programas de cribado poblacional de enfermedades ya que ello tiene una traducción directa en el coste del tratamiento de dichos procesos.

En este nuevo escenario de responsabilidad compartida, los centros sanitarios adquieren nuevas funciones distintas de la asistencial, una función docente como Escuelas de pacientes y una función social albergando reuniones con Asociaciones de pacientes obteniendo así la retroalimentación necesaria para asegurarnos de que ofrecemos a los usuarios lo que necesitan


La innovación debe ser el eje central del rediseño de la atención sanitaria. No se trata de reformar, es decir, mejorar los procedimientos existentes, sino de llevar a cabo una verdadera transformación, donde las tecnologías de la información, los nuevos medios de comunicación y la revolución  que ha supuesto la medicina basada en la evidencia optimicen las interacciones entre los usuarios y el sistema y entre los profesionales entre sí.


Los e-campus para pacientes, blogs, foros, comunicación vía Smartphones y otros procedimientos de telemedicina deben ser nuestra práctica asistencial diaria para facilitar al máximo la accesibilidad al sistema y minimizar la alteración de la esfera socio-laboral de los pacientes.


Los esfuerzos individuales han dejado de tener sentido en el siglo XXI. La asistencia sanitaria se basa cada vez más en la creación y la gestión de comunidades (unidades clínicas e institutos) que asumen la planificación individualizada del diagnóstico y tratamiento de las enfermedades más prevalentes, optimizando los recursos existentes.

 Esta transversalidad debe ir unida a la asunción de responsabilidades en la gestión clínica por parte de los profesionales sanitarios, lo que sumado a  la redefinición de las funciones de los miembros de los equipos,  originará niveles más altos de compromiso con la atención sanitaria, y con la sostenibilidad y calidad de la propia Unidad Clínica  y la Institución.


El único camino posible es la excelencia, que debe dejar de ser la visión de las organizaciones para convertirse en la realidad asistencial diaria.  La redefinición de la relación médico-paciente y la formación en inteligencia emocional de nuestros profesionales es la base de la excelencia.

Debemos sacudirnos el desánimo y rescatar los valores de la bioética en un entorno de humanidad y empatía. Es una decisión personal, incluso de rebeldía en estos tiempos aprovechar cada acto médico para crecer como profesional y como persona, pero es una decisión que nos permite recibir mucho más de lo que entregamos gracias a una relación más sincera, cercana y humana a la vez que profesional con nuestros pacientes.


Dr.Lorenzo Rabadán Ruiz
Jefe Unidad de Mama Hospital de Torrejón

domingo, 7 de octubre de 2012

15 DETERMINANTES DE LA CONFIANZA PARA MEJORAR Y MEDIR Caminando hacia el Humanismo Práctico

Ser un humanista cotidiano supone adoptar una serie de conductas y actitudes, y actuar conforme a una serie de valores personales claramente definidos. Pero como reza el dicho “la mujer del César no sólo tiene que serlo, sino parecerlo"  Es decir, que el humanista práctico, como individuo, debe ser percibido como tal por los demás. Debe generar percepciones positivas. Debe, en otras palabras, transmitir confianza, partiendo lógicamente de una confianza en uno mismo.

¿Qué determina una percepción de confianza en los demás? Saber responder a esa pregunta es clave para poder saber qué aspectos de nuestro comportamiento podemos mejorar y, además, nos permite medir la confianza generada en función de los mismos. En la Fundación Pro  Humanismo y Eficiencia hemos realizado un estudio que define las que entendemos son los quince  determinantes principales de la percepción de la misma.



















Antonio Burgueño Jerez
Director de Desarrollo de Negocio y Calidad Concesiones Ribera Salud
     Patrono de la Fundación Pro Humanismo y Eficiencia     http://fundacionhumanizacion.blogspot.com.es/)

 

domingo, 30 de septiembre de 2012

EL VIAJE HACIA EL HUMANISMO PRACTICO DESDE LA GENERACION DE CONFIANZA La construcción de una idea


Después de un fin de semana precioso por la Marina Alta Valenciana, se siente uno más despejado para compartir con vosotros una reflexión, un domingo más.
Esta reflexión es, claramente, la continuación de la de la semana pasada. Hay momentos que uno se siente con la necesidad de recapitular. Después de más de una década de avances en el estudio en el campo del humanismo, de investigar para encontrar las claves que lo permitan hacerlo práctico y aplicación de todo ello en experiencias prácticas, así como un esfuerzo constante por compartir las reflexiones, entiendo que es  momento para ello.
 Todo empezó a finales de los 90. Andaba por tierras Valencianas trabajamos en un proyecto ilusionante que se convirtió en Modelo con el tiempo: el proyecto del hospital de Alzira. Paralelamente, daba clases en la antigua IVESP, ahora EVES, escuela de formación de la Generalitat Valenciana, sobre temas de comunicación interna, motivación, comunicación externa, calidad, etc.
En ese tiempo me rondaba una serie de preguntas que no lograba responder y que me ha llevado a apasionaremos en busca de su respuesta: ¿Qué es exactamente el humanismo? ¿Tiene un papel práctico en la realidad Sanitaria actual?, consecuentemente, y en caso de que así sea... ¿Qué hacer para logra quede traduzca en una realidad?
Dichos interrogantes llevaron a un planteamiento del humanismo dede el punto de vista de la gestión, que conllevaba un trabajo hacia el interior de la organización (dirección estratégica, gestión de lso recursos humanos, gestión de la calidad..) y un esfuerzo de entendimiento con los pacientes basado en la comunicación, tanto a nivel interpersonal como organizacional).
Dichos planteamientos convergieron en un Master de Gestión para la humanización de las organizaciones en el IVESP, apoyado por el CEU. Master que estuvo vigente durante aldunos años.
De él surgió un grupo de profesionales que, dado su altura intelectual y profesional, nos llevó años más tarde a la propuesta y puesta en marcha del Plan de Humanización de la Comunidad Valenciana, presentado públicamente por el entonces presidente D. Eduardo Zaplana.
Mi vuelta a Madrid, allá por el año 2001, y ya en calidad de consultor, me llevó a trabajar en dos direcciones fundamentalmente:
- Impulsar la puesta en marcha de proyectos basados en el humanismo a diferentes administraciones
     - Seguir estudiando y trabajando la conceptualización de un modelo humanista práctico en el entorno sanitario del Siglo XXI.

En la línea del impulso de proyectos, destacar por anecdótico la reunión que pude mantener con D. Juan José Bestard, el cual retomó la reflexión de las aportaciones que sobre Laín Entralgo debatimos en su despacho y que culminaron en darle ese nombre  a la Agencia Formativa de la Comunidad de Madrid. Confieso que en aquel momento me frustró no acompañar a esa decisión un programa en la línea humanista. Mi propuesta venía basada en que la propia LOSCAM recoge el humanismo entre los principios del Sistema sanitario Madrileño. El tiempo me ha dejado ver que, sin duda, todo tiene su momento y sus pasos, y con ello a la comprensión de la necesaria evolución de la aportación del humanismo a la sanidad.
Para aquel momento, y en la línea de conceptualización del humanismo práctico, un punto de inflexión fue la lectura del libro de Lain Entralgo "El médico". Salvando las distancias, decía Ramón y Cajal que el investigador debe contar con el azar, o la suerte que dirían otros. Su lectura me aporto el enfoque adecuado, o la clave, pues supuso el inicio de un camino de reflexión que cada día entiendo más solidificado.

En su libro, don Pedro afirma que el médico que cuenta con la confianza el paciente es, en sí mismo, terapia, mucho antes de la anamnesis y, por supuesto, mucho antes del diagnóstico. Y para lograr dicha confianza requiere tanto de sus habilidades y conocimientos técnicos como las humanas.

