Tenía previsto al regresar de Toledo, poner en este blog una
reflexión sobre la doctrina social de la iglesia, fruto del estudio que en las
últimas semanas vengo realizando de las lecturas de diferentes encíclicas que
desde León XIII a finales del siglo XIX los pontífices vienen escribiendo al
respecto. Sus reflexiones, fundamentalmente las realizadas por Juan Pablo II en
su encíclica “centesimus annus”, y al margen de creencias religiosas, son más
que impactantes por su fuerza y su aplicación práctica a día de hoy.
He decidido dejarlo para otro momento, porque estando
tomando un café en esta ciudad de ilustres personajes como Gregorio Marañón, en un
sitio tan inspirador ya desde el nombre (“la venta del alma”, lugar muy
recomendable) leo una noticia en la Tribuna de Toledo, que en principio nada
tiene que ver como nuestra temática
habitual: “La diputada número 55”, que es como desde el PSOE andaluz empiezan a
llamar a la jueza Alaya. Sin entrar en cuestiones políticas (que no es nuestra
guerra) su lectura me ha llevado a algunas reflexiones que quería compartir
-La jueza es un buen ejemplo de que el trabajo
serio y responsable, el trabajo abnegado, sin miedo a actuar por estar
respaldado por fuertes convicciones genera confianza.
-Hay que tener una fortaleza de carácter, como
diría Aristóteles, para, más allá de tener valores, actuar conforme a ellos.
Importante matiz, pues quien quiera actuar así no estará libre de presiones
-Asimismo, esa actitud permite hacer un trabajo
riguroso y eficiente, que pone nervioso a aquellos que están acostumbrados a
otros tipos de actuaciones.
-Con seguridad hay muchos jueces, políticos y
todo tipo de profesionales trabajando con seriedad, pero que lo hacen en silencio,
sin salir a los medios de comunicación. Es más, el trabajo serio y responsable “huye
de las cámaras”. Esta loable y admirable actitud, supone que nuestra percepción
se sesgue aún más, pues recibimos fundamentalmente mensajes negativos, dee actuaciones
y actitudes que nos generan desconfianza.
- Ejemplos como el de la jueza Alaya nos deberían incrementar
la confianza en esta sociedad. Y hacernos pensar. Que cunda el ejemplo.
Antonio Burgueño Jerez
Patrono Fundación Pro Humanismo y Eficiencia en la Sanidad