Logo

Logo
Mostrando entradas con la etiqueta Humanismo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Humanismo. Mostrar todas las entradas

martes, 9 de abril de 2013

LA VISION HUMANISTA DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA (I) Una importante fuente de reflexión






En una ocasión, una persona vinculada a la Universidad Católica de Murcia, me preguntó sobre el grado de concordancia de nuestro planteamiento humanista con los postulados del cristianismo. A decir verdad, nunca me había detenido a pensar en ello, pero por necesidad los valores cristianos que han regido nuestra sociedad en los últimos siglos debían ser coincidentes con lo que entendimos y entendemos por humanismo. Y así se lo exprese, con total sinceridad. Hay anécdotas que marcan en la vida, y esta es una de ellas, la cual derivó en un precioso seminario sobre humanismo y en una inquietud personal por conocer más a fondo esa profunda relación humanismo y cristianismo.

Uno de los documentos que mejor describen esa profunda relación, y muy enfocado a la realidad cotidiana de “los mortales” en la encíclica “centesimus annus”, publicada con mucha intención un 1 de mayo, concretamente de 1991, y con motivo de los 100 años de la publicación de la encíclica del Papa León XIII, “Rerum Novarum”. En aquel momento el Papa se ve en la obligación de intervenir en el conflicto entre capital y obreros, conflicto en el que no se conocían las reglas del juego de esa nueva relación en la sociedad. Desde la posición de coherencia y rigor con la que fue escrita, es indiscutible la influencia posterior dela misma. Ambos escritos son claves en lo que se conoce como la doctrina social de la Iglesia. La lectura de las mismas es una fuente de inspiración a la reflexión, cargada de mensajes.

En palabras de Juan Pablo II, fue "el yugo casi servil", al comienzo de la sociedad industrial, lo que obligó a León XIII a tomar la palabra en defensa del hombre. La Iglesia ha permanecido fiel a este compromiso en los pasados cien años. Efectivamente, ha intervenido en el período turbulento de la lucha de clases, después de la primera guerra mundial, para defender al hombre de la explotación económica y de la tiranía de los sistemas totalitarios. Después de la segunda guerra mundial, ha puesto la dignidad de la persona en el centro de sus mensajes sociales, insistiendo en el destino universal de los bienes materiales, sobre un orden social sin opresión basado en el espíritu de colaboración y solidaridad. Luego, ha afirmado continuamente que la persona y la sociedad no tienen necesidad solamente de estos bienes, sino también de los valores espirituales y religiosos. Además, dándose cuenta cada vez mejor de que demasiados hombres viven no en el bienestar del mundo occidental, sino en la miseria de los países en vía de desarrollo y soportan una condición que sigue siendo la del "yugo casi servil", la Iglesia ha sentido y sigue sintiendo la obligación de denunciar tal realidad con toda claridad y franqueza, aunque sepa que su grito no siempre será acogido favorablemente por todos.

A título de ejemplo, pues en próximas reflexiones queremos entrar más a fondo en esta interesante cuestión, destacamos una reflexión de Juan Pablo II: “La alienación se verifica en el consumo, cuando el hombre se ve implicado en una red de satisfacciones falsas y superficiales, en vez de ser ayudado a experimentar su personalidad auténtica y concreta. La alienación se verifica también en el trabajo, cuando se organiza de manera tal que "maximaliza" solamente sus frutos y ganancias y no se preocupa de que el trabajador, mediante el propio trabajo, se realice como hombre, según que aumente su participación en una auténtica comunidad solidaria, o bien su aislamiento en un complejo de relaciones de exacerbada competencia y de recíproca exclusión, en la cual es considerado sólo como un medio y no como un fin”. Total nada…

Para aquellos interesados dejamos enlace a la encíclica Centesimus Annus mencionada.

