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martes, 3 de marzo de 2015

LA GESTION Y TRATAMIENTO DEL ENFERMO CRONICO: UN PUNTO DE VISTA HUMANISTA

(Publicado en Sanifax 2 de marzo 2015)

Otro lunes primero de mes y más de lo mismo. Con pocas variaciones la verdad, más con la vista puesta en el festival electoral que tenemos por delante que otra cosa. Este mes quiero destacar la jornada que sobre las enfermedades crónicas hemos celebrado en NUGESAN en el Hospital de Fuenlabrada, y que este medio ha dado amplia cobertura, cosa que como miembro de la Junta Directiva de dicha asociación, y aprovechando esta tribuna, quiero agradecer públicamente.

Después de escuchar las interesantes ponencias, y después de los enriquecedores debates, mi conclusión es que la cosa va, que se hacen esfuerzos por orientarnos y gestionar los pacientes crónicos, pero tal vez por la rigidez del sistema (por sus normas y sobre todo por sus costumbres) vayamos demasiado despacio y sobre todo sin un camino claro. Que tenemos unos objetivos muy altos y que quizás los pasos para llegar deben ser más cortos, pero también más rápidos. Hablamos de integrar estructuras cuando lograr una efectiva coordinación ya es un logro importante.

No voy a entrar de lleno en el tema pues necesitaría un número especial de Sanifax y algo más. Y mucho se escribe ya sobre el tema. Pero si quería puntualizar una cuestión: Se habló mucho, y se habla, de la participación del paciente. Obvio, sin su voluntad y esfuerzo poco se puede avanzar. Percibo que se habla de él con cierta frialdad, como un ente sin alma al que hay que enseñar a tratar mejor su cuerpo para no enfermar o cuidarlo mejor para cuidar su enfermedad, sin pararnos a considerar su realidad social, sus sentimientos, sus preocupaciones, que condicionan su forma de afrontar su enfermedad en caso de que caiga en ella.

No digo que los clínicos no lo hagan, pues me consta que su sensibilidad hacia este tema es mayor que la que se reflejan en los planteamientos organizativos y de gestión. Es necesario considerar en el diseño de la gestión de la enfermedad la gestión del factor emocional en las enfermedades crónicas. Ayudar al desafío mental y emocional de encajar una merma progresiva de salud de la cual muchas veces no hay cura, reducir incertidumbres asociadas a la enfermedad, apoyarle en los cambios en los estilos de vida, adaptarse a limitaciones físicas, en el esfuerzo de disminuirlas, en momentos que los sentimientos negativos llegan por progresos lentos o tal vez empeoramientos, requieren de tener las estructuras y los equipos adecuados. De no hacerlo todo aquello del empoderamiento del paciente y todo esfuerzo clínico que se quiera hacer, no voy a decir que sea inútil, pero seguro que no todo lo productivo que deberían ser.

No nos olvidemos pues de la parte humana en la gestión de los pacientes crónicos. De apoyar al ser humano entendiéndolo como persona enferma, comprendiendo su realidad y su entorno. Seamos humanistas desde la propia gestión y pongámoslo en el eje de las decisiones. “El humanismo no es una virtud que deba aplicarse sobrepuesta a la medicina. Le es consustancial. La medicina debe constituir un modelo de humanismo para nuestros tiempos”… se puede leer en la web de la Real Academia de Medicina Francesa.

La medicina actual compagina las mayores cotas de eficacia de toda la historia de la humanidad en el tratamiento de las enfermedades y sus consecuencias. Y aun así se desarrolla en una sociedad en la que la queja mayor es la deshumanización. Extraña paradoja…o no tanto. Cualquier planteamiento de mejora que se haga no debe olvidarse de esta cuestión, si quiere de verdad dar respuesta y estar legitimada ante la sociedad en general y de las personas enfermas en particular, sobre todo si la enfermedad es, tal vez, para toda la vida…o crónica como la solemos denominar.



Antonio Burgueño Jerez

lunes, 2 de febrero de 2015

LOS FACTORES DETERMINANTES DE LA CRONICIDAD: UN ANALISIS NADA CIENTIFICO…PERO CURIOSO

(Publicado en Sanifax, 2 de febrero de 2015)





