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lunes, 23 de noviembre de 2015

La apuesta por la profesionalización de la gestión en la Comunidad de Madrid: Un hecho histórico…pase lo que pase

(Tribuna El Primer Lunes… Sanifax 2 de noviembre 2015)

Otro nuevo lunes primero de mes y otro mes que pasa de este convulso 2015. Como suele pasar los octubres y noviembres suelen venir plagados de actos, decisiones o actuaciones que los hacen muy interesantes. Un tanto cargado para los medios de comunicación. Tanto es así que en este medio, es la sección “avispero” (la última en orden documental pero de las primeras a la hora de leer el Sanifax…reconozcámoslo…), se pedía aquello de “¡¡¡organización!!”. Propongo un comité organizador de agendas para actos en el sector de la sanidad…ahí lo dejo.
Hemos leído este mes que aumenta la demanda de asistencia sanitaria, los médicos en pie de guerra aprovechando que el Guadiana pasa por las elecciones, las enfermería buscando un nuevo marco de actuación y un modelo diferente de organización, centrado en la cuestión de la prescripción (desde mi punto de vista no es el tema más crítico ni la cuestión clave)… y con la guerra montada también contra un gobierno que estaba entre la espada y la pared en el asunto de la prescripción enfermera.
Aunque quizás entre lo más trascendente que ha acontecido se encuentre el acuerdo al que han llegado los partidos políticos de la Asamblea de la Comunidad de Madrid para legislar la profesionalización de la gestión sanitaria. Lo meritorio es que además es a propuesta de la oposición. Me congratulo por ello, consciente de que lo ocurrido es sólo el principio, pues queda mucho por ver y mucho por desgranar, obviamente Pero hay un principio de remar todos juntos hacia un fin que la unanimidad de la Asamblea lo ve prioritario.
Y me congratulo también porque no podemos seguir presenciando como los gestores de nuestras organizaciones sanitarias dependen del color de los votos para seguir o no ejerciendo su trabajo, desperdiciándose toda la experiencia acumulada.
Porque la función directiva es un puesto esencialmente técnico que requiere de unos conocimientos, disciplinas y habilidades que están englobados en lo que se puede denominar las ciencias empresariales, o del management (¡Qué admirable habilidad tienen los anglosajones para decir mucho con pocas palabras!), que son las que se aplican en la gestión de las organizaciones sanitarias, con independencia de su titularidad pública o privada.
Hechas las merecidas alabanzas al hecho permítanme empezar a pensar en la letra pequeña… o al menos no tan gruesa. Y de esa reflexión surgen los primeros interrogantes: ¿Cuáles van a ser los criterios objetivos que determinen cual es el mejor gestor?¿Van a ser los mismos para todos los tipos de centros?¿Se van a considerar factores básicos de un buen gestor como son sus habilidades (liderazgo, gestión de equipos, delegación, comunicación interpersonal.. y un largo etc)?¿Cómo se refleja esto en una ley?¿Va a seguir manteniéndose ligar la posibilidad de ser director a tener algún tipo de formación universitaria muy concreta?¿Y a ser funcionario de carrera?¿Y qué va a  pasar con los gestores actuales?¿tendrán que pasar revalida?.  Y si hablamos de mayor independencia de gestión, ¿es posible en el marco legislativo actual? ¿Habrá que modificar otras normativas para poder hacerlo efectivo?...
No me gustaría se me entendiera esta reflexión desde el negativismo por puntualizar la complejidad de las múltiples aristas que el reto de la profesionalización supone. Quiero por ello insistir en mi felicitación por la iniciativa y por el consenso en la Asamblea de Madrid. Y deseo que continúe cuando se llegue a la letra pequeña. Es mucho presupuesto el que se gestiona desde un despacho de un directivo de una organización sanitaria, con una responsabilidad altísima sobre miles de profesionales en los hospitales más grandes (cientos en los más pequeños), con la responsabilidad última de la asistencia que se le presta a miles de ciudadanos… y todo por una contraprestación económica que dista mucho de ser proporcional a ello.
Una recomendación si se me permite para despejar interrogantes y seguir avanzando todos en la misma dirección: pregunten a los equipos directivos. Les puedo asegurar que hay bastante quorum en lo que debe hacerse, con independencia de los colores políticos, porque la gestión de los centros sanitarios no lo tiene. Con seguridad también se congratulan de esta apuesta, y estarán tan ilusionados como expectantes a que estas incógnitas se vayan despejando. Y que de paso, como se suele decir, que cunda el ejemplo.

