Logo

Logo

martes, 16 de abril de 2013

LA VISION HUMANISTA DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA (II) Comentarios sobre la empresa necesaria




La doctrina social de la iglesia entra de lleno en la cuestión de las empresas y su correcto funcionamiento. Vivimos en una sociedad donde se están pasando por alto, no en aisladas ocasiones, los principios y valores que deben regir, ya no desde la moral, sino desde la lógica la empresa, en tanto que organización humana destinada a prestar servicios o producir bienes para otros. Debe estar concebida desde una visión humanista. Y si pretende su superveniencia a largo plazo, lo que le diferencia de un “negociete”, deberá procurar, entre otras cuestiones, ser útil a la sociedad a la que se debe y que es su razón de ser, generar confianza interna entre sus profesionales (que son los que la hacen posible) buscando que los mismos se sientan realizados en todos las facetas,  y nunca maximizar el beneficio que , al margen de cuestiones morales, es una forma de descapitalizar la empresa y obviar oportunidades en el medio y largo plazo.

La doctrina social de la Iglesia ofrece reflexiones bien podrían ser una cuestión escrita en un buen libro de management.

En cuanto a los beneficios, Juan Pablo II, en nombre de la Iglesia, reconoce la justa función de los beneficios, como índice de la buena marcha de la empresa. Para el Papa, cuando una empresa da beneficios significa que los factores productivos han sido utilizados adecuadamente y que las correspondientes necesidades humanas han sido satisfechas debidamente.

Prosigue en su escrito que “sin embargo, los beneficios no son el único índice de las condiciones de la empresa. Es posible que los balances económicos sean correctos y que al mismo tiempo los hombres, que constituyen el patrimonio más valioso de la empresa, sean humillados y ofendidos en su dignidad. Además de ser moralmente inadmisible, esto no puede menos de tener reflejos negativos para el futuro, hasta para la eficacia económica de la empresa”.

Entrando en la supervivencia a largo plazo de la empresa “La finalidad de la empresa no es simplemente la producción de beneficios, sino la existencia misma de la empresa como comunidad de hombres que, de diversas maneras, buscan la satisfacción de sus necesidades fundamentales y constituyen un grupo particular al servicio de la sociedad entera. Los beneficios son un elemento regulador de la vida de la empresa, pero no el único; junto con ellos hay que considerar otros factores humanos y morales que, a largo plazo, son por lo menos igualmente esenciales para la vida de la empresa”.

En cuanto a la importancia del trabajo para la persona, y el riesgo de alineación del mismo si se “maximaliza solamente sus frutos y ganancias y no se preocupa de que el trabajador”, impidiendo que “mediante el propio trabajo, se realice como hombre, según que aumente su participación en una auténtica comunidad solidaria, o bien su aislamiento en un complejo de relaciones de exacerbada competencia y de recíproca exclusión, en la cual es considerado sólo como un medio y no como un fin”.

“El desarrollo integral de la persona humana en el trabajo no contradice, sino que favorece más bien la mayor productividad y eficacia del trabajo mismo, por más que esto puede debilitar centros de poder ya consolidados. La empresa no puede considerarse únicamente como una "sociedad de capitales"; es, al mismo tiempo, una "sociedad de personas", en la que entran a formar parte de manera diversa y con responsabilidades específicas los que aportan el capital necesario para su actividad y los que colaboran con su trabajo. Para conseguir estos fines, sigue siendo necesario todavía un gran movimiento asociativo de los trabajadores, cuyo objetivo es la liberación y la promoción integral de la persona. La propiedad se justifica moralmente cuando crea, en los debidos modos y circunstancias, oportunidades de trabajo y crecimiento humano para todos”.