La cronicidad es sin duda el gran reto de la sanidad para su supervivencia. No es objetivo de esta tribuna entrar en un profundo análisis de la misma ni las posibles soluciones que se vienen apuntando y de otras que se podrían plantear. Pero si quería pararme en las causas que producen dichas enfermedades, conocidas como factores de riesgo, y que de alguna manera se vienen trabajando por las diferentes Administraciones Públicas y actores privados.
Trabajando estos dias un proyecto sobre esta esta cuestión, y concretamente con la herramienta INCLASNS del Ministerio de Sanidad, he elaborado una tabla a partir de los datos de la Encuesta Nacional de Salud del 2011, donde se aportan datos sobre como afectan alguno de los factores de riesgo más destacados, como son la obesidad (enfermedad en si misma y claro factor de riesgo para otras), el sedentarismo y el consumo excesivo de alcohol o tabaco.
Analizando la misma se me ocurren una serie de conlusiones, en clave de humor y sin ningún rigor cientifico, que llevan detrás de si un trasfondo serio: las costumbres sociales y las diferencias que en cada región hay sobre dichos hábitos deben marcar el abordaje de la promoción de la salud y las prioridades en cada ámbito geográfico. Espero sirvan para amenizar la jornada durante unos minutos, pues esa es la intención.
-        Parece que los andaluces les gusta fumar bastante aunque no son los que mas beben. Se ve que el tapeo por aquellas tierras es cosa de peso. Tal vez el buen tiempo reinante invite a ello, y en terrazitas donde se puede fumar. Si parece que las tapas son sustanciosas por el problema que tienen con el exceso de peso.
-        En Aragón beben y fuman bastante, lo que contradice en cierto modo la hipótesis anterior, pues aquí el clima no acompaña tanto, sobre todo en el norte de la Comunidad. Si que es cierto que luego compensan estos malos hábitos de alguna manera, porque su problema con los kilos de más es menor. Tal vez la clave este en las tapas que se toman, ya sea por menor cantidad o por ser más saludables.
-        Los asturianos le pegan bien a la sidra, y no me extraña, lo que les hace estar entre los más bebedores de España. Eso si, lo compensan con un menor consumo de tabaco y con el ejercicio. La orografia tendrá mucho que ver, supongo.
-        Sus vecinos cántabros, sin embargo, no beben tanto, pero eso si, todo apunta a que les gusta sentarse a contemplar los maravillosos paisajes tanto de montaña como de mar que tienen. Se mueven poco. El clima tampoco acompaña a ello. Lo que parece es que no aprovechan esos ratos para el tapeo, cosa que apunta ser más del sur español.
-        De los catalanes destaca lo mucho que se cuidan, o al menos guardan bien la linea. Debe ser por comer más equilibrado, pues tampoco destacan especialmente por ser muy activos. No parece que el aperitivo les tire en demasía o si lo hacen es moderadamente, a juzgar por los datos. Sin análisis más profundo no podemos sacar más conclusiones.
-        De los valencianos destaca que les gusta fumar bastante, el resto están en linea con la media nacional, aunque los paseos playeros y el clima les permite estar ligeramente por debajo de la media en sedenterismo.
-        Los extremeños llevan bien lo de beber, pero tienen un problema con el sobrepeso, tal vez por el buen jamón y otras viandas. Parece que no lo consumen tapeando, pues no beben tanto, salvo que las tomen con refrescos, mostos o cerveza sin alcohol.
-        Tampoco los gallegos beben mucho a pesar de los “buenos caldos” que allí tienen, y fuman poco. Entendemos que es cuestión del clima que no acompaña a salir mucho. Prefieren estar más en casa comiendo (y muy bien), pues la buena cocina gallega ayuda, o bien en los buenos restaurantes que por esa tierra abudan (“haberlos ahilos, como las meigas”). La obesidad es la más alta del país. La hipótesis es que están tirando de empanadas y productos similiares, tal vez también de buenas carnes, pues no esta la cosa como para pensar que el marisco está en el menú habitual. Proponemos profundizar en este asunto.
-        Los madrileños van dejando de fumar, bastante humo se traga uno ya diariamente en la capital que supongo disminuye las ganas. De hecho son los que menos lo hacen en España. Un poquito más activos que la media nacional y un poquito más estilizados también. Estrés, carreras, largas distancias pueden explicar esto tal vez. Que tampoco sean grandes bebedores es lógico, pues queda poco tiempo para los amigos.
-        Los murcianos son tambien de los que menos beben en este pais. pero no se pueden determinar las causas de porque hacen poco ejercicio. Vale que Murcia no es muy grande, y las distancias cortas, pero eso no creemos que influya demasiado..o si.
-        Los navarros junto a los riojanos y a los melillenses son los que mas activos están, lo que hace replantearse la teoria de las distancias cortas como causa de menor actividad (lo digo por Melilla). Habrá que profundiazar en esto. Y más bien destacan por beber poco. En Melilla lo puedo entender por los musulamanes, pero choca en la Rioja y Navarra. Tal vez porque lo hagan con moderación y muy repartido, o lo vean como un negocio y prefieran venderlo a bebérselo. Un fenómeno sociológico este digno de ser estudiado. Eso si, tampoco son los que tienen mayores problemas con el sobrepeso. Teniendo en cuenta lo bien que se come por esas tierras, parece que lo compensan con mucho ejercicio y poco sedentarismo.
-        En Ceuta y Melilla se fuma poco. En Ceuta hay correlacion entre el alto sedentarismo y el sobrepeso, ambos muy altos, ocurriendo todo lo contrario en Melilla. La gran comunidad musulmana y sus hábitos no parece que tenga relación con estos parámetros.
-        Y los vascos beben muchos “txiquitos”, eso si, acompañados de buenos “pintxos. No hace falta hacer un estudio para saber lo bien que se come por allí, en cantidad y calidad, pero parece que el hecho de estar un poco por debajo en sedentarismo con respecto a la media les hace estar cerca de la media en sobepeso.
En fin, que no todos somos iguales, que hay diferencias regionales en costumbres, que unos hábitos se pueden compensar con otros o potenciarse y que las polticas públicas pueden partir de un troco comñun, pero el esfuerzo a realizar a cada factor de riesgo hay que adptarlo. Este ejercicio de partir del conocimiento de la realidad social parte, por cierto, de un enfoque humanista al ejercicio de la medicina y de la gestión de la salud en general.