Antonio Burgueño Jerez
Patrono Fundación Humanismo y Eficiencia en la Sanidad





lunes, 18 de marzo de 2013

TECNICA Y HUMANISMO EN LA FORMACION DEL HOMBRE ACTUAL. Comentarios de Pedro Laín Entralgo en el aniversario de nuestro blog


En estos días nuestro blog cumple su primer año. Un año donde cada domingo hemos ido escribiendo una pequeña reflexión con el ánimo que fuera útil para los lectores. Lo que pega para celebrar el aniversario era hacer un resumen de las ideas que hemos ido planteando. Sin embargo, me ha parecido oportuno hacer una reflexión sobre un manuscrito que compre no hace mucho del Ilustre D.Pedro Laín Entralgo. Fue escrito en 1971 con el título “Técnica y Humanismo en la formación del hombre actual”. Nadie mejor que él puede exponer y razonar porqué es tan importante lo que reflejamos en el nombre de nuestra fundación: La importancia de no relegar el  humanismo a un segundo plano en aras de una tecnificación y deificación de la eficiencia.
Llevo muchos años estudiando y debatiendo sobre el humanismo. Y con preocupación observo como el humanismo ha sido relegado a un papel meramente estético en la sanidad, muy lejos del papel esencial que debería tener, al menos la altura de a técnica. Mi opinión es que este es el único camino posible, por lo que todo ello conlleva.
Destacamos pues las siguientes reflexiones:
¿Nos hemos convertido en simples miembros de una sociedad en aras de la tecnificación y la eficiencia? ¿Hemos echado definitivamente por la borda, como cosa envejecida e inútil ese tradicional ingrediente de nuestra cultura que llamamos “formación humanista”. Nuestra formación técnica suele carecer hoy en día de dicha componente formativa tan imprescindible para el hombre.
La formación técnica capacita a quien la recibe para saber hacer bien aquello que versa. Exige saber con precisión “qué” es lo que se hace, “qué” son las cosas con las cuales se hace, y “porqué” se hace aquello.
Complementariamente está la formación humanista: Lo que uno como hombre es. Incluye  filosofía, historia, religión, arte, etc.
¿Cuál y cómo debe ser esa formación complementaria a la técnica, que sin duda tanta carencia hay hoy? Vaticinio D. Pedro realiza.
Ambas formaciones son indispensables para el logro del bienestar de la humanidad. Imposible sin la precia posesión de una formación humanista.
Para Laín Entralgo hay que trabajar en dos direcciones: por un lado lo que él denomina la cultura por extensión y, por otro, el humanismo por intensión.
Humanismo por extensión
No son disciplinas particulares, ni propias de una técnica concreta. Debe responder a una serie de preguntas.
¿En qué mundo vivo en tanto que hombre de este tiempo? Situación histórica, creencias, esperanzas, tensiones, conflictos, temores ideas rectoras de la vida y básicas visiones del mundo. Ejemplo: “ambiente espiritual de nuestro tiempo”. Jaspers.
Haciendo mi vida en el mundo, ¿con qué me encuentro?: con las cosas y con los demás hombres, lo que nos lleva a las relaciones inter-individuos o inter-personales, tratando de entender los diferentes grupos humanos, desde la familia, amigos, organizaciones para el trabajo. En otras palabras, la humanidad en su conjunto. Sin olvidar indagar en la intra-persona tanto la propia como la de los demás.
¿Qué soy yo en tanto que hombre? Procediendo a una metódica descripción del hombre, en su doble aspecto de ser biológico y ser personal: morfología, fisiología, psicología, antropológica, filosófica.
Para que yo sea el hombre que soy, ¿qué ha tenido que pasarle a la especie humana? Empezando desde los orígenes a nuestro tiempo.
Cuando se trata de cuestiones controvertidas sólo una actitud mental puede ser universalmente válida: aquella en que el expositor se hace lealmente cargo del pensamiento ajeno y se esfuerza por dar razón suficiente de él, desde el que por sí mismo profesa.
Humanismo por intensión o en profundidad
¿Puede decirse que un técnico es en realidad un hombre culto si no es capaz de llegar con cierto rigor intelectual desde su técnica hasta la realidad humana de que esta brota?
Debería haber cinco preocupaciones:
Preocupación intelectual por el que de lo que se hace.
Preocupación intelectual en torno al “para qué” de lo que se hace, que ineludiblemente nos conduce a un para quien.
Preocupación intelectual por la historia de la técnica en cuestión. Aristóteles ya escribió que el conocimiento de la génesis de una cosa es condición necesaria para el conocimiento de su realidad.
Preocupación intelectual por la sucesiva representación extra técnica de aquello que técnicamente se hace. Por ejemplo, la medicina en la literatura, la economía en el arte, etc.
Preocupación intelectual por el modo cómo se dijo antaño y se dice ahora lo que técnicamente se hace. Se pasa del mundo de la pura técnica a la de la palabra. Llegamos con ello por el interés de la etimología.
A través de cualquier técnica, buceando con la inteligencia y la sensibilidad en lo más fundamental y radical de lo que ella es, aquel que seria y vocacionalmente la cultive se asomara de manera automática al dominio de la filosofía, de las ciencias antropológicas, de la historia, de las artes plásticas y literarias, de la filología, etc.
Pocos estamentos siguen siendo tan fieles a la mentalidad positivista y a la mentalidad técnico-profesional como el de los nietos de Hipócrates. Debería instaurarse el estudio de la antropología médica que es la filosofía de la medicina.
¿Agonía del humanismo?¿Para qué todo esto?
Para lograr ser plenamente hombres, incluido el plano ético e intelectual
Para descubrir nuevos horizontes de su saber y nuevos horizontes de investigación
Ramón y Cajal llegó a afirmar que “Mí citada afición a los estudios filosóficos, que adquirió años después caracteres de mayor seriedad, sin transformarse precisamente en pensador, contribuyo a predecir en mi cierto estado de espíritu bastante propicio a la investigación científica”.
“Temo sin embargo que estas reflexiones sean vanas frente a la creciente marea universal del tecnicismo puro. Temo que ni siquiera el ejemplo de los grandes creadores de la ciencia moderna sean eficaces. Cualquier día de estos, ¿Oirá alguien decir una voz que diga: ¿Ha muerto el humanismo? Pese a todo no puedo creerlo. Pero si así llega a suceder, yo preferiré estar entonces muerto”.


