Querido amigo Pedro
Has abierto con tu REFLEXIÓN un
debate en el blog que está muy de actualidad dada la situación económica actual
y las decisiones políticas que se vienen tomando.
La protección social en España es
una conquista social de hace muchos años. No creo que nadie discuta ni se
quiera plantear hoy en día que esto es un valor de nuestra nación que hay que
defender. Y viene desde el franquismo, pues es en ese periodo de nuestra
historia donde se crea la protección sanitaria a los trabajadores, y con ello
las grandes ciudades sanitarias, y se funcionariza a los profesionales, entre
otras cosas.
Pero la protección social tiene
muchas vertientes que van desde la cobertura en caso de desempleo, jubilación,
asistencia sanitaria en caso de necesidad, atención a los mayores, dependencia,
etc.
El problema no es de filosofía o
creencias, como a veces se quiere hacer pensar. El problema es una cuestión
financiera de mantenimiento de un sistema sanitario que difícilmente se
sostenía hace ya más de 30 años. Cabe recordar aquí el informe Abril, que ya
quería plantear soluciones a esta agonía.
Pero ese era un problema que
nadie quería sacar a luz pública pero que en privado todos los políticos y
profesionales sabían que estaba ahí. Pero como todos tenían responsabilidad
sobre el mismo en uno u otro sitio de nuestra geografía, y como la economía
permitía taparlo, íbamos tirando.
El problema es que ahora no se
puede tapar y que las decisiones de eficiencia deben tomarse, pero que hay que
hacer cirugía porque si no el enfermo se muere. Por otra parte, dada la cultura
de nuestro país, estoy llegando a pensar que tal vez la presión económica sea
el gran motivante para trabajar en eficiencia. Vamos, “que nos pongamos las
pilas”, como se dice vulgarmente.
Durante más de diez años he sido
consultor sanitario. Creeme Pedro, la idea general era no tocar nada pues funciona,
y no se asumían riesgos para la mejora de la eficiencia. Casos excepcionales
los hay, claro. Gracias a los cuales hoy estamos un poco mejor.
Y dirás que donde está la
Universalidad en mi reflexión. En todo ello. La universalidad no debió ser
nunca interpretada como “de todo para todos”. Porque eso no es socialmente
justo. El derecho a la asistencia sanitaria es un derecho fundamental para los
españoles. Insisto, para los españoles, no para todo el universo. Esto es
importante, pues al margen del factor humano y la ética profesional, la
realidad es que un sistema sanitario que trabaje desde el rigor, debe dejar
claro quiénes son sus beneficiarios y descartar a los que no lo sean, por justicia social. Y para
atender a aquellos que no entran dentro de ese universo de españoles y, si hay
un problema humanitario, deben instrumentarse otras vías de atención o de
financiación de esa actividad (asociaciones, fundaciones, ONG´S…). “No
mezclando las churras con las merinas”
Llevo muchos oyendo lo mismo. La
salud no es un negocio (eslogan muy bien pensado para los intereses que
pretende, por cierto). Y estoy completamente de acuerdo. Otra cosa
es la sanidad. Sin dinero no hay sanidad. Nos pongamos como nos pongamos. Y los
recursos son siempre escasos, y deben ser bien utilizados, con crisis o sin
ellas. Y partir de una universalidad eficiente es fundamental.
Hablas de la dependencia. Durante
unos años he trabajado la asistencia social, poniendo en marcha servicios y
residencias para la tercera edad allí donde más falta hace: en los pueblos. He
visto mucho fraude Pedro. Y muchas “burradas”. He peleado personalmente porque
algunas personas que si necesitaban protección la tuvieran. El sistema de
protección social está muy lejos de ser justo, y mucho menos eficiente. Este es
un largo debate que si te interesa lo pondremos encima de la mesa.
La ley de dependencia fue un
fraude social, una estafa, pues nos vendieron algo muy bonito pero que no
estaba respaldado por presupuestos, por dinero. Y sin dinero no hay nada que
hacer. Salvo que encuentres gente que
quiera trabajar gratis y proveedores de materiales, equipos, etc que no quieran
cobrar.
El gran avance de aquella ley,
como tu apuntabas, era que se pagaba dinero a los cuidadores de los
dependientes. No lo entiendo y eso no puede funcionar. No hay ser humano que
aguante 24 horas al día, 7 días a la semana
y 365 días atendiendo a un dependiente. Entraríamos en la necesidad de cuidar
al cuidador. Y tampoco creo que sea la mejor atención que se les pueda dar a
nuestros dependientes.
Pero ese es otro debate, pero mi
reflexión en este aspecto está basado por pelear soluciones a casos reales que
venían a buscar mi ayuda y apoyo. Algo que me llenaba de orgullo y satisfacción
interior, por cierto.
Un abrazo amigo
Antonio Burgueño Jerez, Jefe de Desarrollo y calidad de Ribera Salud. Patrono Fundación Humanismo y Eficiencia