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lunes, 19 de marzo de 2012

EL HUMANISMO MEDIANTE LA CONFIANZA, CLAVE PARA EL FUTURO DE LA SANIDAD


EL HUMANISMO MEDIANTE LA CONFIANZA, CLAVE PARA EL FUTURO DE LA SANIDAD

Analizando la prestación del servicio sanitario en su evolución en los últimos años, podemos concluir que se ha producido un desplazamiento del humanismo sanitario a favor del factor técnico de la medicina. La medicina humanista se basa en la relación de confianza que debe existir entre el médico y su paciente, confiando en su saber clínico y su capacidad humana, ambas importantes en partes iguales. Actualmente estamos ante una medicina donde el peso recae sobre la tecnología, los tratamientos farmacológicos y la evidencia científica. Se ha desplazado, por tanto,  la confianza del profesional a los medios diagnósticos y terapéuticos.

Es obvio que lejos de producirse una merma en la calidad de los servicios, se ha realizado un esfuerzo a todos los niveles para incrementar la calidad del servicio prestado. La calidad de la asistencia sanitaria se ha enfocado y entendido como una calidad técnica (perfecto), y enfocada al paciente (bien) para lograr la satisfacción del mismo. Ahí está el error. Hemos abrazado la satisfacción del paciente como el gran paradigma del servicio sanitario, y, como su propia definición postula, paralelamente, hemos enseñado a los pacientes a exigir. Cuestión esta que se suma a  que la tolerancia al dolor y el miedo a perder la salud, ha llegado a un límite que poco se tarda en acudir a un profesional ante cualquier molestia. Y hemos puesto el paciente en una posición (subjetiva pero no por ello relevante) de dominio que condiciona ciertas decisiones. La satisfacción está muy lejos de medir la calidad humana de la medicina (concepto este relegado al olvido).¿No deberíamos medir la calidad en términos de confianza percibida? Estoy convencido de que sí.

Estudiando el humanismo en la sanidad a lo largo de la historia reciente, una de las principales conclusiones que se obtienen es que la confianza es el concepto clave, en tanto en cuanto, el logro y mantenimiento de la misma es la esencia, la base y el fin  de todo acto humano y, cómo no, de las relaciones humanas. Lograrla y mantenerla es indispensable en la relación médico-paciente (el médico que cuenta con la confianza de su paciente es, en si mismo terapia, decía Laín Entralgo), pero no lo es menos entre el resto de los profesionales que interactúan con los pacientes y profesionales y de las relaciones entre todos los profesionales.

Es necesario, en estos momentos, trabajar y gestionar hacia el humanismo en el proceso asistencial, a la par que los necesarios avances técnicos,  desde la gestión de la confianza del proceso asistencial, que debería conllevar devolver la misma a los profesionales y, con ello, avanzar en el uso racional y adecuado de los recursos sanitarios. La confianza es mejorable y, por tanto gestionable y medible, partiendo de comprender qué es y de que depende lograrla.

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