Antonio Burgueño Jerez
Patrono Fundación Humanismo y Eficiencia en la Sanidad

















lunes, 7 de enero de 2013

MARKETING EN LA SANIDAD. Imprescindible para la humanización y para la eficiencia


Estoy seguro que a la gran mayoría le extrañará esta afirmación. El marketing ha tenido siempre muy mala prensa. Es una de las grandes paradojas de la vida. En una reflexión anterior en este blog hacía referencia a los planteamientos de Peter Drucker sobre el Management y su importante papel en todo momento, peor especial en los momentos más críticos de la sociedad. Y hacía hincapié en que la ciencia de la gestión, el management por tanto, ha nutrido históricamente a la administración de las metodologías y conocimientos propias de la misma. Añadía que el vocablo “management” no tiene traducción al castellano. Y que utilizamos palabras y conceptos que hacen referencia a una parte de su significado.
Al vocablo marketing le ocurre exactamente lo mismo. No tiene traducción. Parece que los anglosajones tienen la particularidad de decir muchas cosas con una sola palabra. Ha habido algún intento años atrás de traducirlo como mercadotecnia, pero más bien ha sido producto de traducciones de libros realizadas en países como México. Vulgarmente se utiliza para hablar despectivamente cuando alguien quiere "colocarnos" o “meternos por los ojos” cualquier producto o servicio. Como veremos, esta concepción del mismo es fruto de la ignorancia.
Si nos detenemos a pensar en la esencia del marketing y la razón de ser de la sanidad, no es difícil ver su utilidad. En esencia, Las organizaciones sanitarias de éxito son aquellas que puedan satisfacer las demandas de la ciudadanía de la forma más eficiente posible y generando confianza en la organización. Paralelamente, el marketing, en esencia, y en palabras de uno de los grandes Gurús de la materia, P. Kotler, “el enfoque marketing sostiene que la clave para alcanzar los objetivos de las organizaciones consiste en identificar las necesidades y deseos del publico objetivo y en ser más efectivo que los otros proveedores a la hora de crear y ofrecer valor a sus públicos objetivos”.  Yo matizaría que, más allá de identificar deseos y necesidades lo que se debe hacer es identificarla forma de conseguir, como organización, generar confianza hacia la sociedad en general, y al paciente en particular.
El marketing, si bien originariamente surge para ser aplicado en los bienes de consumo, progresivamente fue extendiéndose hacia los servicios para, posteriormente, extender su aplicación entre las organizaciones sin ánimo de lucro y la gestión pública.

