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domingo, 22 de abril de 2012

RESPONSABILIDAD COMPARTIDA PARA LA PRESCRIPCIÓN EFICIENTE: NO HAY OTRO CAMINO


El fin  debe ser hacer a cada paciente lo que haya que hacerle, y sólo lo que haya que hacerle. Este es un asunto crucial para lograr la viabilidad de la sanidad tal y como la conocemos, cuyos valores sociales todos defendemos. Si realmente le diéramos a cada paciente lo que necesita, y sólo lo que necesita, estaríamos dando un paso crucial para evitar hablar de “recortes”, pues se lograría ajustar los recursos y el esfuerzo profesional a una demanda real. A modo de ejemplo, no conozco hospital donde la RNM no se haya convertido en un cuello de botella y sufra de una sobreutilización, algo que los clínicos no dudan en reconocer en “petit comité”. 

Cada vez que comento corro el riesgo de ser tachado de idealista. Sin rechazar dicho apelativo que me honra, pues sin ideales es muy difícil marcarse objetivos que supongan restos personales, cabe apuntar que me creo que es posible avanzar en este camino toda vez que no depende de grande decisiones políticas, sino del comportamiento y actitud de cada uno de nosotros. Y cada vez que algún profesional, equipo u organización actúa en esta dirección se está poniendo un granito de eficiencia del sistema.

Si seguimos pensando que la prescripción eficiente es una cuestión exclusiva de los facultativos clínicos jamás avanzaremos, entre otras cosas es de una miopía preocupante. Es cierto que él responsable final de la decisión es el clínico. Pero como toda decisión viene condicionada o empujada por factores propios al mismo y por factores de su entorno organizativo. Múltiples factores que dejan entrever lo complejidad de la misma. Por no meternos en complejidades que se escapan de nuestras pretensiones, nos centraremos en analizar los factores de cada organización sanitaria, obviando consecuentemente cuestiones de política sanitaria.


Una prescripción eficiente requiere de la necesaria confianza del paciente. Antiguamente era suficiente con la relación médico-paciente, pero en la medicina actual esto es requisito fundamental pero no único, ya que la misma va a venir condicionada por la confianza que este otorgue en la organización y la que se haya ido generando a lo largo del proceso asistencial.


La confianza permite que el liderazgo de la relación y la asistencia esté en manos de los profesionales que intervienen en todo el proceso organizacional. Sin ella sólo nos queda ir a “rebufo” de las demandas del paciente, demandas no siempre (o casi nunca) son racionales. Es lo que supondría pensar en la satisfacción.

La premisa de partida es que la confianza del paciente debe generarse en todo el proceso asistencial, entendiendo el mismo desde que se produce el síntoma hasta la resolución del problema. Incluyendo por tanto desde el contacto telefónico (en su caso), contacto con el personal de admisión…  ¡Y todo ello condiciona la toma de decisiones final de la prescripción!

¿Qué factores afectan a la prescripción? En otras palabras, ¿Qué retos debe asumir una organización que quiera mejorar realmente la eficiencia en la prescripción?
- Una cultura organizacional que potencie la responsabilidad compartida de la prescripción.
- Una formación del personal, que potencie las capacidades para afrontar decisiones manejando las habilidades personales necesarias para lograr la persuasión
- Trabajar la autoconfianza del facultativo, la cual se basa también en experiencias pasadas.
- Orientar el estilo de dirección de los diferentes niveles del staff directivo al apoyo del clínico.
- Potenciar el grado de trabajo en equipo y la confianza generada dentro del mismo.
- Política de comunicación de la organización, tanto interna y externa, que respalde y propicie la responsabilidad compartida en la prescripción
- Apoyo en la elaboración de algoritmos de decisión según sintomatología
- Incorporación de criterios humanistas en el proceso de toma de decisiones
- Propiciar debate de la mejora en la toma de decisiones.
- Valores personales y organizacionales
- Capacidad de persuasión para el seguimiento de las indicaciones
- Mayor colaboración entre los equipos y servicios
- Establecimiento de procesos y procedimientos
- Concienciación del problema en toda la organización
- Políticas organizacionales centradas más en la salud que en la asistencia
- Habilidades personales para el liderazgo de la relación y generación de sintonía con el paciente.