¡Total nada!. La empresa que trabaje en esta dirección, sin duda estará marcando la diferencia. ¿Ventaja competitiva estratégica? Sin duda…

Antonio Burgueño Jerez
Patrono Fundación Pro Humanismo y Eficiencia

martes, 9 de abril de 2013

LA VISION HUMANISTA DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA (I) Una importante fuente de reflexión






En una ocasión, una persona vinculada a la Universidad Católica de Murcia, me preguntó sobre el grado de concordancia de nuestro planteamiento humanista con los postulados del cristianismo. A decir verdad, nunca me había detenido a pensar en ello, pero por necesidad los valores cristianos que han regido nuestra sociedad en los últimos siglos debían ser coincidentes con lo que entendimos y entendemos por humanismo. Y así se lo exprese, con total sinceridad. Hay anécdotas que marcan en la vida, y esta es una de ellas, la cual derivó en un precioso seminario sobre humanismo y en una inquietud personal por conocer más a fondo esa profunda relación humanismo y cristianismo.

Uno de los documentos que mejor describen esa profunda relación, y muy enfocado a la realidad cotidiana de “los mortales” en la encíclica “centesimus annus”, publicada con mucha intención un 1 de mayo, concretamente de 1991, y con motivo de los 100 años de la publicación de la encíclica del Papa León XIII, “Rerum Novarum”. En aquel momento el Papa se ve en la obligación de intervenir en el conflicto entre capital y obreros, conflicto en el que no se conocían las reglas del juego de esa nueva relación en la sociedad. Desde la posición de coherencia y rigor con la que fue escrita, es indiscutible la influencia posterior dela misma. Ambos escritos son claves en lo que se conoce como la doctrina social de la Iglesia. La lectura de las mismas es una fuente de inspiración a la reflexión, cargada de mensajes.

En palabras de Juan Pablo II, fue "el yugo casi servil", al comienzo de la sociedad industrial, lo que obligó a León XIII a tomar la palabra en defensa del hombre. La Iglesia ha permanecido fiel a este compromiso en los pasados cien años. Efectivamente, ha intervenido en el período turbulento de la lucha de clases, después de la primera guerra mundial, para defender al hombre de la explotación económica y de la tiranía de los sistemas totalitarios. Después de la segunda guerra mundial, ha puesto la dignidad de la persona en el centro de sus mensajes sociales, insistiendo en el destino universal de los bienes materiales, sobre un orden social sin opresión basado en el espíritu de colaboración y solidaridad. Luego, ha afirmado continuamente que la persona y la sociedad no tienen necesidad solamente de estos bienes, sino también de los valores espirituales y religiosos. Además, dándose cuenta cada vez mejor de que demasiados hombres viven no en el bienestar del mundo occidental, sino en la miseria de los países en vía de desarrollo y soportan una condición que sigue siendo la del "yugo casi servil", la Iglesia ha sentido y sigue sintiendo la obligación de denunciar tal realidad con toda claridad y franqueza, aunque sepa que su grito no siempre será acogido favorablemente por todos.

A título de ejemplo, pues en próximas reflexiones queremos entrar más a fondo en esta interesante cuestión, destacamos una reflexión de Juan Pablo II: “La alienación se verifica en el consumo, cuando el hombre se ve implicado en una red de satisfacciones falsas y superficiales, en vez de ser ayudado a experimentar su personalidad auténtica y concreta. La alienación se verifica también en el trabajo, cuando se organiza de manera tal que "maximaliza" solamente sus frutos y ganancias y no se preocupa de que el trabajador, mediante el propio trabajo, se realice como hombre, según que aumente su participación en una auténtica comunidad solidaria, o bien su aislamiento en un complejo de relaciones de exacerbada competencia y de recíproca exclusión, en la cual es considerado sólo como un medio y no como un fin”. Total nada…

Para aquellos interesados dejamos enlace a la encíclica Centesimus Annus mencionada.

Antonio Burgueño Jerez
Patrono Fundación Humanismo y Eficiencia en la Sanidad





domingo, 31 de marzo de 2013

DESDE “LA VENTA DEL ALMA” LEYENDO SOBRE PERSONAS QUE NO SE VENDEN. Paradojas de la vida…





Tenía previsto al regresar de Toledo, poner en este blog una reflexión sobre la doctrina social de la iglesia, fruto del estudio que en las últimas semanas vengo realizando de las lecturas de diferentes encíclicas que desde León XIII a finales del siglo XIX los pontífices vienen escribiendo al respecto. Sus reflexiones, fundamentalmente las realizadas por Juan Pablo II en su encíclica “centesimus annus”, y al margen de creencias religiosas, son más que impactantes por su fuerza y su aplicación práctica a día de hoy.