A partir de ese momento, todas mis pesquisas y esfuerzos han sido dirigidas en la dirección  de entender, desglosar y mejorar la confianza, sin olvidar profundizar en el propio concepto humanista, sin duda muy difuso y sujeto a múltiples significados por tanto.
 Otro hito importante fue la realización de un seminario sobre la gestión de la confianza y el humanismo en la Universidad Católica de Murcia. El entonces rector me realizó una pregunta a priori fácil de contestar pero con “mucha miga”.  ¿Está el humanismo como lo planteas alineado con los planteamientos de la Iglesia Católica? Mi respuesta inicial fue que sí, que no podía ser de otra manera entendiendo que la generación de confianza se basa en los valores humanis, que están en la esencia del propio cristianismo. Confieso que me despertó mucha preguntas que me propuse ir resolviendo, tanto que topé con la encíclica Centessimus Annus, de Juan Pablo II, que aboga por la necesaria humanización de las organizaciones humanas. Desde mi consultora mandamos carta a Joaquín Navarro Vals, por entonces portavoz del Vaticano,  con presentación de nuestros planteamientos. La sorpresa fue que hubo respuesta: nos comunicaba su gratitud y nos animaba a seguir trabajando en esa línea. Documento curioso que está guardado en el anecdotario.
Al margen de diferentes tribunas y otras acciones (todas ellas constructivas, pero que su relato alargarían en demasía esta reflexión) El proyecto donde mayor desarrollo y aplicación han tenido los planteamientos humanistas basados en la confianza ha sido, sin duda, el llevado a cabo en el Departamento de Salud de Vinalopó (Elche)  el año pasado. Se centró en el área de urgencias, que incluía tanto el hospital como los centros de salud. Resumidamente, el objetivo del mismo era medir la confianza de los pacientes en dicho servicio y, posteriormente, proceder a intervenir mediante un proyecto integrado de comunicación interna y de formación para lograr mejorar en los aspectos clave. Una vez realizada la intervención se procedió a una nueva medición, con resultados notables (ver http://fundacionhumanizacion.blogspot.com.es/2012/05/el-humanismo-practico-un-caso-de-exito.html )

Pasado un año desde aquella experiencia, dicho proyecto vuelve a estar encima de la mesa por dos motivos:

Esta semana, dicho proyecto va a ser presentado en el congreso europeo de urgencias que se celebra en Turquía, de la mano del equipo de urgencias.

En estas semanas estamos con la puesta en marcha de un proyecto de urgencias, que puede y debe ser considerado como la continuación del anterior, con un mayor calado desde el punto de vista de la eficiencia, tocando aspectos como la seguridad al paciente, análisis y mejora del proceso asistencial, sin olvidar la formación y la comunicación en todas sus vertientes. Todo el en un marco de trabajo conjunto en tres concesiones (Torrevieja, Vinalopó y Torrejón)

En definitiva, Humanismo y eficiencia en la práctica. Pero esto es otra historia...que bien merece su propia reflexión.
 




Antonio Burgueño Jerez
Jefe de Desarrollo de Negocio y Calidad Concesiones Ribera Salud
Patrono Fundación Pro Humanismo y Eficiencia





domingo, 23 de septiembre de 2012

EL HUMANISMO ES UNA FILOSOFÍA ÚTIL: HACIA EL HUMANISTA COTIDIANO


Hoy quisiera hacer extensible a todos un interesante debate que el otro día se repetía y que me invitó a llevarlo hoy a nuestro blog: La utilidad, la oportunidad y necesidad del humanismo en la situación actual.

Llevo muchos años ilusionado con esto del humanismo. El esfuerzo intelectual ha estado siempre centrado en como plasmar en acciones y resultados consecuentes esta filosofía. En otras palabras, hacer una traslación del que hacer al “como hacer”, y finalmente, en lograr que se haga y medirlo. Deformación profesional, sin duda.

En una sociedad donde impera el utilitarismo inmediato de las cosas, no hay mucho hueco para mensajes que pretendan abrir una reflexión. De hecho, cuando tildamos a algo de "filosófico" lo hacemos para desprestigiarlo y, de un plumazo, desplazarlo de nuestro ámbito de interés. Esta afirmación me preocupa, en tanto en cuanto muestra ignorancia sobre la necesidad de orientar nuestra actuación a partir un conjunto de principios y saberes organizados, que es como la Real Academia de la Lengua define "filosofía".


Comparto plenamente la necesidad de que las cosas finalmente nos sean útiles. Lamento no compartir no partir de una reflexión filosófica previa. Y, aunque siempre hay quien muestre interés el asunto humanista, mi deformación profesional, mi obsesión ya, es que el humanismo sea útil.

Uno de los problemas para lograr convencer que el humanismo puede ser útil finalmente es el desgaste del propio concepto. Cada uno entendemos algo diferente, pero en los últimos tiempos se ha simplificado tanto que al final el significado más entendido del humanismo es el trato cordial al paciente y la guinda de los payasos que animen a los niños. Eso está bien, pero si sólo fuera eso, como diría aquel, “para ese viaje no hace falta alforjas”.

Por contra, el humanismo es mucho más profundo, pues hunde sus raíces en los valores humanos, los cuales son la esencia de nuestra forma de pensar y actuar y, por tanto, la clave de toda actuación del ser humano. Son condicionantes personales que, junto a la personalidad, conductas, actitudes y sentimientos y emociones conforman nuestra esencia como personas. Así visto, ¿alguien puede dudar de la "utilidad" del humanismo?

Pero para que la filosofía humanista sea percibida como "útil", debe cumplir dos requisitos más:  Debe estar objetivado y además ser medible. Y si es mejorarle debe ser medible.
La clave para lograr esto me la aportó hace algunos años la lectura del libro  “El médico” de D. Pedro Laín Entralgo. Afirma que el médico que cuenta con la confianza del paciente es en sí mismo terapia, mucho antes de la anamnesis y del diagnóstico. Para lograr dicha confianza requiere para su labor tanto de los conocimientos clínicos como del factor humano. Uno sin el otro  no se sostiene. Sin duda, la compleja realidad actual requiere de otros conocimientos y habilidades a añadir para poder ejercer la profesión, como es entender y saber moverse en lo sentarnos sanitarios actuales. Tema tan amplio que da para más de un debate.
Sin duda, esta afirmación es extensible a cualquier profesional. En este u otro sector.
Por tanto, el humanismo está en la esencia de la persona en cualquiera de sus facetas y roles que desempeñe, y está en la esencia de la propia medicina. Y es una filosofía que se hace útil y mejorable mediante la confianza, la cual la objetiva y la concreta, como hemos comentado en otras ocasiones, aquí y en multitud de ocasiones, allí donde alguien esté dispuesto a reflexionar y debatir sobre ello.


Antonio Burgueño Jerez
Jefe de Desarrollo de Negocio y Calidad Concesiones Ribera Salud
Patrono de la Fundación Pro Humanismo y Eficiencia (http://fundacionhumanizacion.blogspot.com.es/)

domingo, 16 de septiembre de 2012

HUMANIZAR: ENTENDIENDO A TODOS, Y AVANZAR SIN QUE NADIE QUEDE ATRAS

Es lógico que el blog de Antonio Burgueño hable de humanización: lo refleja toda su persona, sus ojos claros, su “altura”, la inclinación de su cuerpo hacia delante para atender al otro….su capacidad de escucha, su entusiasmo y fe en los que le rodean. Mantiene una actitud envidiable, que consigue ennoblecerle tanto a él, como a la persona con la que comparte la conversación.