Como se suele decir, son todas las que están, pero no están todas las que son. Invito a los lectores a enriquecer esta reflexión.

Antonio Burgueño Jerez
Patrón de la Fundación Pro Humanización y Eficiencia

5 comentarios:

  1. Permíteme realizar la reflexión sobre el guión de tu propia reflexión, lejos de realizar una crítica lo que pretendo es profundizar en el tema.

    Con tus propias palabras quiero reafirmarme en lo que considero un principio básico de todo acto médico: La asistencia está en manos de los profesionales que intervienen en TODO el proceso organizacional.

    ¿Qué retos debe asumir una organización que quiera mejorar realmente la eficiencia en la prescripción?


    Confianza - Sin ella sólo nos queda ir a “rebufo” de las demandas del paciente, demandas que no siempre (o casi nunca) son racionales. Es lo que supondría pensar en la satisfacción del paciente, no siempre cerca de la Excelencia profesional (objetivo indispensable cuando hablamos de medicina). En medicina como en tantas otras profesiones el cliente no siempre tiene la razón (acaso se imaginan al ingeniero aeronáutico prescindiendo sobre la marcha de un motor para así poder ganar espacio para el equipaje?). La confianza y apoyo institucional a los profesionales que forman el equipo de trabajo del centro son imprescindibles, debemos desechar falsos mitos sobre la falta de implicación del profesional con los objetivos de la institución y del propio paciente.

    - Una cultura organizacional que potencie la responsabilidad compartida de la prescripción. Todos prescribimos de forma directa o indirecta. Quiero pensar que desde la administración se autorizan fármacos en base a la efectividad del mismo y con unas bases de eficiencia sólida (doy por hecho que siempre que se aprueba un fármaco u otra tecnología sanitaria se exige un estudio fármaco-económico que justifique que los beneficios de su utilidad están por encima de unos valores establecidos: AVACs, etc…) es decir, se realiza un adecuado análisis sobre el impacto de dichas intervenciones sanitarias. Si ésto es así, su empleo de acuerdo a las indicaciones establecidas siempre “compensará”. Ahora bien, ¿qué es lo que pasa cuando decidimos financiar nuevas tecnologías sanitarias ó fármacos sin indicaciones expresas o sin esas variables bien establecidas? Pues claro, que los beneficios son inferiores a los costes y eso tiene un precio que claramente no nos podemos permitir. Luego, insisto la responsabilidad de la prescripción está en manos de los profesionales que intervienen en TODO el proceso organizacional.

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  2. - Una formación del personal, que potencie las capacidades para afrontar decisiones manejando las habilidades personales necesarias para lograr la persuasión. Porque cuando la formación del profesional depende de la industria que “vende” dichos productos, tenemos juez y parte… Ahora bien, ¿está la administración dispuesta a facilitar otras vías de formación e investigación ajenas a las patrocinadas por la industria farmacéutica o aquellas responsables de las nuevas tecnologías sanitarias. No me corresponde a mí responder a esta pregunta, pero sospecho que cuando la industria farmacéutica es una de los Lobby más potentes a nivel económico mundial, debe de ser complicado. La simbiosis sería una buena explicación a la situación que vivimos, ¿qué distancia nos separa de la parasitación?

    - Trabajar la autoconfianza del facultativo, la cual se basa también en experiencias pasadas, entre las que se incluyen todas aquellas experiencias en las que el facultativo negó el empleo de tal o cual prueba y el paciente consiguió a través de una segunda, tercera o décima opinión, cuando no gestionada desde el propio servicio de atención al cliente. Señores responsables de Calidad, no se dan cuenta de que para el facultativo es más fácil no discutir con el paciente, que además es probable que te ponga una reclamación (a mí me pasa igual con mis hijas, pero prefiero que lloren ahora con 5 y 7 años que llorar yo dentro de 10 años). Señores responsables de Calidad no saben qué difícil es ser conscientes de que tenemos una obligación moral y ética que va de la mano del “coste de oportunidad”, es decir que trabajamos en un sistema de vasos comunicantes en el que desgraciadamente, desde hace algún tiempo, el dinero ya no es infinito.

