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domingo, 13 de julio de 2014

IMAGINAR PARA EVITAR LA MIOPÍA


Me gusta leer y oír las reflexiones de Carlos. Esta me ha gustado porque deja entrever a un visionario, dicho sea en los mejores de los sentidos, porque se cae en una miopía que no nos deja ver más allá que el cortísimo plazo. Este artículo me inspira una reflexión que en los próximos días será una entrada en este blog. Gracias Carlos por hacer extensiva tu colaboración en Redacción Médica a este blog.

Antonio Burgueño Jerez

IMAGINO

Por Carlos Alberto Arenas, gestor sanitario y vocal de Sedisa.

Publicado en Redacción Médica, Miércoles 9 de Julio

Imagino una sociedad donde a los niños desde pequeños se les enseña lo que es sano, que no aprenden que sólo existe el sabor dulce. Donde ya no somos el mayor reservorio de obesidad infantil de Europa sino el menor.Imagino que cuando se hacen adolescentes fumar no es guay, ni te hace interesante, sino más bien te hace parecer tonto. Y que nuestro porcentaje de fumadores es mejor que en Escandinavia.Imagino que en ellos se crea el hábito del ejercicio físico, mucho al aire libre, que les acompaña durante toda la vida.Imagino que cuando alguien se pone enfermo hay un médico con una visión integral e integradora que orquesta el proceso asistencial. Que evita el encarnizamiento terapéutico y tiene en cuenta las preferencias del paciente. Que evita duplicidades, pruebas inútiles, hospitalizaciones innecesarias y efectos adversos por exceso de medicación o interacciones medicamentosas.Imagino un médico que aconseja y evita la enfermedad o el empeoramiento de la misma a través de hábitos y estilos de vida, mejor que con sólo pastillas, y pacientes sensibles y concienciados con sus consejos.Imagino que cuando tratan a un paciente, los distintos especialistas se ponen de acuerdo entre sí para seguir una vía de acción que permita integrar todo el proceso, evitar duplicidades, desplazamientos innecesarios, demoras, infinidad de visitas y revisitas, consejos y tratamientos discrepantes, cuando no enfrentamientos entre los propios profesionales por el paciente.Imagino una atención en la que se aproveche los conocimientos y capacidades de todos los colectivos. En el cual los cuidados sean importantes y sanadores, sobre todo a domicilio y ambulatoriamente, con la enfermería con mayor capacidad de decisión y manejo de recursos en todo el ámbito sociosanitario.Imagino una atención más eficaz contra la cronicidad, en la cual el domicilio y la atención a distancia, el diagnóstico y tratamiento social, y la ayuda de trabajadores sociales y psicólogos, rehabilitadores y fisioterapeutas coordinados con el médico de familia del paciente adquieren gran relevancia.Imagino una sociedad más sana, más social, donde haya menos riesgos de depresión y ansiedad, y que estas se superen más mejorando la capacitación personal que tomado pastillas.Imagino que, llegado el momento de partir, la gente muere en su casa rodeada de los suyos, y de amor, atendidos para no sentir dolor. Donde pueden despedirse del mundo manteniendo la lucidez y la dignidad, sin estar en una cama aislados, inconscientes y con tubos y vías por todo el cuerpo.Imagino que somos responsables todos con el uso de los recursos públicos y solidarios y nos damos cuenta que lo que es de todos es lo que más debemos de cuidar, cómo si fuera propio.Ahora despierto y recuerdo a la señora P........., que toma tantos medicamentos que tienen que dárselos sus hijos porque ella no se aclara, que es tratada por seis especialistas que no se hablan entre ellos. Varios le mandan dietas incompatibles entre sí. Le prescriben una rehabilitación que no mejora su calidad de vida y una intervención quirúrgica protésica con una esperanza de vida de menos de una año. Las interacciones medicamentosas le causan varios problemas y tiene infinidad de pruebas de imagen y analíticas duplicadas o muy frecuentes aunque no aportan valor añadido. Además, cuando se descompensa ingresa en el hospital (en parte porque la famila presiona para ello al creer que estará mejor allí) en vez de intentar un tratamiento en régimen ambulatorio, y una vez ingresada tiene una infección hospitalaria que obliga a alargar su estancia. Posteriormente tras varios reingresos en uno de ellos muere en el Hospital en la UCI inconsciente.Lo que imagino es promoción de la salud, cultura de la salud, integración asistencial, asistencia sociosanitaria, humanización, cuidados integrales, atención primaria, gestión clínica y por procesos, razonable y basada en la seguridad del paciente.Lo que veo se llama cultura de la enfermedad, sedentarismo, malos hábitos, luchas de poder entre colectivos por monopolizar el paciente y su atención, fragmentación de la asistencia y falta de continuidad asistencial. Hipermedicalización y deshumanización, y falta de conciencia sobre el uso de recursos públicos.Pero a pesar de todo veo el impulso, el intento y la lucha de muchos por instaurar ese primer estado que imaginamos ya muchos. Y eso me da esperanza.