Compartimos los inicios del Hospital de La Ribera, en Alcira. Desde su inicio pusimos en marcha, dentro de la Responsabilidad Social Corporativa, una comisión de cooperación “comisión 0,7 y más” formada por trabajadores del hospital y respaldada por la Dirección con la finalidad de colaborar con sectores sociales desfavorecidos. Se han realizado muchas acciones, que nos han mejorado a todos, a los dadores y a los receptores de la ayuda.

Corren hoy tiempos difíciles y por ello es aun mas importante estar despierto, para no perder ni una sola de las mejoras que tanto nos han costado a todos.

Dicen los hindúes, que la realidad es inabarcable para nuestra mente finita, somos como ciegos que palpando un elefante no se ponen de acuerdo en lo que cada uno toca, incapaces de comprender la grandeza del animal… 



 Quisiera con esta contribución ampliar la visión sobre que podría humanizar más nuestro trabajo. Para ello he pedido opiniones en un amplio abanico social, que no siempre tiene voz. Quizá no todos tiene razón, pero todos tienen sus razones. Para mi, Humanizar, es entenderlos a todos y avanzar sin que nadie quede atrás.

 “No hay que tratar a las personas como a las maquinas, sino mas bien a las maquinas con el cuidado que tratarías a las personas” 
Monje ermitaño del Monestir de Montserrat, (paciente en el transcurso de una exploración)
 “listas de espera en su justa medida. Agilidad en Urgencias” 
Paciente, profesora de yoga
 Tratar a todos los pacientes igual sin mirar color, clase social. Que no esté la sanidad a merced del cambio de gobierno. Que los médicos, enfermeras y demás estén mas cerca de los pacientes, algunas veces que estuve en urgencias me parecía que hablaban con el ordenador mas que con el paciente falta un poco de cercanía, calor.....Menos asesores de esos que cobran tanto y personal cualificado necesario.
 Obrera de la Cruz, enfermera cooperante en África y América latina
 “Esperar poco en cuestiones administrativas, como recoger una baja. Que la espera en la sala sea menos ruidosa” 
Paciente, licenciada en historia 
“Que me traten como a una persona inteligente, que me expliquen lo que tengo. En eso mi héroe es el Dr. Avellana, el geriatra de mi madre. No se si lo explica pensando que ella podrá entenderlo todo, pero logra que haga todo lo que le dice y salga contenta y motivada”
 Paciente y acompañante, Investigador y Doctor en Ciencias Biológicas
 “Meter en el ADN de la sociedad, algo llamado CORRESPONSABILIDAD, Aumentar el presupuesto de educación para obtener CIUDADANOS” 
Abogado, activista social 
“Realizar mas educación en salud, muchas de las visitas son por falta de conocimiento de su propia enfermedad”                 
Swami hinduista 
“Atención directa, una relación personal, tu a tu, con los profesionales. Que tengan sensibilidad ante la enfermedad” 
Funcionaria de prisiones 
“Una visión global del paciente. No contemplar la medicina como un negocio. Incluir las llamadas medicinas alternativas eficaces como opción igualmente valida. Una muerte digna”
 Swami hinduista 
“Que a los médicos les guste su trabajo. Algunos ni te miran cuando te atienden. O no les gusta su trabajo o no les gustamos nosotros. Que sea mas preventiva, no solo actuar cuando ya estás enfermo. Que no nos traten a todos con el mismo medicamento, que se individualice”
 Interno de Instituciones Penitenciarias 
“Compasión y amor” 
Enfermera y profesora de yoga
 “Que se aparte a todos los inhumanos que trabajan en ella”
Trabajadora sanitaria
 “Mas tiempo para estar con el paciente”
 Medico 
“Respeto por parte de los dirigentes, de los pacientes, de los profesionales. Empatía, es lo único que nos hace ver las cosas desde otra óptica”
 Cirujana
 “Que me sigan tratando”
 Inmigrante 
“Mas conciencia por parte de los trabajadores y de los pacientes”
 Dentista, en centro publico 
Mi médico de cabecera no tiene casi tiempo para mi. Es una maquina de hacer recetas. Casi ni me mira. Conforme le cuento los primeros síntomas, desenfunda las recetas y teclea en el ordenador. Casi nunca me reconoce y creo que acierta tanto como se equivoca. Algunas veces no me tomo la medicación que manda, porque no estoy segura de que hay oído todo el tropel de palabras que digo deprisa por miedo a consumir mis cinco minutos sin haber llegado al núcleo del problema. Quiero que el sistema me permita confiar en mi médico. Quiero que el sistema le de tiempo para nosotros.
 Paciente asistencia publica, periodista

Dra. Pilar Luna
Coordinadora Nutrición y Dietética Hospital de la Ribera, Alzira.



domingo, 9 de septiembre de 2012

EL GESTOR SANITARIO HUMANISTA DEBE SER UN LIDER SERVIDOR


De la gestión y de los gestores se puede escribir mucho. Y de hecho se escribe de todo, bueno y malo. Hay tema para dedicarle unas cuentas. Tiempo hay para ello.
Tocaba hacer una autocrítica, por ser justos, ya que los últimos post se han centrado mucho en la labor del médico. Y la consecuente pregunta es ¿Y los gestores qué? Pues que también tenemos mucho que evolucionar…
El gestor es una figura difusa en este sector, en tanto en cuanto ejercen dicha profesión personas de muy diferente formación académica, y en campos tan diferentes como la clínica, la economía o incluso la ingeniería. Esa heterogeneidad conlleva formas y visiones muy diferentes, aunque complementarias, de entender que supone ejercer de gestor en este sector.
La cuestión es aún más compleja si añadimos lo variopinto de las organizaciones sanitarias, que supone que cualquier generalización sea muy injusta e incluso matizable. En el colectivo de los gestores conviven organizaciones públicas, clínicas privadas, organizaciones eclesiásticas, fundaciones públicas, concesiones administrativas, consorcios…  Pero todas ellas tienen un factor común: profesionakles clínicos, con los medios y equipos profesionales de apoyo disponibles prestan servicios sanitarios a personas que lo necesitan y velan por la salud de los mismos.
Retomando el tema, es la del gestor una figura, por tanto, difusa en este sector, en tanto en cuanto no hay mucho profesional de la gestión por formación y en no pocos casos está lejos de interpretarse como una profesión además de una ciencia, con métodos, metodologías y habilidades necesarias como cualquier otra. Pero además es una profesión donde ser humanista es casi una obligación, pues el éxito de uno es el logro colectivo, del esfuerzo de toda la organización. Como lograrlo ha llenado miles de libros e incontables artículos. Sinceramente, no pocos reiterativos y aun mas carentes de un sentido realista de lo que se ha mal llamado muchas veces liderazgo.

La cuestión es cómo liderar una organización donde tu personal es responsable directo de decidir la cantidad de recursos neceasaria para prestar el mejor servicio: volvemos al médico gestor.
El gestor debe ser humanista también, como hemos reflexionado en otras ocasiones,  y eso supone saber generar confianza en su alrededor y compromiso hacia las metas. Es mucho más allá que la mera participación, ya que parte del respeto a la labor, esfuerzo y sentimientos de las personas integrantes de la organización. Desde mi punto de vista, quien mejor se ha aproximado a este concepto fue, hace ya más de cuatro décadas, Robert Greenhalf el cual desarrolla el concepto de liderazgo servidor.
Para Greenhalf el líder debe ser todo lo contrario al estereotipo que tenemos de gestor, aquello que conocemos por “yuppi”, moda que tanto daño hizo a la profesión.

