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martes, 16 de abril de 2013

LA VISION HUMANISTA DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA (II) Comentarios sobre la empresa necesaria




La doctrina social de la iglesia entra de lleno en la cuestión de las empresas y su correcto funcionamiento. Vivimos en una sociedad donde se están pasando por alto, no en aisladas ocasiones, los principios y valores que deben regir, ya no desde la moral, sino desde la lógica la empresa, en tanto que organización humana destinada a prestar servicios o producir bienes para otros. Debe estar concebida desde una visión humanista. Y si pretende su superveniencia a largo plazo, lo que le diferencia de un “negociete”, deberá procurar, entre otras cuestiones, ser útil a la sociedad a la que se debe y que es su razón de ser, generar confianza interna entre sus profesionales (que son los que la hacen posible) buscando que los mismos se sientan realizados en todos las facetas,  y nunca maximizar el beneficio que , al margen de cuestiones morales, es una forma de descapitalizar la empresa y obviar oportunidades en el medio y largo plazo.

La doctrina social de la Iglesia ofrece reflexiones bien podrían ser una cuestión escrita en un buen libro de management.

En cuanto a los beneficios, Juan Pablo II, en nombre de la Iglesia, reconoce la justa función de los beneficios, como índice de la buena marcha de la empresa. Para el Papa, cuando una empresa da beneficios significa que los factores productivos han sido utilizados adecuadamente y que las correspondientes necesidades humanas han sido satisfechas debidamente.

Prosigue en su escrito que “sin embargo, los beneficios no son el único índice de las condiciones de la empresa. Es posible que los balances económicos sean correctos y que al mismo tiempo los hombres, que constituyen el patrimonio más valioso de la empresa, sean humillados y ofendidos en su dignidad. Además de ser moralmente inadmisible, esto no puede menos de tener reflejos negativos para el futuro, hasta para la eficacia económica de la empresa”.

Entrando en la supervivencia a largo plazo de la empresa “La finalidad de la empresa no es simplemente la producción de beneficios, sino la existencia misma de la empresa como comunidad de hombres que, de diversas maneras, buscan la satisfacción de sus necesidades fundamentales y constituyen un grupo particular al servicio de la sociedad entera. Los beneficios son un elemento regulador de la vida de la empresa, pero no el único; junto con ellos hay que considerar otros factores humanos y morales que, a largo plazo, son por lo menos igualmente esenciales para la vida de la empresa”.

En cuanto a la importancia del trabajo para la persona, y el riesgo de alineación del mismo si se “maximaliza solamente sus frutos y ganancias y no se preocupa de que el trabajador”, impidiendo que “mediante el propio trabajo, se realice como hombre, según que aumente su participación en una auténtica comunidad solidaria, o bien su aislamiento en un complejo de relaciones de exacerbada competencia y de recíproca exclusión, en la cual es considerado sólo como un medio y no como un fin”.

“El desarrollo integral de la persona humana en el trabajo no contradice, sino que favorece más bien la mayor productividad y eficacia del trabajo mismo, por más que esto puede debilitar centros de poder ya consolidados. La empresa no puede considerarse únicamente como una "sociedad de capitales"; es, al mismo tiempo, una "sociedad de personas", en la que entran a formar parte de manera diversa y con responsabilidades específicas los que aportan el capital necesario para su actividad y los que colaboran con su trabajo. Para conseguir estos fines, sigue siendo necesario todavía un gran movimiento asociativo de los trabajadores, cuyo objetivo es la liberación y la promoción integral de la persona. La propiedad se justifica moralmente cuando crea, en los debidos modos y circunstancias, oportunidades de trabajo y crecimiento humano para todos”.

¡Total nada!. La empresa que trabaje en esta dirección, sin duda estará marcando la diferencia. ¿Ventaja competitiva estratégica? Sin duda…

Antonio Burgueño Jerez
Patrono Fundación Pro Humanismo y Eficiencia

domingo, 3 de marzo de 2013

ETICA Y LEGITIMIDAD DEL BENEFICIO Y EL ERROR DE SU MAXIMIZACION… Y LA IRRACIONALIDAD DE LA REMUNERACION DE LOS DIRECTIVOS




Estamos en un momento donde se cuestiona no en pocas veces el sistema capitalista y aun más la obtención de beneficios, sobre todo si hablamos en el tema de la prestación sanitaria.

No voy a entrar en ese debate, pero si plantear una reflexión sobre lo que es el beneficio, su obtención, su legitimidad y su oportunidad. Que cada cual saque sus conclusiones.