¿Qué supone aplicar el marketing? Unas pinceladas
- Conocer y segmentar la población en función de diferentes características socio-demográficas, motivacionales, etc. Con el fin de seleccionar qué grupo atender y qué necesidad cubrir. Determina la estrategia la organización, ayuda a definir la verdadera razón de ser de la organización y a pensar el diseño de los servicios que deben prestarse.
- Conocer el comportamiento del ciudadano: las organizaciones que aplican el marketing en un sentido amplio, estudian y conocen el comportamiento de su público ante sus servicios, analizando y conociendo motivantes y frenos psicológicos, circunstancias sociales determinantes de las decisiones, actitudes, percepciones de la marca, del trato, del punto de atención. Sin duda ese saber hacer es fundamental para poder establecer estrategias par pasar a ser receptores y organizadores de la demanda (asumir “lo que nos venga”Ç) a verdaderos “gestores de la demanda”, influyendo en la misma para racionalizarla.
- Eficiencia en el diseño de servicios por su adecuación a las necesidades del paciente: Se tiende a adecuar los servicios a las necesidades del provisor. En el caso de un hospital, hasta se llega a trastocar la hora de la comida de los pacientes habitual en su casa para adecuarla a los turnos. En otra índole de cosas, se les hace pasar por servicios cuyos nombres son difíciles de entender por los propios especialistas. Un buen ejemplo es el del dolor de espalda. Según qué hospital te puede resolver el problema el traumatólogo, el neurocirujano, el rehabilitador, la unidad del dolor, ... de locos! En mi opinión deberíamos adaptarla mejor al ciudadano, pensar más en él y crear, por ejemplo, unidades del dolor de espalda. Que eso se entiende muy bien, y sabemos a que acudimos a ella y por qué. Esa decisión, supondría un cambio organizativo para aplicar, al fin y al cabo, la gestión clínica, que tanto y tanto se habla. Es, además, un paso hacia la especialización y la diferenciación, pues no es necesario (ni eficiente) que existan en todos los hospitales! Hoy en día la población se desplaza kilómetros para comer en un restaurante, ir al teatro, cine.
- Comunicación: es la base del entendimiento. Esta se ha ido plantando y mejorando a lo largo de los últimos años. Lo que prometemos debemos cumplirlo, y debemos ser coherentes lo que prometeos con lo que hacemos. Incluye tanto establecer políticas de comunicación interna como externa. El objetivo es generar una percepción de confianza de la institución sanitaria.
- Lograr la confianza del paciente a través de la calidad el servicio y la entrega de valor. Es clave la gestión de los “momentos de la verdad”, es decir, cuando el paciente entra en contacto con la organización.
- Establecimiento de políticas relaciones con el entorno: política, social, sociosanitario…
- Diseño de programas de educación social, publicidad, promoción de la salud. A este respecto, hay una iniciativa por parte del Ministerio de Sanidad llamada Red de Hospitales Promotores de Salud sin duda muy interesante.
En definitiva, aplicar el enfoque marketing y sus técnicas supone, entre otras cosas,  entender al paciente y la realidad social, apostar por el trabajo en equipo de toda la organización, buscar un enfoque organizativo que permita liderar la respuesta eficiente a las demandas reales, buscar la mejor calidad de servicio y la mejora día a día, etc. En otras palabras, poner en el centro de nuestra atención a las personas, ya sean pacientes o profesionales. Humanismo puro y duro. Seguiremos hablando de ello, sin duda. Da para mucho.