El líder servidor parte de un sentimiento y una actitud de querer ser útil a los demás, generando con ello influencia. Su éxito reside en que los demás crezcan, se desarrollen profesionalmente. En ese punto donde dos conceptos aparentemente opuestos se complementan. No se aprende en un seminario, es una actitud y forma de entender el papel del individuo en la sociedad, en el trabajo, de  sentirse enriquecido cuando los demás crecen. Es, fundamentalmente, valorar a los demás y su trabajo. Sólo eso… que lejos estamos…

Brevemente,  el líder servidor se caracteriza por:

- Escuchar
- Empatía
- Curar y superar heridas del pasado
- Conciencia de uno mismo, que ayuda a entenderse y a entender aspectos de la persona como la ética y los valores.
- Persuasión, en oposición a autoridad, la cual no es indispensable poseerla para ser un líder servidor. Trata de convencer a los demás, construir consensos dentro del grupo.
- Concebir ilusiones y metas a largo plazo, visiones, de un problema enfocarlo hacia metas superiores. El líder tradicional esta perdido en metas a corto plazo. El líder servidor sabe encontrar el equilibrio entre visión y el día a día.
- Entender las lecciones del pasado y sus consecuencias para decidir el futuro
- Consciente de la responsabilidad del gobierno de lo que se le encomienda
- Comprometido con el crecimiento de los demás
Es lo más parecido al liderazgo humanista generador de confianza. De ello seguiremos reflexionando y aprendiendo


Antonio Burgueño Jerez
Patrono de la Fundación Pro Humanismo y Eficiencia en la Sanidad
 

domingo, 2 de septiembre de 2012

EL MEDICO, LA GESTION Y LOS GESTORES. ¿UN VIEJO DEBATE?


Tradicionalmente vivimos en Las organizaciones sanitarias una aparente difícil convivencia entre los clínicos y los gestores. Y digo aparente porque en realidad no existe contraposición entre los planteamientos de unos y otros. Entre otras cosas porque los clínicos tienen entre sus responsabilidades la correcta gestión de los recursos ante la toma de sus decisiones. Por lo tanto, no hay conflicto entre la correcta gestión de los recursos y la buena práctica asistencial.
Sólo de la colaboración y trabajo en equipo puede salir un mejor servicio eficiente al paciente. Ambos equipos profesionales están condenados a convivir y han de realizar un ejercicio de entendimiento que lleve a la generación de una confianza mutua, en primera instancia y, consecuentemente, en la organización.

Hay factores que dificultan el entendimiento, la comprensión de unos y otros. Uno de ellos es la difícil jerga que ambas profesiones utilizan, y que puede y debe verse superada.
La base de la reflexión de hoy está extraida del libro “Gestión clínica, Manual para médicos, enfermeras y personal sanitario, editorial Massón”, de Tony White. Quiero destacar, por su interés, dos preguntas que en elmismo se plantean:
- ¿Cómo pueden ayudar los médicos a los gestores? y
- ¿Cómo pueden ayudar los gestores a los médicos?
Las reflexiones consecuentes son, de manera resumida, las siguientes:
- Los gestores deben ayudar a los médicos a desarrollar su liderazgo, renunciando, aparentemente, en parte al suyo propio. Y digo aparentemente porque en realidad es una apuesta por el liderazgo servidor proclamado por Roberto K. Greenleaf. Es el único liderazgo posible ellos gestores en el entorno sanitario.
- En cualquier otra industria el liderazgo claro es de los gestores. Sin embargo, en este sector, ese liderazgo corresponde a los médicos. Hay que aplicar lo que podríamos denominar gestión inversa.
- El gestor debe:
- Crear organizaciones de trabajo innovadoras, con buenas condiciones de trabajo, y el médico colaborar en ello.
- Asimismo debe marcar objetivos y establecer una planteamiento estratégico para la organización sanitaria.
- Debe promover la comunicación efectiva y la participación efectiva.
- Debe contribuir al desarrollo de la profesión médica.
- Debe hacer un esfuerzo para comprender el punto de vista de los médicos.
- Por su parte el médico debe implicarse en la gestión en tanto en cuanto es un gestor de recursos y, debe comprender que es un gestor de dinero. El debate está en definir y precisar qué supone que el médico se implique en la gestión y cómo hacerlo.
- Debe pues concienciarse de la repercusión de sus decisiones.
- Debe informar adecuadamente a los gestores de todo aquello que pueda afectar a la gestión y a su trabajo.
- Ambos deben, insisto, fomentar una cultura de generación de confianza.
Se han realizado  multitud de es estudios sobre el médico y la gestión. Cabe destacar el Informe Griffiths  que ya en 1983 pretendía la introducción de un proceso asistencial efectivo; el informe Cogwheel de 1974, asi como el libro blanco “working for patients” de 1989, el cual analizaba la participación del médico en la gestión.

Quisiera destacar el informe de Cristian Pollitt y sus colaboradores 'the reluctants managers, clinicians and budget in the NHS' publicado en 1988 en la revista Financial Accountability& Management. Su tesis es que la dificultad de integrar a los médicos en la gestión de recursos es el escaso entusiasmo mostrado tanto por los médicos como por los gestores del NHS.
Previa a la existencia del NHS todos los médicos  sabían el precio del material y trabajaban con un presupuesto muy reducido, por lo que conocían realmente lo que significaba proporcionar la debida asistencia con unos estrechos márgenes presupuestarios. En las generaciones sucesivas se ha asociado al servicio asistencial una idea de servicio gratuito, sin pensar para nada en su propia solvencia o en la del Gobierno. Todavía hay gente que opina que no debe hablarse de miedo cuando hay vidas en juego. El problema fundamental de los servicios sanitarios es su incapacidad para dar todo a todos. La insuficiencia financiera es intrínseca a los sistemas sanitarios. Los médicos tradicionalmente han mostrado poco interés por los costes de sus decisiones y la repercusión de estas sobre los recursos. Han sido, pues, malos gestores. La profesión ha descuidado sus propias responsabilidades en este aspecto. El resultado ha sido un importante recorte que, lo mismo, ha llegado tarde.

Sin duda reflexión válida para nuestro país. Y, al igual que la reflexión del Profesor Marañón que publicamos la semana pasada, podrían haber estado escritas hoy.
Lo dejo para la reflexión de cada cual.


Antonio Burgueño Jerez
Patrono de la Fundación Pro Humanismo y Eficiencia.

domingo, 26 de agosto de 2012

Reflexiones de Gregorio Marañón sobre “la medicina y nuestro tiempo”, ayer y hoy




En este periodo vacacional y, siguiendo con la búsqueda del porqué hemos llegado hasta la situación que tenemos en la sanidad y, con ello, intentar aportar un granito al debate del futuro de nuestra sanidad, he dedicado un tiempo a la lectura de un magnífico libro de un gran autor: LA MEDICINA Y NUESTRO TIEMPO, de Gregorio Marañón (editorial Espasa Calpe, Colección Austral). Pocos libros dan para tanto.

 
 
Es un libro publicado en 1964, hace ya casi 50 años. Con la lectura del mismo quería acercarme a entender cual eran las circunstancias de la medicina en ese tiempo. Lo sorprendente es que no pocas de las reflexiones que el mismo contiene podían estar escritas hoy mismo. Sorprendente. No mucho teniendo en cuenta que los cambios sociales y, por ende, todo lo que hacen los humanos son lentos y poco percibidos en el corto plazo. Lo realmente sorprendente es que hablemos y lo comentemos como si fuera novedad.

Brevemente, los mensajes para la reflexión que el autor nos aporta son los siguientes:
  •           El autor, aun partiendo de las grandes virtudes de la medicina de su tiempo, y el valor de los grandes avances de la medicina, así como de la necesaria investigación y estudio para su logro, realiza en este libro una crítica de su profesión. Y lo hace en primera persona en tanto en cuanto el es parte de esa realidad médica. Y lo hace partiendo de la reflexión de que “el que habla valientemente de los defectos de su patria es un patriota. Y el que extrema las censuras justas a su profesión, ese el que la sirve con toda plenitud
  •         En esa línea afirma que el médico está a punto de perder su prestigio de experto en la naturaleza del hombre… para pasar a ser un burócrata.
  •        Resume los defectos de su profesión en dos: dogmatismo (cientificismo) y profesionalismo y cientificismo.

