Tradicionalmente vivimos en Las
organizaciones sanitarias una aparente difícil convivencia entre los clínicos y
los gestores. Y digo aparente porque en realidad no existe contraposición entre
los planteamientos de unos y otros. Entre otras cosas porque los clínicos
tienen entre sus responsabilidades la correcta gestión de los recursos ante la
toma de sus decisiones. Por lo tanto, no hay conflicto entre la correcta gestión de los
recursos y la buena práctica asistencial.
Sólo de la colaboración y trabajo en equipo puede salir un
mejor servicio eficiente al paciente. Ambos equipos profesionales están
condenados a convivir y han de realizar un ejercicio de entendimiento que lleve a
la generación de una confianza mutua, en primera instancia y, consecuentemente,
en la organización.
Hay factores que dificultan el entendimiento, la comprensión de unos y otros.
Uno de ellos es la difícil jerga que ambas profesiones utilizan, y que puede y
debe verse superada.
La base de la reflexión de hoy está extraida del libro “Gestión
clínica, Manual para médicos, enfermeras y personal sanitario, editorial Massón”,
de Tony White. Quiero destacar, por su interés, dos preguntas que en elmismo se
plantean:
- ¿Cómo pueden ayudar los médicos a los
gestores? y
- ¿Cómo pueden ayudar los
gestores a los médicos?
Las reflexiones consecuentes son, de manera resumida, las siguientes:
Las reflexiones consecuentes son, de manera resumida, las siguientes:
- Los gestores deben ayudar a los médicos a desarrollar su liderazgo,
renunciando, aparentemente, en parte al suyo propio. Y digo aparentemente
porque en realidad es una apuesta por el liderazgo servidor proclamado por
Roberto K. Greenleaf. Es el único liderazgo posible ellos gestores en el
entorno sanitario.
- En cualquier otra industria el liderazgo claro es de los
gestores. Sin embargo, en este sector, ese liderazgo corresponde a los médicos.
Hay que aplicar lo que podríamos denominar gestión inversa.
- El gestor debe:
- Crear organizaciones de trabajo
innovadoras, con buenas condiciones de trabajo, y el médico colaborar en ello.
- Asimismo debe marcar objetivos
y establecer una planteamiento estratégico para la organización sanitaria.
- Debe promover la comunicación
efectiva y la participación efectiva.
- Debe contribuir al desarrollo
de la profesión médica.
- Debe hacer un esfuerzo para
comprender el punto de vista de los médicos.
- Por su parte el médico debe implicarse en la gestión en
tanto en cuanto es un gestor de recursos y, debe comprender que es un gestor de
dinero. El debate está en definir y precisar qué supone que el médico se
implique en la gestión y cómo hacerlo.
- Debe pues concienciarse de la repercusión de sus
decisiones.
- Debe informar adecuadamente a los gestores de todo aquello que pueda afectar a
la gestión y a su trabajo.
- Ambos deben, insisto, fomentar una cultura de generación
de confianza.
Se han realizado
multitud de es estudios sobre el médico y la gestión. Cabe destacar el Informe
Griffiths que ya en 1983 pretendía la
introducción de un proceso asistencial efectivo; el informe Cogwheel de 1974, asi
como el libro blanco “working for patients” de 1989, el cual analizaba la
participación del médico en la gestión.
Quisiera destacar el informe de Cristian Pollitt y sus colaboradores 'the reluctants
managers, clinicians and budget in the NHS' publicado en 1988 en la revista Financial
Accountability& Management. Su tesis es que la dificultad de integrar a los
médicos en la gestión de recursos es el escaso entusiasmo mostrado tanto por
los médicos como por los gestores del NHS.
Previa a la existencia del NHS todos los médicos sabían el
precio del material y trabajaban con un presupuesto muy reducido, por lo que
conocían realmente lo que significaba proporcionar la debida asistencia con unos
estrechos márgenes presupuestarios. En las generaciones sucesivas se ha
asociado al servicio asistencial una idea de servicio gratuito, sin pensar para
nada en su propia solvencia o en la del Gobierno. Todavía hay gente que opina
que no debe hablarse de miedo cuando hay vidas en juego. El problema
fundamental de los servicios sanitarios es su incapacidad para dar todo a
todos. La insuficiencia financiera es intrínseca a los sistemas sanitarios. Los
médicos tradicionalmente han mostrado poco interés por los costes de sus
decisiones y la repercusión de estas sobre los recursos. Han sido, pues, malos
gestores. La profesión ha descuidado sus propias responsabilidades en este
aspecto. El resultado ha sido un importante recorte que, lo mismo, ha llegado
tarde.
Sin duda reflexión válida para nuestro país. Y, al igual que la reflexión del
Profesor Marañón que publicamos la semana pasada, podrían haber estado escritas
hoy.
Lo dejo para la reflexión de cada cual.
Antonio Burgueño Jerez
Patrono de la Fundación Pro Humanismo y Eficiencia.