Antonio Burgueño Jerez


viernes, 9 de enero de 2015

¿AGUANTARÁ EL MUTALISMO DE FUNCIONARIOS OTROS 40 AÑOS?... ¿Y CINCO…..?

(publicado en Sanifax 9 de enero 2015)

Nuevo lunes, nuevo mes, nuevo año… todo nuevo. Vamos a ver que nos depara el 2015 lleno de emociones en lo político propias de una montaña rusa… elecciones municipales, autonómicas, generales… Centrándonos en lo sanitario, muchos cambios en la sanidad madrileña y la nacional con nombramientos de nuevos responsables.

Me quiero centrar en esta tribuna en poner el acento en las mutuas de funcionarios, es decir: MUFACE, ISFAS y MUGEJU, las cuales se mantienen en una situación crítica desde hace mucho tiempo. Hemos leído titulares en todo tipo de prensa, no sólo sanitaria, como “Los funcionarios de Muface dejarán de poder ir a los mejores hospitales”, o “CSI-F asegura que Muface está en quiebra técnica, pero Hacienda niega problemas de liquidez o tesorería”, “los funcionarios sufrirán recortes en su cobertura médica a partir de 2015”. Un presupuesto congelado en 2014 y un incremento pequeño incremento presuestario para el 2015 han sido los detonantes. Las compañías aseguradoras, así como varios grupos hospitalarios han tomado la decisión de no prestar ciertos servicios a los funcionarios por tener que fijar unos precios que, según ellos, no les permite mantener el mismo nivel de servicio. En algunos casos como DKV han optado por introducir el copago voluntario con numerosas ventajas para el funcionario.

En los próximos días, y durante el mes de enero, los funcionarios deben decidir si quieren ser atendidos en el sistema público o en el privado, y si es así en que compañía. Hasta ahora, el 80% había optado por el sistema privado, pero tal vez estos anuncios y cambios en la prestación produzcan un vuelco hacia lo público. La pregunta es si el sistema público puede asumir la demanda asistencial añadida que se le generaría. Habrá que estar a la expectativa. Me reservo por ahora mi opinión porque el tema da para otra tribuna y aún más para una tesis.

Desde mi punto de vista este es un buen modelo, basado en una visión integrada de los recursos sanitarios del país, donde se permite al ciudadano elegir libremente prestador, y aplicándose el principio de separación de financiación, aseguramiento y provisión de servicios, donde las Instituciones Públicas son garantes del servicio y ejecutoras de la prestación del mismo, pero no prestadoras.

Es un modelo muy asentado con casi 40 años de existencia (este año que comienza se cumple 39 años del Decreto 843/1976, por el que se aprueba el Reglamento General del Mutualismo Administrativo), y está basado fundamentalmente en un sistema de colaboración público-privada que ha venido funcionando tan bien que la amplia mayoría de los funcionarios has optado por la asistencia privada. Y además lo hace, según algunos estudios realizados, a unos cotes per cápita inferiores entre el 20% y el 30% inferior al gasto sanitario en prestación pública. Asisa cifraba esta diferencia en el entorno del 40%

Pero no parece que estos datos sean suficientes para mimar a un modelo de prestación sanitaria que bien podría estudiarse su aplicación a otros colectivos, sino que se le viene asfixiando vía precio cápita a las aseguradoras, hasta tal punto que la mayoría opta por renunciar a este mercado por ser, ya no poco rentable, sino de alto riesgo.

Otro problema del modelo es que los colectivos cada vez es más reducido y cada vez está más envejecido. Según datos publicado en el mes de diciembre del año que amamos de cerrar, el número de empleados públicos se situó en julio de 2014 era de 2.522.631, 25.000 menos que el año anterior. Aunque es cierto que, como señalan los responsables de Asisa, se incrementan las tasas de reposición en algunos ámbitos como es el caso de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.


En definitiva, pocas compañías que jueguen la partida, reducción del colectivo, envejecimiento e incremento de la morbilidad, estrangulamiento financiero a pesar de lo positivo del ligero incremento de este año, ponen muy complicada la viabilidad de este modelo en el medio plazo. Quizás la puntilla ya se le haya dado este año: el pueblo decide. Veremos que deciden los funcionarios en las próximas semanas, porque aquí la participación ciudadana, tan de moda ahora, mediante decisiones individuales y personales para decir que hacer con el dinero que le corresponde para su sanidad es un ejemplo a seguir. Y hablamos de un colectivo que me cuesta creer que tire “piedras contra su propio tejado”, por lo que estoy seguro que seguirán defendiendo la sanidad pública como hasta ahora.


Antonio Burgueño Jerez