domingo, 23 de septiembre de 2012

EL HUMANISMO ES UNA FILOSOFÍA ÚTIL: HACIA EL HUMANISTA COTIDIANO


Hoy quisiera hacer extensible a todos un interesante debate que el otro día se repetía y que me invitó a llevarlo hoy a nuestro blog: La utilidad, la oportunidad y necesidad del humanismo en la situación actual.

Llevo muchos años ilusionado con esto del humanismo. El esfuerzo intelectual ha estado siempre centrado en como plasmar en acciones y resultados consecuentes esta filosofía. En otras palabras, hacer una traslación del que hacer al “como hacer”, y finalmente, en lograr que se haga y medirlo. Deformación profesional, sin duda.

En una sociedad donde impera el utilitarismo inmediato de las cosas, no hay mucho hueco para mensajes que pretendan abrir una reflexión. De hecho, cuando tildamos a algo de "filosófico" lo hacemos para desprestigiarlo y, de un plumazo, desplazarlo de nuestro ámbito de interés. Esta afirmación me preocupa, en tanto en cuanto muestra ignorancia sobre la necesidad de orientar nuestra actuación a partir un conjunto de principios y saberes organizados, que es como la Real Academia de la Lengua define "filosofía".


Comparto plenamente la necesidad de que las cosas finalmente nos sean útiles. Lamento no compartir no partir de una reflexión filosófica previa. Y, aunque siempre hay quien muestre interés el asunto humanista, mi deformación profesional, mi obsesión ya, es que el humanismo sea útil.

Uno de los problemas para lograr convencer que el humanismo puede ser útil finalmente es el desgaste del propio concepto. Cada uno entendemos algo diferente, pero en los últimos tiempos se ha simplificado tanto que al final el significado más entendido del humanismo es el trato cordial al paciente y la guinda de los payasos que animen a los niños. Eso está bien, pero si sólo fuera eso, como diría aquel, “para ese viaje no hace falta alforjas”.

Por contra, el humanismo es mucho más profundo, pues hunde sus raíces en los valores humanos, los cuales son la esencia de nuestra forma de pensar y actuar y, por tanto, la clave de toda actuación del ser humano. Son condicionantes personales que, junto a la personalidad, conductas, actitudes y sentimientos y emociones conforman nuestra esencia como personas. Así visto, ¿alguien puede dudar de la "utilidad" del humanismo?

Pero para que la filosofía humanista sea percibida como "útil", debe cumplir dos requisitos más:  Debe estar objetivado y además ser medible. Y si es mejorarle debe ser medible.
La clave para lograr esto me la aportó hace algunos años la lectura del libro  “El médico” de D. Pedro Laín Entralgo. Afirma que el médico que cuenta con la confianza del paciente es en sí mismo terapia, mucho antes de la anamnesis y del diagnóstico. Para lograr dicha confianza requiere para su labor tanto de los conocimientos clínicos como del factor humano. Uno sin el otro  no se sostiene. Sin duda, la compleja realidad actual requiere de otros conocimientos y habilidades a añadir para poder ejercer la profesión, como es entender y saber moverse en lo sentarnos sanitarios actuales. Tema tan amplio que da para más de un debate.
Sin duda, esta afirmación es extensible a cualquier profesional. En este u otro sector.
Por tanto, el humanismo está en la esencia de la persona en cualquiera de sus facetas y roles que desempeñe, y está en la esencia de la propia medicina. Y es una filosofía que se hace útil y mejorable mediante la confianza, la cual la objetiva y la concreta, como hemos comentado en otras ocasiones, aquí y en multitud de ocasiones, allí donde alguien esté dispuesto a reflexionar y debatir sobre ello.