Antonio Burgueño Jerez
Patrono Fundación Pro Humanismo y Eficiencia en la Sanidad

domingo, 9 de diciembre de 2012

PERO… ¿QUÉ ES REALMENTE LA CALIDAD?... Y ¿COMO TRABAJARLA? Unareflexión sobre este asunto.


En primer lugar precisemos el concepto: uno de los errores principales de la comunicación es que en ocasiones utilizamos la misma palabra para expresar cosas diferentes. Mismo significante distintos significados. Es una de las principales barreras a la comunicación. Es lo que los americanos llaman “misscommunication”.
Pues la calidad es uno de esos conceptos que ya no sabemos si significa muchas cosas o nada, O lo es todo. Es una de esas palabras (como humanismo) que de tanto usarlas y mal usarlas las hemos vaciado de contenido. Y sin embargo apelamos a ella habitualmente.
Uno de los principales errores es utilizar la palabra “calidad”como sinónimo de grandes prestaciones de algo, como vulgarmente ocurre. Sin embargo, el diccionario, entre sus acepciones destaca, para nuestro caso, “propiedado conjunto de propiedades inherentes a algo, que permiten juzgar su valor”.
Sin entrar en detalles conceptuales que derivarían con seguridad en más de una reflexión en este blog, y cuando hablamos de la prestación de servicios, calidad debe ser entendida como adecuación de los elementos y recursos de una organización para lograr los mejores resultados posibles en el estado de salud y en la calidad de vida de pacientes y usuarios.
En definitiva, se trata de hacer las cosas lo mejor posible,en términos de recursos empleados, utilización de tiempo, cuidando los factores humanos de la relación,  procurando minimizar los errores, haciendo a cada paciente lo que hay que hacerle, etc.
Se trata de hacer una organización eficiente, pensada engañarse la confianza del paciente.
En todo esto de la calidad creo que hay dos premisas irrefutables para abordarla:
- Desde el punto de vista de gestión de la misma, lograr servicios de calidad es cosa de todos y cada uno de los integrantes de la organización. Desde el punto de vista humano es, además de programas o sistemas de calidad, una actitud individual y una cultura de la organización.Es más, por muchos sistemas, certificaciones, indicadores, que se desarrollen,sin el factor actitudinal (individual y colectivo) la gestión de la calidad fracasará.O, como suele decirse, será “papel mojado”.
- Al ciudadano lo que realmente le importa es que le den respuesta a su problema en un tiempo prudencial, que le hagan lo que tengan que hacerle, y que lo le traten como se merece. Y poder confiar en los profesionales que le atienden.
Atendiendo a estas dos premisas se puede y se debe organizarla gestión de la calidad en las organizaciones sanitarias, lo que en la práctica supone:
 