He decidido dejarlo para otro momento, porque estando tomando un café en esta ciudad de ilustres personajes como Gregorio Marañón, en un sitio tan inspirador ya desde el nombre (“la venta del alma”, lugar muy recomendable) leo una noticia en la Tribuna de Toledo, que en principio nada tiene  que ver como nuestra temática habitual: “La diputada número 55”, que es como desde el PSOE andaluz empiezan a llamar a la jueza Alaya. Sin entrar en cuestiones políticas (que no es nuestra guerra) su lectura me ha llevado a algunas reflexiones que quería compartir

-La jueza es un buen ejemplo de que el trabajo serio y responsable, el trabajo abnegado, sin miedo a actuar por estar respaldado por fuertes convicciones genera confianza.

-Hay que tener una fortaleza de carácter, como diría Aristóteles, para, más allá de tener valores, actuar conforme a ellos. Importante matiz, pues quien quiera actuar así no estará libre de presiones

-Asimismo, esa actitud permite hacer un trabajo riguroso y eficiente, que pone nervioso a aquellos que están acostumbrados a otros tipos de actuaciones.

-Con seguridad hay muchos jueces, políticos y todo tipo de profesionales trabajando con seriedad, pero que lo hacen en silencio, sin salir a los medios de comunicación. Es más, el trabajo serio y responsable “huye de las cámaras”. Esta loable y admirable actitud, supone que nuestra percepción se sesgue aún más, pues recibimos fundamentalmente mensajes negativos, dee actuaciones y actitudes que nos generan desconfianza.

- Ejemplos como el de la jueza Alaya nos deberían incrementar la confianza en esta sociedad. Y hacernos pensar. Que cunda el ejemplo.


Antonio Burgueño Jerez
Patrono Fundación Pro Humanismo y Eficiencia en la Sanidad







lunes, 18 de marzo de 2013

TECNICA Y HUMANISMO EN LA FORMACION DEL HOMBRE ACTUAL. Comentarios de Pedro Laín Entralgo en el aniversario de nuestro blog