Sin duda el beneficio es algo legítimo en la actividad empresarial, pues en esencia es la resultante entre los ingresos y gastos. Si alguien, desde una organización asume la responsabilidad de la organización y gestión de un servicio, consecuentemente se arriesga a una pérdida. Parece lógico y legítimo por tanto que pueda ganar, es decir, sacar un rédito de una manera justa y equilibrada. Es, pues, la consecuencia de la dirección y organización, que es el quehacer de los empresarios.

Aunque dentro de la legitimidad, el problema es cuando el beneficio se convierte en un fin y no una consecuencia. Y cuando se intenta maximizar el mismo a corto plazo, comprometiendo con ello el futuro de la organización. No se me ha ocurrido mejor manera de explicar este razonamiento que invitar a la lectura de un magnífico artículo escrito en el año 2000 por Henry Minztberg y publicado en el Financial Times.

Carta de un CEO – por Henry Mintzber

Me dirijo a vosotros para haceros una propuesta que puede pareceros radical; en realidad es conservadora porque como Primer Ejecutivo de esta Compañía mi primera obligación es trabajar para su conservación como una empresa sana. Os pido que reduzcáis mi salario a la mitad, en lugar de doblarlo, con el ruego de que rediseñéis mi sistema de retribución para el futuro de forma que mis aumentos (o disminuciones) lo sean en la misma proporción que la de todos los empleados.

Durante todo el tiempo en que he sido Primer Ejecutivo de esta Compañía no he dejado de hablar del trabajo en equipo y sin embargo se me diferencia por el salario que percibo.¿Cómo puedo estimular el auténtico trabajo en equipo cuando sólo yo percibo una desproporcionada participación en los beneficios? (últimamente recibo algunos e-mails que rezuman odio por este asunto, lo cual me desconcierta, pero lo que realmente me preocupa es que no sé cómo contestarlos).

Parece que el supuesto actual es que el Primer Ejecutivo lo hace todo. Ciertamente soy el líder pero sólo si respeto el trabajo que hacen los demás, lo cual asevera el viejo adagio sobre el liderazgo: ”Que la gente pueda decir que fueron ellos mismos quienes lo hicieron”.

Y esto me lleva a mi segundo argumento: contínuamente hablamos en esta Compañía sobre su salud. ¿Por qué se me retribuye con opciones que dependen del aumento del valor de nuestras acciones a corto plazo? Bien sabéis que podría tomar decisiones que aseguraran una fuerte plusvalía a corto plazo a expensas de la supervivencia a largo plazo. Por eso os pido: dadme esas opciones de forma que sólo las pueda ejercitar cuando me retire. ¡Entonces sabremos de verdad si he añadido valor!.

Me enorgullezco de saber asumir riesgos y ésta es una de las razones por las que me nombrásteis. Examinemos mi sistema de remuneración; si la bolsa sube gano un montón; pero si baja, no tengo que devolver ni un penique de lo que gané el año pasado. ¡Menudo arriesgado que estoy hecho!. ¿Sabéis qué os digo?: que estoy cansado de ser un hipócrita. Y ¿por qué sólo a mí?.

Nos definimos como una red sofisticada de “trabajadores del conocimiento” que avanza hacia el tercer milenio. ¿No ha llegado el momento de poner de acuerdo nuestras prácticas con nuestra retórica?. Ya sé que el argumento que estamos utilizando es que se pretende que mi remuneración sea similar a la de otras personas que ocupan puestos similares al mío. Basta ya de esta complicidad en nuestro comportamiento que todos sabemos que es ultrajante. Mi salario no debería ser un trofeo externo. Es una señal interna para indicar a nuestros empleados lo que de verdad pensamos de esta empresa. Dejemos de actuar como si los Primeros Ejecutivos fuéramos miembros de un club elitista. Estamos hablando de liderazgo, no de estatus. Francamente, trabajo tanto dirigiendo esta Compañía que difícilmente tengo tiempo para gastar lo que gano. Dejadme que me centre en dirigir esta Casa como se debe. Confío en que interpretaréis esta carta como una inversión en nuestro futuro; porque si nuestra Compañía no lo tiene en estos términos, tampoco lo tiene la sociedad en que vivimos.

Atentamente,.....”





Antonio Burgueño Jerez
Patrono Fundación Pro Humanismo y Eficiencia en la Sanidad
Socio Director Enclave Salud