Dogmatismo (Cienticifismo)
 
  • Dogmatismo en tanto en cuanto se quiere convertir la profesión médica en una ciencia exacta. Y no hay nada más lejos de ello. Para él todo el saber médico tiene un posible valor provisional que se contrapone con la verdad categórica del dogmatismo. La medicina, sin duda, es ciencia, pero también es arte y oficio.
  •  
  • Llega a la conclusión de que se ha creado un dogmatismo de la técnica muy peligroso para la buena práctica de la medicina, una fe excesiva en todo lo que viene con la etiqueta de la ciencia. Se apoya en Ramón y Cajal para argumentarlo: “La plaga de los adoradores y explotadores de la última novedad ha crecido de forma alarmante”.
  •  Frente a ello, entiende que para el verdadero hombre de ciencia la actualidad, no sólo no es la meta del saber, sino que es mercancía que debe ponerse en rigurosa cuarentena. Nada se echa tanto de menos en España como los buenos teóricos, bien imbuidos de espíritu auténtico de ciencia
  • Para él el saber no sólo es saber, sino saber y dudar y, por tanto, no saberlo todo. Saberlo todo es pedante y negación de la verdadera ciencia. El progreso de la verdad científica se logra de muchas maneras y, entre ellas, oponiendo objeciones a la verdad misma.
  • En palabras de Huxley, apuntadas por Marañón, “experimentar por experimentar amenaza con anular la imaginación del hombre”.
  • El cientificismo conduce, a veces, a pedantería verbal. La pedantería cienticififista también se manifiesta en el afán de informar a los pacientes de los detalles de su enfermedad, moda venida de América. Además del diagnóstico, se anuncian posibles complicaciones, para así el médico cuidar su reputación (dogmatismo médico) ante su posible aparición y  generando en el enfermo una angustia y un riesgo de somatización de la misma.
  • Por tanto, hay que pedir a los médicos y a los no médicos una dosis prudente de escepticismo, de critica a los progresos humanos y fe en la naturaleza.
  • A los contemporáneos de cada progreso científico les es difícil separar lo que es avance real y lo que sólo es tendencia inevitable de la discusión del espíritu humano.
Profesionalismo
  •     Del profesionalismo le preocupa convertir en lucrativa una profesión que, aunque legítimamente remunerada, debe tener un punto de altruismo. Eso, unido a que la profesión, en poco tiempo pasó de ser una profesión humilde a ser una de las más brillantes ocupaciones sociales, conlleva el riesgo de que se ponga por delante el enriquecimiento por la profesión que otros valores. En sus palabras ”esa circunstancia conlleva el riesgo de caer en el pecado de la exageración sin nobleza, falta de generosidad para los demás y de severidad para uno mismo (autoexigencia). El médico nada debe hacer pensando en el dinero que lo que hace pueda valer”.
  •         Marañón se detiene en analizar el problema de la plurifarmacia,. Ya problema hace 50 años. Apunta que fuera de España se observa que se dan más consejos alimentarios y sobre hábitos de vida que aquí. Afirma que “Muchos médicos suponen todavía que el curar a los enfermos es aplastar a cada uno de los síntomas con tormentas de drogas”.
  •         Entiende de que la labor contra los abusos terapéuticos hay que hacerla desde las cátedras. La misma tiene mucho que ver con la prudencia.
  •           El problema de las drogas está más en el enfermo imprudente que en el médico prudente.
  •          Nos recuerda que ya el Padre Feijóo en el Siglo XVIII afirmaba, a ese respecto, que “ menos influyen los médicos que los enfermos, los cuales les están importunando para que receten todos los días  y a casi a todas horas… el error pernicioso es tener por los mejores médicos a aquellos que recetan mucho, frente a los que son parcos en recetar. Con estos falsísimos supuestos, los enfermos buscan al médico más recetador, que es lo mismo que buscar a un homicida costoso”. (Benito Jerónimo Feijóo Montenegro, Apología del Escepticismo Médico).
  •        Una de las plagas de hoy es la muchedumbre de incapaces que dominan las técnicas y adquieren por ello una peligrosa responsabilidad social.
  •          Se estudia sólo para el ejercicio inmediato de la profesión, sin buscar las causas ni ir más allá. Y no se estudia aquello que trata de un modo teórico los problemas generales de alguna parcela del saber, y con ello descubrir sus etapas mentales y técnicas del descubrimiento de la verdad.
  •          Nada tiene más éxito que los recetarios que plantean soluciones a problemas sin plantear su medición.
Sobre el Humanismo y el enfermo   
  •      Para Gregorio Marañón el humanista es aquel que tiene pasión por el saber y concoer, más allá de recopilar información. En ese sentido diferencia entre enciclopedistas y humanistas. Nos aporta además dos referentes a tener en cuenta:
      •          Novoa Santos, el cual diserta sobre el humanismo y sobre su significado en la vida y la obra de los profesionales.
      •         Profesor Letamendi: El médico que sólo sabe de medicina ni medicina sabe siquiera”
  •              La exploración física se abrevia cada vez más por los nuevos métodos de investigación, por datos analíticos, deshumanizados, carentes de la contemplación de la personalidad del enfermo, tan importante como cualquier etiología. En esa línea apunta al diagnóstico etiológico, que considera a la persona y sus circunstancias así como las de su familia.
  •            Considera que, cada vez más, es indisciplinado ante el médico y ante el hecho de enfermar, circunstancia que pronosticaba se acentuará cada vez más en el futuro. Creciente resistencia al sufrir y exige que el milagro de la medicina ocurra en todos los casos. El ritmo de vida es incompatible con las enfermedades que lo irrumpen.
  •           La autoridad personal del médico ha sido atropellada por la prisa en el curarse.
  •         La complicidad de médicos y enfermos da una apariencia de legalidad a lo que está ocurriendo que hace pensar en una insurrección ante esta situación.


Dejo aquí estas interesantísimas reflexiones del Dr. Marañón con el ánimo de que sean útiles para que cada cual realice las suyas…


 Antonio Burgueño Jerez, Patrono de la Fundación Pro Humanismo y Eficiencia en la Sanidad





domingo, 19 de agosto de 2012

HABLANDO DE SANIDAD ¿NOS PREGUNTAMOS ALGUNA VEZ COMO HEMOS LLEGADO HASTA AQUÍ?