En estos días nuestro blog cumple su primer año. Un año donde cada domingo hemos ido escribiendo una pequeña reflexión con el ánimo que fuera útil para los lectores. Lo que pega para celebrar el aniversario era hacer un resumen de las ideas que hemos ido planteando. Sin embargo, me ha parecido oportuno hacer una reflexión sobre un manuscrito que compre no hace mucho del Ilustre D.Pedro Laín Entralgo. Fue escrito en 1971 con el título “Técnica y Humanismo en la formación del hombre actual”. Nadie mejor que él puede exponer y razonar porqué es tan importante lo que reflejamos en el nombre de nuestra fundación: La importancia de no relegar el  humanismo a un segundo plano en aras de una tecnificación y deificación de la eficiencia.
Llevo muchos años estudiando y debatiendo sobre el humanismo. Y con preocupación observo como el humanismo ha sido relegado a un papel meramente estético en la sanidad, muy lejos del papel esencial que debería tener, al menos la altura de a técnica. Mi opinión es que este es el único camino posible, por lo que todo ello conlleva.
Destacamos pues las siguientes reflexiones:
¿Nos hemos convertido en simples miembros de una sociedad en aras de la tecnificación y la eficiencia? ¿Hemos echado definitivamente por la borda, como cosa envejecida e inútil ese tradicional ingrediente de nuestra cultura que llamamos “formación humanista”. Nuestra formación técnica suele carecer hoy en día de dicha componente formativa tan imprescindible para el hombre.
La formación técnica capacita a quien la recibe para saber hacer bien aquello que versa. Exige saber con precisión “qué” es lo que se hace, “qué” son las cosas con las cuales se hace, y “porqué” se hace aquello.
Complementariamente está la formación humanista: Lo que uno como hombre es. Incluye  filosofía, historia, religión, arte, etc.
¿Cuál y cómo debe ser esa formación complementaria a la técnica, que sin duda tanta carencia hay hoy? Vaticinio D. Pedro realiza.
Ambas formaciones son indispensables para el logro del bienestar de la humanidad. Imposible sin la precia posesión de una formación humanista.
Para Laín Entralgo hay que trabajar en dos direcciones: por un lado lo que él denomina la cultura por extensión y, por otro, el humanismo por intensión.
Humanismo por extensión
No son disciplinas particulares, ni propias de una técnica concreta. Debe responder a una serie de preguntas.
¿En qué mundo vivo en tanto que hombre de este tiempo? Situación histórica, creencias, esperanzas, tensiones, conflictos, temores ideas rectoras de la vida y básicas visiones del mundo. Ejemplo: “ambiente espiritual de nuestro tiempo”. Jaspers.
Haciendo mi vida en el mundo, ¿con qué me encuentro?: con las cosas y con los demás hombres, lo que nos lleva a las relaciones inter-individuos o inter-personales, tratando de entender los diferentes grupos humanos, desde la familia, amigos, organizaciones para el trabajo. En otras palabras, la humanidad en su conjunto. Sin olvidar indagar en la intra-persona tanto la propia como la de los demás.
¿Qué soy yo en tanto que hombre? Procediendo a una metódica descripción del hombre, en su doble aspecto de ser biológico y ser personal: morfología, fisiología, psicología, antropológica, filosófica.
Para que yo sea el hombre que soy, ¿qué ha tenido que pasarle a la especie humana? Empezando desde los orígenes a nuestro tiempo.
Cuando se trata de cuestiones controvertidas sólo una actitud mental puede ser universalmente válida: aquella en que el expositor se hace lealmente cargo del pensamiento ajeno y se esfuerza por dar razón suficiente de él, desde el que por sí mismo profesa.
Humanismo por intensión o en profundidad
¿Puede decirse que un técnico es en realidad un hombre culto si no es capaz de llegar con cierto rigor intelectual desde su técnica hasta la realidad humana de que esta brota?
Debería haber cinco preocupaciones:
Preocupación intelectual por el que de lo que se hace.
Preocupación intelectual en torno al “para qué” de lo que se hace, que ineludiblemente nos conduce a un para quien.
Preocupación intelectual por la historia de la técnica en cuestión. Aristóteles ya escribió que el conocimiento de la génesis de una cosa es condición necesaria para el conocimiento de su realidad.
Preocupación intelectual por la sucesiva representación extra técnica de aquello que técnicamente se hace. Por ejemplo, la medicina en la literatura, la economía en el arte, etc.
Preocupación intelectual por el modo cómo se dijo antaño y se dice ahora lo que técnicamente se hace. Se pasa del mundo de la pura técnica a la de la palabra. Llegamos con ello por el interés de la etimología.
A través de cualquier técnica, buceando con la inteligencia y la sensibilidad en lo más fundamental y radical de lo que ella es, aquel que seria y vocacionalmente la cultive se asomara de manera automática al dominio de la filosofía, de las ciencias antropológicas, de la historia, de las artes plásticas y literarias, de la filología, etc.
Pocos estamentos siguen siendo tan fieles a la mentalidad positivista y a la mentalidad técnico-profesional como el de los nietos de Hipócrates. Debería instaurarse el estudio de la antropología médica que es la filosofía de la medicina.
¿Agonía del humanismo?¿Para qué todo esto?
Para lograr ser plenamente hombres, incluido el plano ético e intelectual
Para descubrir nuevos horizontes de su saber y nuevos horizontes de investigación
Ramón y Cajal llegó a afirmar que “Mí citada afición a los estudios filosóficos, que adquirió años después caracteres de mayor seriedad, sin transformarse precisamente en pensador, contribuyo a predecir en mi cierto estado de espíritu bastante propicio a la investigación científica”.
“Temo sin embargo que estas reflexiones sean vanas frente a la creciente marea universal del tecnicismo puro. Temo que ni siquiera el ejemplo de los grandes creadores de la ciencia moderna sean eficaces. Cualquier día de estos, ¿Oirá alguien decir una voz que diga: ¿Ha muerto el humanismo? Pese a todo no puedo creerlo. Pero si así llega a suceder, yo preferiré estar entonces muerto”.