Antonio Burgueño Jerez

lunes, 11 de febrero de 2013

NO ES SUFICIENTE AJUSTAR. HAY QUE TRANSFORMAR LAS ORGANIZACIONES SANITARIAS


Estamos en un momento donde se debaten cuales son las mejores medidas para poder recortar gastos. Sin entrar a valorar ni a juzgar las decisiones que se tomen, las cuales no son objeto de este blog, estamos en un momento donde se tienen que tomar medidas radicales de recortes de gastos pero simultanearlas con cambios radicales en la gestión de los recursos

Desde qué hace más de 20 años que se viene hablando y debatiendo sobre el problema de la sostenibilidad del sistema sanitario. Pero pocas soluciones reales se oyen, o no se departen sobre ellas.

Hoy en día ya casi nadie habla de sostenibilidad, ya se habla de viabilidad. Parece más correcto, en tanto en cuanto sostenibilidad parte de la base de aguantar lo que se tiene y viabilidad parece que se enfoca más hacia replanteárselo.

¿Porqué ir más allá?

- Porque tenemos un problema de ingresos. Y no sólo por el difícil momento actual. Un país que envejece como es el caso español, supone que incrementa la proporción de personas que deben contribuir a mantener un estado de bienestar y derechos sociales para todos.

- Porque la mal llamada insuficiencia financiera es, en realidad, una cuestión de escasez de medios, intrínseca a toda actividad humana. También debemos analizar el despilfarro en el que hemos caído en estos años.

- Porque las estructuras organizativas sanitarias están basadas en modelos industriales de principios del siglo XX.

- Porque el modelo de relaciones laborales no responde a las necesidades y deseos de los profesionales.

- Porque estamos confundiendo mejor sanidad con más recursos. Se ha perdido la cultura de escasez.

- Porque hemos obviado en muchas ocasiones la racionalidad en la construcción de infraestructuras, sobrantes en no pocas ocasiones. No se hacen planes en función de la demanda sino de la política.

- Porque se repercute la racionalidad del gasto tan solo a los directivos sanitarios, cuando deben estar involucrados todos los agentes, desde pacientes hasta celadores.

- Porque como pacientes hemos querido entender que la sanidad es gratis, y hacemos mal uso de ella.

- Porque no estamos a la altura profesional de las circunstancias, en general, obviamente.

- Porque estamos sufriendo reducción de la población, con cambios demográficos importantes que a medio plazo condicionan la planificación sanitaria.

- Porque seguimos en hospitales pensados para agudos, ante la realidad de la cronificación de las enfermedades

- Porque hay que trabajar más la prevención, en especial desde la escuela y en los centros de trabajo donde hay mucho camino por andar.

- Porque hay que integrar la investigación dentro de la labor sanitaria, y orientaría a resultados factibles y con retorno de la inversión.

- Poder que el clínico está perdiendo su legítimo protagonismo y liderazgo en la sanidad pero debe aprender a recuperarlo y utilizarlo adecuadamente.

- Porque debemos de romper clichés trasnochados de privada, publica. Es el viejo debate que estereotipa y clasifica y divide a las personas entre ricos y pobres, de derechas o de izquierdas. Es sólo una cuestión de prioridades, legitimas todas ellas, faltaría más. Es tan absurdo que hay gente que se gasta más en el seguro del coche que en una póliza de seguro privado, viejo argumento que se utiliza en la venta de seguros de salud.

Vivimos en organizaciones pensadas en el siglo xx, por Taylor. Decía que las empresas tenían que estar organizadas para que el obrero no tuviera que pensar. Pone toda la carga de la innovación y de la organización en la gerencia. Sus teorías datan de principios del siglo xx. ¡Más de 100 años! Sus teorías fueron claves para lograr una organización del trabajo industrial que permitió la implantación de la producción en cadena, necesaria para l suministrar productos y servicios a las masas que se agolpaban en las ciudades. Así para generar trabajo para las mismas.

Este planteamiento chirría enormemente con la realidad de la actividad sanitaria donde el obrero (si se me permite la expresión) es un profesional súper especializado, y tiene la capacidad y la obligación de decir cuál es el proceso asistencial que debe seguir el paciente. Capacidad que no tiene la gerencia.


Por todo lo anteriormente citado, debemos trasformar las organizaciones sanitarias al igual que la sociedad está en una transformación continua.
Tenemos que visualizar nuestro futuro inmediato, y caminar hacía la sanidad que queremos para nosotros, hacía el hospital que atienda nuestras necesidades, hacía los servicios y los esfuerzos concretos para conseguirlos, y volver a visualizar como se ha conseguido para seguir andando por el camino de la mejora continua, de la calidad, y de la viabilidad de la sanidad universal.
No hay otra fórmula, sin visión no lograremos la viabilidad de una sanidad universal y con la calidad que todos queremos. En estos momentos me acuerdo de aquello de los hermanos Marx "- ¿Dónde vamos? - No lo sé. - Pues acelera y terminemos con esto cuanto antes"

Francisco Álvarez, Miguel Rodríguez y Antonio Burgueño, Patronos de la Fundación Humanismo y Eficiencia en la Sanidad.