El periodo vacacional tiene muchas ventajas, entre otras el mero hecho de cambiar de ubicación nos permite abrir la mente a nuestras reflexiones desde otro punto de vista. Me explicaré.
Como tengo costumbre cuando me encuentro casa de mis abuelos paternos, me levanto a trabajar y me siento en la que fue la consulta de mi abuelo. Todo un privilegio. Aún conservada en lugar, mobiliario y enseres. Es una consulta de médico rural, donde tantos y tantos pacientes fueron atendidos, escuchados, curados o, en peores casos, aliviados de sus dolencias o consolados por las consecuencias inevitables de las mismas.
En este entorno, donde he pasado parte mi infancia y juventud, pero que cada día valoro más, me siento a seguir reflexionando y estudiando (esta obsesión mía por el humanismo me ocupa desde finales del siglo pasado…), tratando de encontrar el hilo conductor en la evolución de la práctica médica en los últimos, tal vez, 70 años. Y de la evolución en su contexto, es decir, su entorno organizativo y social, que para eso es uno un gestor y no un clínico. Múltiples iniciativas que he tenido el honor de impulsar o influir en este campo durante estos años y que, si es de interés, lo escribiremos en este blog… o donde se considere.
Y hablo de evolución porque no me creo que haya saltos en la misma, sino que, como toda actividad humana, evoluciona tan despacio que, como  no nos paremos a analizarlo, buscando dar perspectiva a nuestra reflexión, difícilmente podríamos entenderlo.
Y todo ello realizado desde una hipótesis: la práctica médica resultante de la evolución de la misma en los últimos decenios ha dejado en el camino planteamientos y formas de hacer y trabajar que fueron considerados obsoletos. O simplemente se abandonaron. Su pérdida puede ser una de las causas de la realidad compleja y difícil en la que se encuentra nuestra sanidad.
Cuando se estudia esta evolución es imposible no hablar del humanismo, término que empieza a estar muy desgastado por su uso superfluo y, por ende, malo, pero que nos sigue sirviendo para hablar de la medicina que se vino realizando a lo largo del siglo XX y hasta tal vez, mediados de los 70.
En el humanismo hay figuras relevantes como fueron, y son, y ruego se me disculpen las omisiones, Pedro Laín Entralgo, Gregorio Marañón, Santiago Ramón y Cajal, López  Piñero, Diego Gracia. Todos ellos y otros muchos más, escribieron y trabajaron en aspectos humanísticos del arte de hacer medicina. Y sus reflexiones iban mucho más allá de lo que en muchas ocasiones entendemos. Entre otras cosas, porque el humanismo no es una ciencia, sino una forma de pensar en la persona y sus actos, sus interrelaciones con terceros. Y ese es un campo tan infinito y tan complejo como la propia razón de ser del hombre como persona.
El que escribe, humildemente, tan sólo pretende aprender de todos ellos y  comprender y entender la esencia del trabajo del médico, uniéndolo a la comprensión de la evolución del complejo contexto sanitario y, finalmente, hacer propuestas para contribuir con mi granito al debate del futuro de nuestra sanidad.
Esas propuestas, como no puede ser de otra manera viniendo de un profesional de la gestión y dirección (Dirigir también es una profesión y una ciencia), deben partir de una visión holística de la realidad sanitaria. Sólo así podremos aproximarnos más a la realidad actual e, insisto, con ello a pensar el futuro.
 A veces hay que mirar hacia detrás para poder avanzar hacia adelante. Por mi parte, buscar respuestas a la pregunta de cómo hemos llegado hasta aquí me ha llevado a apasionarme cada día más con lo que hago. Sólo entendiendo el por qué de nuestro presente podemos plantearnos con seriedad el futuro. Toda reflexión que no siga este camino corre el riesgo de ser, simplemente, un “brindis al sol”.


Antonio Burgueño Jerez, Patrono Fundación pro Humanismo y Eficiencia en la Sanidad

domingo, 12 de agosto de 2012

LA GESTIÓN DE LA INCOMUNICACIÓN EN ORGANIZACIONES SANITARIAS; FACTOR GENERADOR DE CONFIANZA.


Desde que era muy pequeño tuve un especial interés en poder conocer, analizar y comprender, los elementos que intervienen en el proceso de comunicación verbal y no verbal entre las personas. Fruto de ese entusiasmo por el conocimiento, con 18 años decidí estudiar la Licenciatura de Publicidad y Relaciones Públicas y unos años más tarde la Licenciatura de Investigación y Técnicas de Mercado. Descubrir las particularidades del ser humano en su dimensión individual y en el contexto social me sigue pareciendo apasionante. Somos seres sociales llenos de elementos que nos definen como seres únicos.

Evidentemente, dentro de esta dicotomía había un aspecto del que hablábamos poco y sin duda era tremendamente interesante. Si estudiamos la comunicación entre personas, organizaciones, colectivos, por qué no analizamos el proceso de incomunicación que en muchas ocasiones aparece en dicho proceso. Pues eso hice.

Podemos focalizar nuestro análisis en cualquier sector empresarial. Yo he preferido centrarme en el sector sanitario, donde trabajo actualmente. Voy a desarrollarlo brevemente con algunos ejemplos cotidianos.

Éstos son los 5 casos de incomunicación más habituales en una organización sanitaria:

*      Cuando acuden a nuestro centro pacientes que desconocen nuestro idioma, y por lo tanto, no podemos comprender al 100% la complejidad de sus necesidades, sus emociones, prejuicios y experiencias anteriores. Muchas compañías apuestan por la figura de intérpretes que faciliten la comunicación entre el profesional y el paciente, o el teléfono de información de idiomas que facilitan algunas administraciones en España. Si el intérprete es del país de origen del paciente, mucho mejor. Elemento clave de confianza cuando hablan el mismo dialecto.
*      Pacientes que tienen una discapacidad física que les limita en su diálogo o en la interactividad con el personal sanitario. Situaciones donde el paciente tiene sordera, ceguera o en la que alguno de estos sentidos se encuentra muy limitado. Muchos centros sanitarios han resuelto esta carencia del paciente, contratando personal de apoyo que acompaña al paciente durante su estancia en el centro, o incluso personas que conocen el lenguaje de signos, en profundidad. Es necesario reflejar que muchos de estos pacientes que acuden a nosotros, no tenían esta discapacidad cuando nacieron, por tanto, debemos realizar un mayor esfuerzo con ellos. Son personas enormemente sensibles.
*      Cuando la señalización de ubicación de consultas externas, zonas de pruebas, etc, no ayuda al paciente a moverse con facilidad por nuestras instalaciones. Puede deberse a una mala planificación por parte de la compañía, que debe ser resuelta con celeridad. Puede dañar la imagen de la institución. Los hospitales de nueva creación han resuelto bastante bien este punto.
*      Factor cultural y religioso. Cada vez, recibimos más pacientes extranjeros y ello conlleva muchas veces que sean personas de diversas creencias religiosas. Cada religión con su particularidad. En este punto, la figura del Trabajador Social es un elemento integrador clave entre el paciente y los servicios del centro sanitario, ya que será conocedor de la historia de vida y necesidades de la persona.
*      El quinto punto es especialmente importante. Aquí somos responsables los profesionales sanitarios que debemos adaptar nuestro mensaje al usuario de la sanidad que tenemos a nuestro lado, buscar esa cercanía, esa comprensión que nos facilite poder empatizar, huyendo en ocasiones de complejos tecnicismos que puedan poner nervioso al paciente, incluso provocándole desconfianza. Una mala gestión en este punto puede provocar que el paciente busque soluciones en profesionales de otros centros sanitarios.

Todos hemos vivido situaciones así en nuestra vida.

 
Adecuar nuestro lenguaje, nuestros mensajes, y todos los elementos que participan en la comunicación con los pacientes, es una necesidad y una obligación que tenemos los profesionales. La Dirección de cualquier compañía debe planificar de forma activa este punto y facilitar una excelente formación de sus profesionales en estos aspectos. Lo conseguiremos si nuestro punto de partida es la escucha activa preguntando el cómo y qué necesita ese ciudadano que acude a nosotros.

Trabajar en equipo entendiendo la comunicación y la incomunicación que aparece en nuestro día a día, es el factor decisivo para la gestión de la confianza con los pacientes.

Somos personas que trabajamos para personas.