- Ir más allá de la participación. Hay que pasar a la autorresponsabilidad. Es lo que se conoce como empowerment
- Crear equipos de trabajo de los aspectos clave: decisiones clínicas, organización del trabajo, proceso asistencial y subprocesos, calidad percibida, comunicación (a todos los niveles), interrelaciones con terceros,formación y capacitación necesaria, la seguridad en la actuación clínica,indicadores…
- Esos equipos multidisciplinares deben crearse en cada Unidad y Área Asistencial. Deben contemplar todas las perspectivas de la actividad asistencial, dando protagonismo y actuación cuanta mejor gente mejor,estableciendo metodologías de proyecto para el buen fin del mismo. Los componentes de los equipos multidicilplinares van a depender del objetivo que se trate. Salvó en temas más concretos, deberían tomar parte de los equipos tanto personal de apoyo, auxiliares, admisión, enfermería... Cada miembro del equipo aporta su visión del equipo, que sumada a la del resto nos aproxima mas a la visión real de las cosas
- Introducir la cultura del cuestionamiento. Preguntarnos todos los días como hacer mejor las cosas. Instintivamente
- Orientar las comisiones clínicas a los fines estratégicos organizacionales. Deben tener una organización y coordinación y sobre todo deben trabajar conforme a unas normas y documentación estandarizada para que finalmente sean útiles a la organización.
- Asumir un rol asesor por parte de los equipos equipos de dirección involucrados, así como los técnicos de apoyo.
Los sistemas de calidad estandarizados, certificados de calidad, los reconocimientos son buenos ni son una consecuencia y no un fin en sí mismo. Pero están más centrados en los estándares que en las personas. Su cumplimiento realmente no garantiza que el servicio sea prestado en los términos que tanto como el profesional como el paciente entienden como óptimo ( o más que eso, si se prefiere). Ni mucho menos su mejora diaria.
Es importante que los procesos y procedimientos se cumplan,parece de Perogrullo pero no lo es.  No pocas veces nos encontramos que se han escrito procesos, se han revisado ya probado pero no se han trasferido al puesto de trabajo. Esta es la parte más compleja, pues que se logre es cuestión puramente del factor humano. El que realiza la tarea tiene que aceptarlo o trabajar desde la imposición. Trabajar desde la imposición lleva al fracaso, sin remisión. Lo más práctico es que los procesos sean realizados por los que van a aplicarlos y que bien conocen la tarea y deben saber hacerse las preguntas correctas para su mejora.
  
Y todo ello debe ser medido. Estamos en una era que tenemos un problema por exceso de información, por lo que el reto es filtrarla, priorizarla y hacerla útil para el día a día. Hemos basado la medición de la calidad en términos de satisfacción, de cumplimiento de expectativas, y hemos actuado en consecuencia, es decir, en su mejora. Y dado que la misma se basa en superar expectativas, se ha producido un efecto perverso de la misma cuya principal característica ha sido que hemos enseñado a los pacientes a ser exigentes. Y hemos cedido, con el consecuente incremento de costes.
Sin embargo, la sanidad tiene su propio parámetro de medida: la confianza, la cual se basa tanto es aspectos técnicos como humanos, complementarios e indivisibles. Tema central de este blog y de esta fundación.


Antonio Burgueño Jerez
Patrono Fundación Pro Humanismo y Eficiencia en la Sanidad

domingo, 30 de septiembre de 2012

EL VIAJE HACIA EL HUMANISMO PRACTICO DESDE LA GENERACION DE CONFIANZA La construcción de una idea


Después de un fin de semana precioso por la Marina Alta Valenciana, se siente uno más despejado para compartir con vosotros una reflexión, un domingo más.
Esta reflexión es, claramente, la continuación de la de la semana pasada. Hay momentos que uno se siente con la necesidad de recapitular. Después de más de una década de avances en el estudio en el campo del humanismo, de investigar para encontrar las claves que lo permitan hacerlo práctico y aplicación de todo ello en experiencias prácticas, así como un esfuerzo constante por compartir las reflexiones, entiendo que es  momento para ello.
 Todo empezó a finales de los 90. Andaba por tierras Valencianas trabajamos en un proyecto ilusionante que se convirtió en Modelo con el tiempo: el proyecto del hospital de Alzira. Paralelamente, daba clases en la antigua IVESP, ahora EVES, escuela de formación de la Generalitat Valenciana, sobre temas de comunicación interna, motivación, comunicación externa, calidad, etc.
En ese tiempo me rondaba una serie de preguntas que no lograba responder y que me ha llevado a apasionaremos en busca de su respuesta: ¿Qué es exactamente el humanismo? ¿Tiene un papel práctico en la realidad Sanitaria actual?, consecuentemente, y en caso de que así sea... ¿Qué hacer para logra quede traduzca en una realidad?
Dichos interrogantes llevaron a un planteamiento del humanismo dede el punto de vista de la gestión, que conllevaba un trabajo hacia el interior de la organización (dirección estratégica, gestión de lso recursos humanos, gestión de la calidad..) y un esfuerzo de entendimiento con los pacientes basado en la comunicación, tanto a nivel interpersonal como organizacional).
Dichos planteamientos convergieron en un Master de Gestión para la humanización de las organizaciones en el IVESP, apoyado por el CEU. Master que estuvo vigente durante aldunos años.
De él surgió un grupo de profesionales que, dado su altura intelectual y profesional, nos llevó años más tarde a la propuesta y puesta en marcha del Plan de Humanización de la Comunidad Valenciana, presentado públicamente por el entonces presidente D. Eduardo Zaplana.
Mi vuelta a Madrid, allá por el año 2001, y ya en calidad de consultor, me llevó a trabajar en dos direcciones fundamentalmente:
- Impulsar la puesta en marcha de proyectos basados en el humanismo a diferentes administraciones
     - Seguir estudiando y trabajando la conceptualización de un modelo humanista práctico en el entorno sanitario del Siglo XXI.

