Reflexión de un profesional (ficticio)… aportando al debate en forma de hipotética carta
Estimado Sr/a:
Recientemente ha sido publicado
que el Ministerio está impulsando un informe para estudiar planteamientos de
mejora de la gestión de los Recursos Humanos. Grata noticia, la mera intención
me congratula, y deseo que sea una iniciativa de éxito, por el bien de todos.
Sólo un matiz, que no emborrona la iniciativa: lo de “Recursos Humanos” me
asusta un poco, pues me duele sentirme recurso. Prefiero que se hable de los
Equipos Profesionales.
Uno de los aspectos críticos que
el Libro Blanco de los Recursos Humanos es el tema de la retribución. Me
gustaría que se hiciera justicia y de verdad gane más el que mejor trabaje,
y no el que más hace, pues no
necesariamente la cantidad corresponde con la calidad. Es más humano.
Si me permite quiero trasladarle
unas reflexiones al respecto, por si pudieran ser de su consideración. Quiero
aclarar que no hablo como individuo, sino que estas reflexiones están realizadas
en clave colectiva, pensando en lo mejor para todos.
Me gustaría que no me hablaran de
“incentivos”, es un término deshumanizado y me rebaja profesionalmente, pues
mal profesional es aquel que sólo se mueve por recibir algo, como una gramola
de las antiguas, que sólo sonaba si se le echaban monedas. Mi incitación a
hacer algo está más en mis ilusiones, mi
compromiso con mi trabajo, mi organización, con nuestros pacientes. Está en
definitiva en nuestra parte humana, que está muy por encima de lo pecuniario.
No permitamos por tanto, que los incentivos perviertan la profesionalidad.
Soy feliz cuando hago cosas que
tocan mis emociones, que me ilusionen. Y cuando lo hago en un marco que me
siento respetado, valorado, integrado en un equipo, donde aprendo y me supero
día a día. Me motivo tremendamente, y mis emociones y sentimientos adquieren un
grado imposible de lograr con recompensas materiales.
Y sí, quiero que me den lo que me
merezco, es parte del respeto, y que usted me exprese su respeto y agradecimiento
compartiendo conmigo los frutos de nuestro esfuerzo. Pero por favor, le ruego
no me incentiven. Soy persona.
Sé qué no es fácil conseguir que
esto ocurra, que le pido que sea un líder humanista y todo lo que supone: que
usted este también ilusionado, que tenga valores, que sepa organizar y hacer
crecer a las personas y a los equipos. Pero estese usted tranquilo, porque no
le pido que sea usted perfecto. Nadie lo es, aunque algunos intenten serlo,
pero créame que esas personas me hacen desconfíe de ellas, algo ocultan, pues
como dice el dicho "nadie es perfecto". Además que ser perfecto es,
simplemente, aburrido, pues lo bonito en la vida es levantarse y luchar por ser
mejor y lograr nuestros deseos, deseos legítimos que como personas tenemos y
debemos tener. Yo lo tengo claro. Yo comprendí a Ronaldo cuando dijo que estaba
triste. Claro, es humano, y cuando ya lo tienes todo te queda un vacío triste..
Los humanos necesitamos deseos e ilusiones.
En definitiva si le pido que lidere y gestione por emociones, le aseguró que todos juntos lograremos metas con el esfuerzo que tal vez ni nos imaginábamos. Y creceremos como personas y como profesionales. Y lo que es más importante, como equipo.
Quiero luchar con usted por hacer una Sanidad mejor cada día. Creo en ello, pero deseo ver su generosidad y agradecimiento compartiendo el éxito del mismo. ¿Sabía usted que Microsoft es la compañía con más millonarios porque aceptaron ser remunerados con acciones cuando estas apenas valían nada? Ya sé que puede malinterpretarse este ejemplo en un entorno sanitario, sobre todo si es público, pero confío en que usted sabrá interpretarlo adecuadamente y trasladarlo a nuestra realidad.
Créame qué esto es hacer realidad
y práctico aquello que tanto se cacarea. Si sólo actuáramos por premios, como
los animales, parte de estar potenciando el materialismo más denigrante,
corremos el riesgo de que los mismos tengan un efecto perverso.
Todos hemos visto y vivido
situaciones en las que las personas han dado lo mejor de sí por conseguir un
fin común, como, por ejemplo, salvar su empresa aceptando incluso cobrar mas
tarde e incluso apoyando reducciones salariales. Parece increíble, pero ocurre
cuando de verdad se trabajen equipo, se confía en el equipo directivo y la organización
sabe reconocer y devolver el esfuerzo realizado.
He oído muchas veces que esta reflexión es un mero juego de palabras. Lo
acepto, pero si me he lanzado a escribirle esta carta es porque estoy convencido
de que usted apreciara la gran diferencia que para mi supone el oír gracias por
su esfuerzo, queremos compartir el resultado que juntos podemos lograr,
mediante un ingreso extraordinario (u otro método), el cual por honestidad y
claridad fijamos antes de iniciar el esfuerzo, frente a oír “si logra sus objetivos
tendrá su caramelo... perdón, incentivo (me traiciona el subconsciente). En
definitiva, gánese mi confianza como líder
y como organización.
Yo, por mi parte confío en usted.
Créame que todos juntos podemos hacer una organización más humana cada día y, con
ello, superarnos y lograr grandes objetivos, y crecer como personas.
¿Idealista o irrealista? Me
confieso idealista, como humano tengo derecho a tenerlos. Es más, los necesito
para vivir.
Atentamente
Un empleado idealista.
Un empleado idealista.
Antonio Burgueño Jerez
Patrono Fundación Pro Humanismo y Eficiencia en la Sanidad
Querido Antonio,
ResponderEliminarEsta carta abierta, es en sí misma una declaración de intenciones, y te delata como idealista, -que además lo anuncias en la misma-, por lo que sigue siendo fiel y consecuente con tus valores, y no cambies por favor.
Un fuerte abrazo, Miguel R