Vicente Cervera de Rosa
Técnico de Comunicación y Marketing del Hospital de Torrejón.

domingo, 5 de agosto de 2012

NO NOS CONFUNDAMOS: LA UNIVERSALIDAD NO ES “BARRA LIBRE”



Querido amigo Pedro
Has abierto con tu REFLEXIÓN un debate en el blog que está muy de actualidad dada la situación económica actual y las decisiones políticas que se vienen tomando.
La protección social en España es una conquista social de hace muchos años. No creo que nadie discuta ni se quiera plantear hoy en día que esto es un valor de nuestra nación que hay que defender. Y viene desde el franquismo, pues es en ese periodo de nuestra historia donde se crea la protección sanitaria a los trabajadores, y con ello las grandes ciudades sanitarias, y se funcionariza a los profesionales, entre otras cosas.
Pero la protección social tiene muchas vertientes que van desde la cobertura en caso de desempleo, jubilación, asistencia sanitaria en caso de necesidad, atención a los mayores, dependencia, etc.
El problema no es de filosofía o creencias, como a veces se quiere hacer pensar. El problema es una cuestión financiera de mantenimiento de un sistema sanitario que difícilmente se sostenía hace ya más de 30 años. Cabe recordar aquí el informe Abril, que ya quería plantear soluciones a esta agonía.
Pero ese era un problema que nadie quería sacar a luz pública pero que en privado todos los políticos y profesionales sabían que estaba ahí. Pero como todos tenían responsabilidad sobre el mismo en uno u otro sitio de nuestra geografía, y como la economía permitía taparlo, íbamos tirando.
El problema es que ahora no se puede tapar y que las decisiones de eficiencia deben tomarse, pero que hay que hacer cirugía porque si no el enfermo se muere. Por otra parte, dada la cultura de nuestro país, estoy llegando a pensar que tal vez la presión económica sea el gran motivante para trabajar en eficiencia. Vamos, “que nos pongamos las pilas”, como se dice vulgarmente.
Durante más de diez años he sido consultor sanitario. Creeme Pedro, la idea general era no tocar nada pues funciona, y no se asumían riesgos para la mejora de la eficiencia. Casos excepcionales los hay, claro. Gracias a los cuales hoy estamos un poco mejor.
Y dirás que donde está la Universalidad en mi reflexión. En todo ello. La universalidad no debió ser nunca interpretada como “de todo para todos”. Porque eso no es socialmente justo. El derecho a la asistencia sanitaria es un derecho fundamental para los españoles. Insisto, para los españoles, no para todo el universo. Esto es importante, pues al margen del factor humano y la ética profesional, la realidad es que un sistema sanitario que trabaje desde el rigor, debe dejar claro quiénes son sus beneficiarios y descartar a los que  no lo sean, por justicia social. Y para atender a aquellos que no entran dentro de ese universo de españoles y, si hay un problema humanitario, deben instrumentarse otras vías de atención o de financiación de esa actividad (asociaciones, fundaciones, ONG´S…). “No mezclando las churras con las merinas”
Llevo muchos oyendo lo mismo. La salud no es un negocio (eslogan muy bien pensado para los intereses que pretende,  por cierto).  Y estoy completamente de acuerdo. Otra cosa es la sanidad. Sin dinero no hay sanidad. Nos pongamos como nos pongamos. Y los recursos son siempre escasos, y deben ser bien utilizados, con crisis o sin ellas. Y partir de una universalidad eficiente es fundamental.
Hablas de la dependencia. Durante unos años he trabajado la asistencia social, poniendo en marcha servicios y residencias para la tercera edad allí donde más falta hace: en los pueblos. He visto mucho fraude Pedro. Y muchas “burradas”. He peleado personalmente porque algunas personas que si necesitaban protección la tuvieran. El sistema de protección social está muy lejos de ser justo, y mucho menos eficiente. Este es un largo debate que si te interesa lo pondremos encima de la mesa.
La ley de dependencia fue un fraude social, una estafa, pues nos vendieron algo muy bonito pero que no estaba respaldado por presupuestos, por dinero. Y sin dinero no hay nada que hacer. Salvo que encuentres  gente que quiera trabajar gratis y proveedores de materiales, equipos, etc que no quieran cobrar.
El gran avance de aquella ley, como tu apuntabas, era que se pagaba dinero a los cuidadores de los dependientes. No lo entiendo y eso no puede funcionar. No hay ser humano que aguante 24 horas  al día, 7 días a la semana y 365 días atendiendo a un dependiente. Entraríamos en la necesidad de cuidar al cuidador. Y tampoco creo que sea la mejor atención que se les pueda dar a nuestros dependientes.
Pero ese es otro debate, pero mi reflexión en este aspecto está basado por pelear soluciones a casos reales que venían a buscar mi ayuda y apoyo. Algo que me llenaba de orgullo y satisfacción interior, por cierto.
Un abrazo amigo

Antonio Burgueño Jerez, Jefe de Desarrollo y calidad de Ribera Salud. Patrono Fundación Humanismo y Eficiencia

domingo, 29 de julio de 2012

¿Sanidad Universal?


El cambio sustancial se produjo con la mera lectura del R.D. 63/1995, de 20 de enero, sobre ordenación de prestaciones sanitarias del Sistema Nacional de Salud, ya desde su Exposición de Motivos, donde textualmente dice:
 
“A) La universalidad del derecho a la asistencia sanitaria en todos los casos de pérdida de la salud.
 
B)...la garantía de la igualdad sustancial de toda la población en cuanto a las prestaciones sanitarias y a la inexistencia de cualquier tipo de discriminación en el acceso, administración y régimen de prestación de los servicios sanitarios.”
 
 
Desde el punto de vista jurídico, con la Ley General de Sanidad, la asistencia sanitaria deja de ser una prestación contributiva del Sistema de Seguridad Social para convertirse en un derecho de todos los ciudadanos residentes en España.
 
Los servicios sanitarios resultan imprescindibles para dar respuesta a los problemas de salud de la colectividad, pues consiguen atenuar los perjuicios de las enfermedades y permiten que se pueda recobrar la salud perdida y mejorar la calidad de vida de las personas enfermas. Pero me pregunto si realmente existe una cobertura ¿universal?
 
 Acabamos de ver como se ha disminuido la prestaciones en medicamentos para los pacientes, se han eliminado fármacos imprescindibles, afectando más a los pacientes crónicos e inmovilizados. Ejemplo de ellos están los conocidos Omeprazol, Fortasec, Almax, Voltaren, Inacid, numerosas presentaciones de Acetilcisteina y Mucosan, entre otros. Y me vuelvo a preguntar ¿Universalidad?
 
Seguimos viendo recortes dentro del sistema sanitario, ley de dependencia.
 
La Ley de la Dependencia introdujo la figura del cuidador familiar, al que el Estado incluye en la Seguridad Social y le paga las cuotas. Además, según el grado de dependencia de la persona con discapacidad al que cuida, se le asigna una prestación monetaria mensual, que puede ser en torno a los cuatrocientos euros.
 
En la actualidad, aluden que la ley de dependencia no ha creado empleo de cuidadores profesionales, sino que el dinero se lo administraba a las propias familias. Para ello, han modificado (y personalmente de una manera correcta) unos requisitos que deben de cumplirse para conseguir la ayuda prestada. Son las siguientes:
 
- Aportar documentación y reunir condiciones.
- Acreditar la convivencia con el dependiente.
- Compromiso de estar dispuesto a recibir la formación que le ofrezca la Administración.
- Acreditar un horario de trabajo compatible con el cuidado de la persona dependiente.
- Compromiso de permitir el acceso al domicilio de los servicios sociales de la Administración, para hacer el correspondiente seguimiento. 
 
Pero hay una parte donde ya han tocado el buen camino que llevaban y ha sido prolongar el tiempo de resolver casos de 6 meses a dos años. Esto conlleva a que la gran mayoría fallezca antes de tener la ayuda que realmente necesitan. Vuelvo a preguntarme ¿Universalidad?
 