Antonio Burgueño Jerez
Patrono Fundación Humanismo y Eficiencia en la Sanidad

















martes, 12 de marzo de 2013

LA FAMILIA Y LOS AMIGOS NOS ALARGAN LA VIDA. EL CASO ROSETO: HUMANISMO EN ESENCIA



Hace algún tiempo que alguien me habló del caso curioso de un pueblecito cuyos habitantes, sin causa aparente, gozaban de mejor salud que los habitantes de otras poblaciones cercanas. He encontrado la historia perfectamente resumida en el blog http://caminosquenollevanaroma.wordpress.com de Pilar Arastey. Sin duda una historia para la reflexión.

En la década de 1960, antes de inventarse los fármacos contra el colesterol y contra otras afecciones cardíacas, en Estados Unidos había una epidemia de infartos. En una pequeña ciudad de Pennsylvania, Roseto, nadie sufría ninguna enfermedad cardíaca antes de los 75 años. Esto llamó la atención de los doctores Steward Wolf y John Bruhn. Algo pasaba en esa pequeña ciudad que la hacía diferente. Decidieron estudiar las causas y publicarlas en el libro “The Roseto Story“.
La ciudad había sido fundada por inmigrantes italianos procedentes de un pueblo al pie de los Apeninos llamada Roseto Valfortore. Este pueblo era extremadamente humilde, y fue por esa razón por la que a partir de 1882 comenzó una emigración hacia Estados Unidos. Los primeros en llegar fundaron la Roseto americana y poco a poco fueron recibiendo a sus paisanos de Italia. En 1894 ya eran 1200 los que habían dejado casi desierto su pequeño pueblo italiano para poblar el nuevo Roseto americano. Debido a los conflictos étnicos entre las muchas comunidades llegadas a América en esas épocas, cada comunidad (o pueblo) se mantenía casi mono-cultural (irlandés, ingles, polaco, italiano,…), con lo que en Roseto, durante la primera mitad del siglo pasado, no se hablaba más que el dialecto italiano de su zona de origen. Era un micro-mundo autosuficiente y aislado de su entorno.
Se empezó la investigación constatando que:
-Nadie menor de 55 años había muerto de infarto, ni mostraban síntomas de afecciones cardiacas.
-Los mayores de 65 sufrían la mitad de problemas cardiovasculares que la media americana.
-La tasa total de mortalidad era 35% menor que la del resto de América.
-No había suicidios, ni alcoholismo, ni drogadicción, y apenas delincuencia.
En conclusión, en este pueblo… ¡sólo se morían de viejos! ¿Cual era la razón?
¿La dieta?: Inicialmente se creyó que debido a su origen italiano su dieta a base de aceite de oliva era la razón obvia. Pero rápidamente descubrieron que los rosetinos cocinaban con manteca de cerdo, como el resto de los americanos. Además, las pizzas las hacían con masa de pan (en lugar de con corteza delgada como en Italia) y ponían salchichas, pepperoni, salami, jamón y huevos, en lugar de los tradicionales tomates, anchoas y cebollas. En definitiva, que se habían adaptado a una nueva dieta donde el 41% provenía de las grasas. La dieta no era el motivo.
¿El ejercicio?: Los rosetinos ni madrugaban ni hacían ningún ejercicio especial. Fumaban como carreteros y muchos lidiaban con la obesidad. Tampoco por aquí andaba la solución al enigma.
¿La genética?: Se pensó entonces que debía de ser un origen genético. Se estudió a otros rosetinos italianos que emigraron a otros destinos de Estados Unidos, y se comprobó que no disfrutaban de la misma salud que los del Roseto americano. Tampoco la genética lo explicaba.
¿La región?: Se analizó las otras poblaciones próximas para ver si tenía algo que ver con el clima, el agua u otro motivo local. Las otras poblaciones vecinas y algunas muy próximas seguían las medias nacionales. Tampoco la región dio ningún indicio concluyente.
Cuando ya no sabían por dónde seguir analizando, comenzaron a observar la situación de una manera menos científica y más social. Empezaron a ver patrones sociales como que: los rosetinos se visitaban unos a otros continuamente, se paraban a charlar en la calle, organizaban comidas vecinales en los patios de las casas. Observaron que era habitual que tres generaciones de una misma familia vivieran bajo el mismo techo. Contaron hasta veintidós organizaciones vecinales en una comunidad relativamente pequeña.
En definitiva, los rosetinos habían creado una poderosa estructura social de protección capaz de defenderlos de las presiones del mundo exterior. Era sorprendente el igualitarismo de la comunidad, que desalentaba a los ricos a hacer alarde de su éxito y ayudaba a los perdedores a disimular su fracaso. Todos eran conscientes que disponían de una comunidad dispuesta a ayudar si era necesario. En definitiva, no sufrían del estrés social en el que el resto de la sociedad americana estaba sumida.
Esta conclusión puede resultar un tanto obvia y familiar entre “los mediterráneos”, donde una paella en familia, una partida de cartas o unas copas con los amigos, te hacen sentir querido y protegido y te ayudan a poner en perspectiva muchos otros aspectos de la vida. Las sociedades del centro y norte de Europa (y parece que la americana también) conciben la comunidad y la familia desde un prisma algo más lejano e independiente, tendiendo a afrontar la vida de una manera más solitaria, y en caso de ayuda acuden más al psicoanalista o al Prozac.
Podríamos concluir que lo que da la felicidad no es el dinero, sino “los nuestros”: la familia y los amigos, nos alargan la vida.