    - Orientar el estilo de dirección de los diferentes niveles del staff directivo al apoyo del clínico, porque no deberíamos olvidar que deberíamos estar todos en el mismo “lado”.

    - Potenciar el grado de trabajo en equipo y la confianza generada dentro del mismo: sólo de esta manera se conseguirá que los “indios” estén involucrados en la misma “tarea” que los “jefes”. Esto crea además un clima de trabajo facilitador, que hará que la capacidad de trabajo de los diferentes profesionales no tenga un efecto sumatorio, sino que provocará un crecimiento exponencial. Es el efecto de trabajar con recursos humanos altamente cualificados.

    - Política de comunicación de la organización, tanto interna y externa, que respalde y propicie la responsabilidad compartida en la prescripción: porque insisto la prescripción está en manos de los profesionales que intervienen en TODO el proceso organizacional.

    - Apoyo en la elaboración de algoritmos de decisión: elaboración de guías de práctica clínica adaptadas a nuestro medio. ¿Quién? y ¿Cuándo?, implantación, revisión… Uf!!

    - Incorporación de criterios humanistas en el proceso de toma de decisiones: no entiendo ninguna actuación médica sin ellos.

    - Propiciar debate de la mejora en la toma de decisiones, porque es muy posible que hasta la disponibilidad de estudios postmarketing con pacientes reales (ancianos con elevada comorbilidad en mi caso) todos tengamos valores importantes que aportar.

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  3. - Valores organizacionales: el tan ansiado sentimiento de pertenencia a un grupo del que formas parte de forma activa, responsable y con orgullo y no porque te haya tocado estar ahí. De eso tenemos mucho que aprender de otros países y empresas privadas.

    - Capacidad de persuasión para el seguimiento de las indicaciones: sólo entendida desde los valores antes mencionados y el respeto a la libertad de prescripción del facultativo que atiende al enfermo.

    - Mayor colaboración entre los equipos y servicios - Establecimiento de procesos y procedimientos (gestión por procesos): porque la asistencia sanitaria vertical (por patologías) es casi siempre útil en los individuos con patologías únicas, pero los pacientes reales, más frecuentes y que generan “dificultades” al sistema, precisan de una asistencia horizontal (con profesionales entrenados para tratar transversalmente al individuo), que se adapten al paciente y no al médico.

    - Concienciación del problema en toda la organización: si el sistema actual no es sostenible, hay que modificarlo. Todo cambio da miedo, pero ésto no debiera ser sinónimo de empeoramiento de la asistencia.

    - Políticas organizacionales centradas más en la salud que en la asistencia: más centradas en el paciente que en el médico.

    - Habilidades personales para el liderazgo de la relación y generación de sintonía con el paciente: desechando todos aquellos disruptores habituales en el sistema.

    Señores gestores y Señores pacientes, olvidaron algo que yo suelo repetir casi a diario, NOSOTROS estamos de su parte… ¿Y ustedes? ¿Están siempre en el mismo lado?

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  4. Responsabilidad compartida en la prescripción y la aplicación de la reconciliación terapéutica en las transiciones de la atención en los diferentes niveles de asistencia, no habría ganancias en eficiencia y reducción de efecto adverso.
    cristina arrabida

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  5. RESPONSABILIDAD COMPARTIDA PARA LA PRESCRIPCIÓN EFICIENTE: NO HAY OTRO CAMINO
    Yo me pregunto, la ley del embudo verdad? un@ se cansa de tener que adaptase siempre a las circustancias,pero vosotr@s los que creais brillantemente estas ideas, son siempre para beneficio vuestro, y claro al final el o la que esta del otro lado (trabajad@r) acaba tremendamente jodid@ por quienes mueven siempre la batuta. Mejor malo conocidooo, que bueno por conocer, y esque amig@s que gran verdad dicen los refranes...

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