 Realmente creo que en muy pocos años vamos a dejar de ser ese País donde la Sanidad era envidiada por todos los países. Tenemos la obligación de ser conscientes de nuestra situación económica y ser profesionales eficientes, conseguir los mayores beneficios al menor coste posible. Pero siempre de una forma correcta. Los modelos de gestión pública en muchas ocasiones se encuentran inmersos en agujeros negros donde se pierden mucho dinero, dinero de todos. Se debe promover un cambio en la gestión que permita utilizar los recursos necesarios para abordar la Sanidad Española de la forma más sana posible. No podemos permitir que los recortes afecten a la pérdida del estado del bienestar.
 
¿Seguimos recortando en servicios y prestaciones? O ¿nos ponemos a gestionar de una manera eficaz nuestro valioso sistema sanitario?
 
Bibliografía
  • El derecho a la asistencia sanitaria en España dentro de territorio nacional: regulación, sistema de financiación y administraciones competentes [Internet] España. M. ª Pilar González de las Heras 2004. [Consultado el 17 de julio de 2012] Disponible en:

Pedro José Soriano Martin Enfermero de Atención continuada en departamento Vinalopó Salud.

 

domingo, 22 de julio de 2012

GESTORES SANITARIOS ENTRE LA EVIDENCIA CIENTÍFICA, LA EFICIENCIA Y LOS VALORES.

Todos los países de nuestro entorno han sufrido grandes cambios en la estructura social. A saber: la ampliación de las clases medias, el acceso masivo de la mujer al mercado remunerado, la transformación de las relaciones jerárquicas familiares, el envejecimiento poblacional, las enfermedades crónicas, entre otras, que han transformado valores considerados tradicionales.

 Además, en las últimas décadas ha sido evidente el aumento de las necesidades sanitarias y, en un sinfín de situaciones personales y colectivas resulta difícil referirnos a éstas de forma exclusiva, ya que el mayor nivel cultural genera en los ciudadanos nuevas expectativas y un cambio en la vivencia de la salud y de la enfermedad, así como una nueva visión sobre los servicios sanitarios. Estos cambios no sólo han sido debidos a avances de las ciencias biomédicas, sino que también la organización sanitaria, la salud pública, las condiciones de vida y sobre todo la cultura y la educación han contribuido a su implantación. Los servicios sanitarios han de dar respuesta a nuevos deseos y expectativas, inclusive viendo los servicios sanitarios como bienes de consumo. 

Para mantener la compleja estructura sanitaria debemos de preguntarnos si estamos preparados para asumir el impacto económico de la misma. Estamos obligados a la búsqueda de la eficiencia en un sistema que se mueve tomando decisiones ante la complejidad, la variabilidad, la incertidumbre, el riesgo y la oportunidad, ante alternativas diagnósticas, terapéuticas y necesidades sanitarias no siempre definidas y cambiantes.

Ya no se trata solo de ser eficaces y eficientes, sino también de saber asumir las implicaciones éticas de nuestras decisiones, incluido el haber conseguido trasformar enfermedades mortales en enfermos crónicos y dependientes, exigiendo, a veces, a la medicina un todo se puede. En la otra parte de la balanza está la evidencia de que, a pesar de los avances de la medicina, la tasa de mortalidad mundial sigue siendo del 100 por cien.

La eficiencia en los sistemas sanitarios de financiación pública, como es el español, no solo es fundamental para la viabilidad del mismo, sino que se convierte en un imperativo ético, más en un entorno donde el 40% de los costes están relacionados con la obtención de datos y gestión de la información, y donde cabe preguntarse si está garantizada toda la práctica clínica, en términos de calidad científica o si existe evidencia científica para todo cuanto hacemos. Las estancias hospitalarias inapropiadas suponen más del 25% del total y los ingresos inapropiados hasta el 27 %. Además somos el segundo país europeo en consumo de antibióticos según el Instituto Sueco para el control de las enfermedades infecciosas.

 Parece que la práctica clínica basada en la evidencia científica y la búsqueda de la eficiencia deben considerarse necesarias. Pero a más de la eficiencia, la ética. La existencia de recursos sanitarios limitados plantea problemas éticos a la sociedad y a los profesionales sanitarios en relación con la interrupción o moderación del esfuerzo terapéutico. Además, la formación sanitaria tradicional no ha preparado al profesional para afrontar este tipo de problemas.

No podemos obviar que la ciencia médica y las organizaciones para la prestación de servicios sanitarios han avanzado en las últimas décadas más que en toda la historia de la humanidad y a la vez, en ninguna época como en la actual se han planteado tantos y tan complejos dilemas éticos a los profesionales sanitarios. El dilema ético en la limitación del esfuerzo terapéutico ante recursos sanitarios limitados se basa en que la utilización de ellos en un paciente, lleva implícito negarlos a otro, dada su limitación. 

Pero también existe dilema ético al definir hacia donde debe ir el dinero de la investigación sanitaria pública: ¿en qué medicamentos se ha de invertir?, ¿se debe investigar en la obesidad y en su tratamiento o por el contrario debemos invertir en salud pública?, ¿invertir en transplantes o en conocer mejor la enfermedad de Alzheimer?, ¿concienciar sobre el electromagnetismo o sobre los accidentes de tráfico?, ¿investigar sobre la hormona que regula el apetito, sobre la infertilidad y la impotencia masculina o sobre otros medicamentos?, ¿Cómo se financiarán los nuevos tratamientos con terapias génicas y como se generará el debate ético sobre sus indicaciones?. ¿Qué tipo de impuestos y quién los soportará para mantener el sistema sanitario público?, etc.

Lamentablemente, la medicina actual que compagina las mayores cotas de eficacia de toda la historia de la humanidad en el tratamiento de las enfermedades y sus consecuencias, vive en un mundo en el que la queja mayor es la deshumanización. La medicina basada solo en hechos científicos resulta vacía si no se incorporan valores, en especial en la asistencia a los mayores, enfermos crónicos y otros colectivos, entendidas las necesidades en términos de calidad de vida, apoyo social y continuidad de la asistencia. Y aquí está una reflexión a los gestores sanitarios: de gestionar organizaciones sanitarias y enfermedades a gestionar necesidades de las personas enfermas.

En breve espacio de tiempo hemos pasado de la gestión sanitaria de la eficacia, a la gestión sanitaria de la eficiencia, como imperativo ético, estando en los albores de la gestión sanitaria de las voluntades, los comportamientos y los valores. Además este es un debate del que no pueden ser ajenas las Universidades y las autoridades sanitarias y sociales. La educación es un hecho y una función social que juega un rol decisivo en la incorporación de valores, saberes y técnicas de una determinada civilización y se identifica, en nuestros días como uno de los fenómenos más rentables desde el punto de vista sanitario y social. 

Ante un clásico sistema sanitario y un nuevo modelo social, el abordaje del nuevo marco sanitario ha de ser multidisciplinar y no exclusivamente médico, ni hospitalario. Todos los profesionales de las ciencias de la salud han de tejer una red de servicios que tengan como centro las necesidades de los ciudadanos enfermos y de sus familias.

Virgilio sentenciaba que “la fortuna ayuda a los que se atreven”, pero ¿los Gestores de la Salud estamos preparados para ello? ¿Nos atrevemos a lidiar este cambio e ir más allá de la búsqueda de la eficiencia ? Pues bien, lideremos este cambio que pasa por poner al paciente y su entorno en el centro del amplio sistema sanitario y, a la vez garantizar la aplicación de prácticas adecuadas y eficientes, utilizando las nuevas tecnologías y la comunicación para compartir resultados. No solo será suficiente, en un futuro, ser eficientes o aportar dinero al sistema sanitario, harán falta más sensibilidades y talento social, unidos a la valentía de afrontar cambios, incluidos el del rol y perfil del gestor sanitario en el futuro.

Mariano Guerrero. Director de Planificación y Proyectos de Ribera Salud grupo y  Secretario de la Junta Directiva de SEDISA