Antonio Burgueño Jerez
Patrono Fundación Humanismo y Eficiencia en la Sanidad

domingo, 3 de marzo de 2013

ETICA Y LEGITIMIDAD DEL BENEFICIO Y EL ERROR DE SU MAXIMIZACION… Y LA IRRACIONALIDAD DE LA REMUNERACION DE LOS DIRECTIVOS




Estamos en un momento donde se cuestiona no en pocas veces el sistema capitalista y aun más la obtención de beneficios, sobre todo si hablamos en el tema de la prestación sanitaria.

No voy a entrar en ese debate, pero si plantear una reflexión sobre lo que es el beneficio, su obtención, su legitimidad y su oportunidad. Que cada cual saque sus conclusiones.

Sin duda el beneficio es algo legítimo en la actividad empresarial, pues en esencia es la resultante entre los ingresos y gastos. Si alguien, desde una organización asume la responsabilidad de la organización y gestión de un servicio, consecuentemente se arriesga a una pérdida. Parece lógico y legítimo por tanto que pueda ganar, es decir, sacar un rédito de una manera justa y equilibrada. Es, pues, la consecuencia de la dirección y organización, que es el quehacer de los empresarios.

Aunque dentro de la legitimidad, el problema es cuando el beneficio se convierte en un fin y no una consecuencia. Y cuando se intenta maximizar el mismo a corto plazo, comprometiendo con ello el futuro de la organización. No se me ha ocurrido mejor manera de explicar este razonamiento que invitar a la lectura de un magnífico artículo escrito en el año 2000 por Henry Minztberg y publicado en el Financial Times.

Carta de un CEO – por Henry Mintzber

Me dirijo a vosotros para haceros una propuesta que puede pareceros radical; en realidad es conservadora porque como Primer Ejecutivo de esta Compañía mi primera obligación es trabajar para su conservación como una empresa sana. Os pido que reduzcáis mi salario a la mitad, en lugar de doblarlo, con el ruego de que rediseñéis mi sistema de retribución para el futuro de forma que mis aumentos (o disminuciones) lo sean en la misma proporción que la de todos los empleados.

Durante todo el tiempo en que he sido Primer Ejecutivo de esta Compañía no he dejado de hablar del trabajo en equipo y sin embargo se me diferencia por el salario que percibo.¿Cómo puedo estimular el auténtico trabajo en equipo cuando sólo yo percibo una desproporcionada participación en los beneficios? (últimamente recibo algunos e-mails que rezuman odio por este asunto, lo cual me desconcierta, pero lo que realmente me preocupa es que no sé cómo contestarlos).

