Hace unas semanas
tuve la oportunidad de ver una extraordinaria película sobre este ejemplar
médico italiano: "Moscati, el médico de los pobres". Giuseppe Moscati
(1880-1927) trabajó en el Hospital de los Incurables de Nápoles, pues desde niño le
conmovía la miseria de los más pobres.
No destaca de él sus
grandes enseñanzas, sino más bien su actitud de humanista cotidiano llevado a
su máxima expresión, hasta llegar a desprenderse de todo lo material, pues su
vida lo llenaba más cuestiones más intangibles como era su labor hacia los mas
desfavorecidos. Nunca buscó, por tanto, ni la gloria del mundo ni las riquezas.
Su profunda religiosidad le hacia buscar a Cristo en cada persona que sufría.
Era frecuente verle andar por aquellas calles estrechas y bulliciosas de los
barrios más pobres de Nápoles. De él llegó a decirse que curaba con amor, pues
su humanidad le hacia ser muy feliz.
Aún así llama la
atención algunas de sus afirmaciones, cargadas de mensajes para la reflexión:
- Ama la verdad, muéstrate como eres sin falsedades, sin miedos ni miramientos. Y si la verdad te cuesta la persecución, acéptala; si te cuesta el tormento, sopórtalo. Y si por la verdad tuvieses que sacrificarte tu mismo y tu vida, se fuerte en el sacrificio.
- El éxito egoísta sirve de muy poco.
- Cada enfermo es mucho más que un cliente: cualquier persona, el más desgraciado o hundido en los vicios, —¡qué importa quién!— necesita no únicamente de sus cuidados médicos, sino también de sus consuelos.
- No sólo se debe ocupar del cuerpo, sino de las almas con el consejo, y entrando en el espíritu, antes que con las frías prescripciones que hay que llevar al farmacéutico. Hay que prescribir a cada enfermo todo y sólo lo que realmente necesita.
- El Señor dirige todo, también la mano del médico, a El sólo hay que dar las gracias. Me viene la memoria una cita de otro gran humanista del que hemos hablado en este blog ( http://fundacionhumanizacion.blogspot.com.es/2013/06/entender-la-persona-como-origen-de-toda.html ), el médico alemán Schaeffer, que decía que la profesión de médico era complicada pues "si algo sale bien es gracias a Dios y sino se buscan un abogado"
- No es la ciencia la que ha transformado al mundo, sino la caridad.
De
este desconocido y gran médico se ha hecho este emotivo y grandísimo elogio,
que vale sobre todo por quien lo hizo: "Por naturaleza y vocación, Moscati
fue ante todo y sobre todo el médico que cura: responder a las necesidades de
los hombres y a sus sufrimientos fue para él una necesidad imperiosa e
imprescindible. El dolor del que esta enfermo llegaba a él como el grito de un
hermano a quien otro hermano, el médico, debía acudir con al ardor del amor. El
móvil de su actividad como médico no fue, pues, solamente el deber profesional,
sino la conciencia de haber sido puesto por Dios en el mundo para obrar según
sus planes y para llevar, con amor, el alivio que la ciencia médica ofrece,
mitigando el dolor y haciendo recobrar la salud. Por lo tanto, se anticipó y
fue protagonista de esa humanización de la medicina, que hoy se siente como
condición necesaria para una renovada atención y asistencia al que sufre".
Juan
Pablo II, Homilía en la Ceremonia de Canonización del Doctor José Moscati, 16
de octubre de 1987.
Antonio
Burgueño Jerez