En la línea del impulso de proyectos, destacar por anecdótico la reunión que pude mantener con D. Juan José Bestard, el cual retomó la reflexión de las aportaciones que sobre Laín Entralgo debatimos en su despacho y que culminaron en darle ese nombre  a la Agencia Formativa de la Comunidad de Madrid. Confieso que en aquel momento me frustró no acompañar a esa decisión un programa en la línea humanista. Mi propuesta venía basada en que la propia LOSCAM recoge el humanismo entre los principios del Sistema sanitario Madrileño. El tiempo me ha dejado ver que, sin duda, todo tiene su momento y sus pasos, y con ello a la comprensión de la necesaria evolución de la aportación del humanismo a la sanidad.
Para aquel momento, y en la línea de conceptualización del humanismo práctico, un punto de inflexión fue la lectura del libro de Lain Entralgo "El médico". Salvando las distancias, decía Ramón y Cajal que el investigador debe contar con el azar, o la suerte que dirían otros. Su lectura me aporto el enfoque adecuado, o la clave, pues supuso el inicio de un camino de reflexión que cada día entiendo más solidificado.

En su libro, don Pedro afirma que el médico que cuenta con la confianza el paciente es, en sí mismo, terapia, mucho antes de la anamnesis y, por supuesto, mucho antes del diagnóstico. Y para lograr dicha confianza requiere tanto de sus habilidades y conocimientos técnicos como las humanas.

A partir de ese momento, todas mis pesquisas y esfuerzos han sido dirigidas en la dirección  de entender, desglosar y mejorar la confianza, sin olvidar profundizar en el propio concepto humanista, sin duda muy difuso y sujeto a múltiples significados por tanto.
 Otro hito importante fue la realización de un seminario sobre la gestión de la confianza y el humanismo en la Universidad Católica de Murcia. El entonces rector me realizó una pregunta a priori fácil de contestar pero con “mucha miga”.  ¿Está el humanismo como lo planteas alineado con los planteamientos de la Iglesia Católica? Mi respuesta inicial fue que sí, que no podía ser de otra manera entendiendo que la generación de confianza se basa en los valores humanis, que están en la esencia del propio cristianismo. Confieso que me despertó mucha preguntas que me propuse ir resolviendo, tanto que topé con la encíclica Centessimus Annus, de Juan Pablo II, que aboga por la necesaria humanización de las organizaciones humanas. Desde mi consultora mandamos carta a Joaquín Navarro Vals, por entonces portavoz del Vaticano,  con presentación de nuestros planteamientos. La sorpresa fue que hubo respuesta: nos comunicaba su gratitud y nos animaba a seguir trabajando en esa línea. Documento curioso que está guardado en el anecdotario.
Al margen de diferentes tribunas y otras acciones (todas ellas constructivas, pero que su relato alargarían en demasía esta reflexión) El proyecto donde mayor desarrollo y aplicación han tenido los planteamientos humanistas basados en la confianza ha sido, sin duda, el llevado a cabo en el Departamento de Salud de Vinalopó (Elche)  el año pasado. Se centró en el área de urgencias, que incluía tanto el hospital como los centros de salud. Resumidamente, el objetivo del mismo era medir la confianza de los pacientes en dicho servicio y, posteriormente, proceder a intervenir mediante un proyecto integrado de comunicación interna y de formación para lograr mejorar en los aspectos clave. Una vez realizada la intervención se procedió a una nueva medición, con resultados notables (ver http://fundacionhumanizacion.blogspot.com.es/2012/05/el-humanismo-practico-un-caso-de-exito.html )