Parece que el supuesto actual es que el Primer Ejecutivo lo hace todo. Ciertamente soy el líder pero sólo si respeto el trabajo que hacen los demás, lo cual asevera el viejo adagio sobre el liderazgo: ”Que la gente pueda decir que fueron ellos mismos quienes lo hicieron”.

Y esto me lleva a mi segundo argumento: contínuamente hablamos en esta Compañía sobre su salud. ¿Por qué se me retribuye con opciones que dependen del aumento del valor de nuestras acciones a corto plazo? Bien sabéis que podría tomar decisiones que aseguraran una fuerte plusvalía a corto plazo a expensas de la supervivencia a largo plazo. Por eso os pido: dadme esas opciones de forma que sólo las pueda ejercitar cuando me retire. ¡Entonces sabremos de verdad si he añadido valor!.

Me enorgullezco de saber asumir riesgos y ésta es una de las razones por las que me nombrásteis. Examinemos mi sistema de remuneración; si la bolsa sube gano un montón; pero si baja, no tengo que devolver ni un penique de lo que gané el año pasado. ¡Menudo arriesgado que estoy hecho!. ¿Sabéis qué os digo?: que estoy cansado de ser un hipócrita. Y ¿por qué sólo a mí?.

Nos definimos como una red sofisticada de “trabajadores del conocimiento” que avanza hacia el tercer milenio. ¿No ha llegado el momento de poner de acuerdo nuestras prácticas con nuestra retórica?. Ya sé que el argumento que estamos utilizando es que se pretende que mi remuneración sea similar a la de otras personas que ocupan puestos similares al mío. Basta ya de esta complicidad en nuestro comportamiento que todos sabemos que es ultrajante. Mi salario no debería ser un trofeo externo. Es una señal interna para indicar a nuestros empleados lo que de verdad pensamos de esta empresa. Dejemos de actuar como si los Primeros Ejecutivos fuéramos miembros de un club elitista. Estamos hablando de liderazgo, no de estatus. Francamente, trabajo tanto dirigiendo esta Compañía que difícilmente tengo tiempo para gastar lo que gano. Dejadme que me centre en dirigir esta Casa como se debe. Confío en que interpretaréis esta carta como una inversión en nuestro futuro; porque si nuestra Compañía no lo tiene en estos términos, tampoco lo tiene la sociedad en que vivimos.

Atentamente,.....”





Antonio Burgueño Jerez
Patrono Fundación Pro Humanismo y Eficiencia en la Sanidad
Socio Director Enclave Salud

domingo, 17 de febrero de 2013

LAS VIBORAS SE REVUELVEN CONTRA LOS HOMBRES JUSTOS Reflexiones a partir del artículo de Sergio Alonso en Gaceta Médica

No es habitual en este blog reproducir artículos publicados e los diferentes medios. Pero como siempre hay alguna excepción esta semana haremos aquí, El viernes, tras leer el extraordinario artículo de opinión de Sergio Alonso, redactor jefe de la razón, en la gaceta médica, y abusando de su confianza, decidí solicitarle permiso para reproducirlo en este blog. Le agradezco su predisposición.

Y es brillante desde mi punto de vista porque pone encima de la mesa un problema que, con independencia de que finalmente se refiera a un hecho concreto.por desgracia es más que generalizable. Vivimos una sociedad que el conocimiento, actuar conforme a valores, en muchas más ocasiones y organizaciones de las deseadas se ha convertido en un problema. Y cuanto más os acercamos a los órganos de poder, el problema se incrementa, lógicamente.

Los valores son la base de la confianza entre los miembros de una sociedad. Y la misma es la base del humanismo, podemos concluir que una sociedad donde las víboras triunfan se deshumaniza. Y eso es más que preocupante.

Os invito a leerlo con detenimiento, en la confianza que os hará disfrutar tanto como a mí. Gracias Sergio.


