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domingo, 25 de noviembre de 2012

GENTE TÓXICA: DINAMITA PARA LA AUTOCONFIANZA Y PARA LAS RELACIONES INTERPERSONALES


La semana pasada estuvimos reflexionando sobre las emociones destructivas, un tema muy bien tratado por Daniel Goleman en un libro que lleva ese nombre. Consecuencia de esas emociones, nos encontramos a personas que son auténticos torpedos a la línea de flotación de nuestra estabilidad emocional y a nuestro bienestar: son las que Bernardo Stamateas denomina Gente Tóxica, concepto que da nombre a su libro, altamente recomendable por cierto.
En todo grupo humano puede haber gente que nos intoxican, que nos incomodan, que rompen nuestra estabilidad. Y pueden estar en nuestro entorno más cercano o no. Son personas que nos generar dolor y que nos evalúan permanentemente.
El problema no es tanto que estén, eso no podemos controlarlo ni evitarlo en no pocas ocasiones- El problema es que les permitimos entrar en nuestra vida e influir en nosotros, Y eso si podemos, y debemos, evitarlo. Se trata de aprender a cómo hacerlo. Hay que aprender a detectarlos, conectar con la gente correcta, controlar nuestras emociones. Debemos caminar hacia la autonomía mental, libres de culpas falsas y ajenas.
Otra de las características de las personas tóxicas es que potencian nuestras debilidades y minar nuestra confianza en nosotros mismos. No apoyan lo que hacemos y destrozan nuestras ilusiones.

Pero ¿por qué ocurre eso? ¿Porqué hay personas que se comportan así? Stamateas afirma que la clave está en nuestras necesidades como humanos (Físicas, emocionales, intelectuales y espirituales).  La ausencia de satisfacción de alguna de ellas nos influye en el comportamiento, hasta el punto de ser malos para los demás.
Estas personas nos hacen descentrarnos de nuestros objetivos, nos reconducen hacia actitudes, miedos y acciones que nos desenfocan de lo que realmente nos satisface, de nuestros objetivos personales, legítimos y necesarios. En ese proceso autodestructivo se encadenan sentimientos de culpa (influidos por otros o por uno mismo) que frenan nuestro potencial. El sentimiento de culpa es, en definitiva, venganza, enfado y boicot contra uno mismo.  Una espiral muy peligrosa que lo convierte en una de las emociones más destructivas. Condiciona, por otra parte,  nuestra percepción de las cosas y las inducirá hacia los demás. Nos volvemos más vulnerables. Y si la dejamos crecer nos lleva a bloquear nuestras ilusiones y sueños.
No dejemos, pues, que los demás manejen nuestras emociones: mi jefe me pone de los nervios, me has estropeado el día. Etc. Debemos tener más autocontrol.
¿Cuáles son esos perfiles? A juicio de Stamateas, los perfiles tóxicos son:

- El descalificador
- El agresivo verbal, que da para otra reflexión por si mismo
- El falso
- El chismoso
- El jefe autoritario, caracterizado por ausencia de confianza, por someter su opinión a la de los demás, soberbia, miedo, se sienten amenazados.
- El manipulador
- El neurótico
- El orgulloso por exceso de confianza
- El quejoso (el que quiere quejarse siempre encuentra motivo)
- El psicópata, hay más de los que parece. No se les ve, están integrados en la sociedad. Se caracterizan por no sentir culpa por el daño causado, muestra una imagen falsa todo el tiempo, utilizan a las personas, sólo ansían poder, se ofende por todo, quieren controlar, son resentidos y amargados, son egocéntricos en demasía, son fríos..
- El envidioso: La envidia le coloca en un estado de continua insatisfacción y de queja permanente. La excelencia y el triunfo siempre traen envidia de terceros. Sin duda es un sentimiento destructivo, si tienes éxito serás perseguido. Despierta la venganza y el odio. Es una persona que juzga y opina sobre todo. Es un verdugo social. Lleva a actitudes de destrucción a través de la persecución y la calumnia. Se enfoca en el éxito del otro, no en sus sacrificios y esfuerzos para el logro.

- El mediocre: se resigna a ser uno más. Se pliega al conformismo, con miedo a lo desconocido. A este respecto, destaca la cita de Einstein “el mundo que hemos fabricado como resultado del nivel de pensamiento que hemos utilizado hasta ahora crea problemas que no podemos solucionar con el mismo nivel de pensamiento en el que los creamos. La mediocridad es contagiosa. Hemos hecho virtud de la moderación. De ahí nace el exceso de envidia en nuestra sociedad.”

Antonio Burgueño Jerez
Patrono Fundación Pro Humanismo y Eficiencia en la Sanidad