Antonio Burgueño Jerez
Jefe de Desarrollo de Negocio y Calidad Concesiones Ribera Salud
Patrono de la Fundación Pro Humanismo y Eficiencia (http://fundacionhumanizacion.blogspot.com.es/)

domingo, 22 de abril de 2012

RESPONSABILIDAD COMPARTIDA PARA LA PRESCRIPCIÓN EFICIENTE: NO HAY OTRO CAMINO


El fin  debe ser hacer a cada paciente lo que haya que hacerle, y sólo lo que haya que hacerle. Este es un asunto crucial para lograr la viabilidad de la sanidad tal y como la conocemos, cuyos valores sociales todos defendemos. Si realmente le diéramos a cada paciente lo que necesita, y sólo lo que necesita, estaríamos dando un paso crucial para evitar hablar de “recortes”, pues se lograría ajustar los recursos y el esfuerzo profesional a una demanda real. A modo de ejemplo, no conozco hospital donde la RNM no se haya convertido en un cuello de botella y sufra de una sobreutilización, algo que los clínicos no dudan en reconocer en “petit comité”. 

Cada vez que comento corro el riesgo de ser tachado de idealista. Sin rechazar dicho apelativo que me honra, pues sin ideales es muy difícil marcarse objetivos que supongan restos personales, cabe apuntar que me creo que es posible avanzar en este camino toda vez que no depende de grande decisiones políticas, sino del comportamiento y actitud de cada uno de nosotros. Y cada vez que algún profesional, equipo u organización actúa en esta dirección se está poniendo un granito de eficiencia del sistema.

Si seguimos pensando que la prescripción eficiente es una cuestión exclusiva de los facultativos clínicos jamás avanzaremos, entre otras cosas es de una miopía preocupante. Es cierto que él responsable final de la decisión es el clínico. Pero como toda decisión viene condicionada o empujada por factores propios al mismo y por factores de su entorno organizativo. Múltiples factores que dejan entrever lo complejidad de la misma. Por no meternos en complejidades que se escapan de nuestras pretensiones, nos centraremos en analizar los factores de cada organización sanitaria, obviando consecuentemente cuestiones de política sanitaria.


Una prescripción eficiente requiere de la necesaria confianza del paciente. Antiguamente era suficiente con la relación médico-paciente, pero en la medicina actual esto es requisito fundamental pero no único, ya que la misma va a venir condicionada por la confianza que este otorgue en la organización y la que se haya ido generando a lo largo del proceso asistencial.


La confianza permite que el liderazgo de la relación y la asistencia esté en manos de los profesionales que intervienen en todo el proceso organizacional. Sin ella sólo nos queda ir a “rebufo” de las demandas del paciente, demandas no siempre (o casi nunca) son racionales. Es lo que supondría pensar en la satisfacción.

La premisa de partida es que la confianza del paciente debe generarse en todo el proceso asistencial, entendiendo el mismo desde que se produce el síntoma hasta la resolución del problema. Incluyendo por tanto desde el contacto telefónico (en su caso), contacto con el personal de admisión…  ¡Y todo ello condiciona la toma de decisiones final de la prescripción!

¿Qué factores afectan a la prescripción? En otras palabras, ¿Qué retos debe asumir una organización que quiera mejorar realmente la eficiencia en la prescripción?
- Una cultura organizacional que potencie la responsabilidad compartida de la prescripción.
- Una formación del personal, que potencie las capacidades para afrontar decisiones manejando las habilidades personales necesarias para lograr la persuasión
- Trabajar la autoconfianza del facultativo, la cual se basa también en experiencias pasadas.
- Orientar el estilo de dirección de los diferentes niveles del staff directivo al apoyo del clínico.
- Potenciar el grado de trabajo en equipo y la confianza generada dentro del mismo.
- Política de comunicación de la organización, tanto interna y externa, que respalde y propicie la responsabilidad compartida en la prescripción
- Apoyo en la elaboración de algoritmos de decisión según sintomatología
- Incorporación de criterios humanistas en el proceso de toma de decisiones
- Propiciar debate de la mejora en la toma de decisiones.
- Valores personales y organizacionales
- Capacidad de persuasión para el seguimiento de las indicaciones
- Mayor colaboración entre los equipos y servicios
- Establecimiento de procesos y procedimientos
- Concienciación del problema en toda la organización
- Políticas organizacionales centradas más en la salud que en la asistencia
- Habilidades personales para el liderazgo de la relación y generación de sintonía con el paciente.

Como se suele decir, son todas las que están, pero no están todas las que son. Invito a los lectores a enriquecer esta reflexión.

Antonio Burgueño Jerez
Patrón de la Fundación Pro Humanización y Eficiencia