LAS VIBORAS SE REVUELVEN CONTRA LOS HOMBRES JUSTOS
Sergio Alonso, Gaceta Médica

viernes, 15 de febrero de 2013

Puestos a suponer, supongamos. Supongamos, por ejemplo, y es sólo un suponer, que esto ya no es Matrix, sino la realidad misma. Supongamos por tanto que lo anterior era una ilusión, un sueño, una quimera, un oasis ficticio en medio del abrasador desierto, el delirio de Morfeo. Siempre de acuerdo con esta suposición, supongamos también que los que nos adentraron en el mundo onírico sobran, porque la realidad se impone siempre a los sueños y lo que menos le importa a esta última es que los sueños perduren, aunque sean bonitos. Supongamos que tres cautivadores nos ofrecieron por unos momentos el sueño de la razón y apostaron por valores hoy en decadencia como la ética, la justicia y la honorabilidad.
Obviamente, y esto ya no es suponer, dichos valores chocan con el culto al dinero, el enriquecimiento fácil, la mentira, la añagaza, el contubernio y el servilismo que frisa con el vasallaje. Es cabal suponer entonces que cuando abrieron los ojos, los tres valientes pudieran decidir plantarse y decir basta. Basándonos siempre en esta suposición, es fácil imaginar lo que viene a continuación. Al igual que las víboras se revuelven contra el que las pisa, los injustos actúan contra los justos, eliminándolos uno a uno. Sucedió con el que sabía. Ha pasado también con el que ejecutaba e intentan ya hacerlo con el que manda. Es lo racional, lo lógico, lo previsible, lo más cartesiano y, a la vez, lo más cobarde: es la vileza llevada al extremo máximo, pero así es la realidad de la vida, enemiga siempre de los sueños. Recordemos que en el pasado sucedió algo parecido y aquello acabó en una orgía caníbal entre las víboras.
Supongamos por tanto que por un momento los ofidios ganan la batalla y que los hombres justos van cayendo porque sus sueños son etéreos y se desvanecen. Pero supongamos también que, por una vez, y sin que sirva de precedente, parte de sus sueños persisten y terminan expandiéndose por la realidad. Las víboras ya han quedado identificadas porque han mostrado su sonrisa ofidia y su lengua viperina cuando había que mostrarla. En tres palabras: han quedado señaladas. Es fácil entonces que un equipo de herpetólogos se adentre en el templo en el que están alojadas y empiece a fumigarlas. Ya sé que más que Matrix, esto empieza a parecerse a una película de Indiana, pero la realidad tiene estas cosas: que cambia por momentos y se transmuta, llegando a sorprender incluso a los que quieren dibujarla. Siguiendo con esta suposición, supongamos que decenas de papeles salieron del templo mientras las víboras anidaban. Supongamos también que las instrucciones sobre cómo matarlas se han expandido tanto que ya no hay secreto alguno que no se sepa: los hombres justos hicieron su trabajo y gracias a él, es ya muy fácil matarlas. Los dueños del templo, que tanto empeño pusieron en guardar silencio sobre lo que allí ocurría, ganaron la batalla, pero han empezado a perder la guerra. Sabiamente informados, los herpetólogos tienen todas las herramientas necesarias para fumigar y aguardan el mejor momento, en espera del foco de las cámaras. La operación es muy golosa y hay que saber explotarla. En esta suposición, los buenos siempre ganan y su sueño, que es el de los justos, termina imponiéndose sobre la pesadilla de los vasallos, que quedan apresados a los pies de sus amos.
Preguntas sin respuesta
¿Qué miembro de la junta directiva de un colegio de médicos es administrador mancomunado de una empresa que presta servicios para dicho colegio?
¿Cuánto facturó dicha empresa en 2012?
¿Qué cuerpo de seguridad del Estado tiene ya en su poder información registral sobre dicha empresa y sobre el sujeto en cuestión?
¿Qué corporación celebra actos en sus instalaciones pese a no tener autorización legal para ello?
¿Qué papel ha jugado Villarig en el ahora voy ahora no voy de Tomás Toranzo a la presidencia de la OMC?
¿Por qué no habrá nunca en España una especialidad de urgencias?
Comentarios de esta Noticia
No hay comentarios. Sea el primero en comentar esta noticia

Antonio Burgueño Jerez
Patrono Fundación Humanismo y Eficiencia y Eficiencia en la Sanidad