Pasado un año desde aquella experiencia, dicho proyecto vuelve a estar encima de la mesa por dos motivos:

Esta semana, dicho proyecto va a ser presentado en el congreso europeo de urgencias que se celebra en Turquía, de la mano del equipo de urgencias.

En estas semanas estamos con la puesta en marcha de un proyecto de urgencias, que puede y debe ser considerado como la continuación del anterior, con un mayor calado desde el punto de vista de la eficiencia, tocando aspectos como la seguridad al paciente, análisis y mejora del proceso asistencial, sin olvidar la formación y la comunicación en todas sus vertientes. Todo el en un marco de trabajo conjunto en tres concesiones (Torrevieja, Vinalopó y Torrejón)

En definitiva, Humanismo y eficiencia en la práctica. Pero esto es otra historia...que bien merece su propia reflexión.
 




Antonio Burgueño Jerez
Jefe de Desarrollo de Negocio y Calidad Concesiones Ribera Salud
Patrono Fundación Pro Humanismo y Eficiencia





domingo, 23 de septiembre de 2012

EL HUMANISMO ES UNA FILOSOFÍA ÚTIL: HACIA EL HUMANISTA COTIDIANO


Hoy quisiera hacer extensible a todos un interesante debate que el otro día se repetía y que me invitó a llevarlo hoy a nuestro blog: La utilidad, la oportunidad y necesidad del humanismo en la situación actual.

Llevo muchos años ilusionado con esto del humanismo. El esfuerzo intelectual ha estado siempre centrado en como plasmar en acciones y resultados consecuentes esta filosofía. En otras palabras, hacer una traslación del que hacer al “como hacer”, y finalmente, en lograr que se haga y medirlo. Deformación profesional, sin duda.

En una sociedad donde impera el utilitarismo inmediato de las cosas, no hay mucho hueco para mensajes que pretendan abrir una reflexión. De hecho, cuando tildamos a algo de "filosófico" lo hacemos para desprestigiarlo y, de un plumazo, desplazarlo de nuestro ámbito de interés. Esta afirmación me preocupa, en tanto en cuanto muestra ignorancia sobre la necesidad de orientar nuestra actuación a partir un conjunto de principios y saberes organizados, que es como la Real Academia de la Lengua define "filosofía".


Comparto plenamente la necesidad de que las cosas finalmente nos sean útiles. Lamento no compartir no partir de una reflexión filosófica previa. Y, aunque siempre hay quien muestre interés el asunto humanista, mi deformación profesional, mi obsesión ya, es que el humanismo sea útil.

Uno de los problemas para lograr convencer que el humanismo puede ser útil finalmente es el desgaste del propio concepto. Cada uno entendemos algo diferente, pero en los últimos tiempos se ha simplificado tanto que al final el significado más entendido del humanismo es el trato cordial al paciente y la guinda de los payasos que animen a los niños. Eso está bien, pero si sólo fuera eso, como diría aquel, “para ese viaje no hace falta alforjas”.

Por contra, el humanismo es mucho más profundo, pues hunde sus raíces en los valores humanos, los cuales son la esencia de nuestra forma de pensar y actuar y, por tanto, la clave de toda actuación del ser humano. Son condicionantes personales que, junto a la personalidad, conductas, actitudes y sentimientos y emociones conforman nuestra esencia como personas. Así visto, ¿alguien puede dudar de la "utilidad" del humanismo?

Pero para que la filosofía humanista sea percibida como "útil", debe cumplir dos requisitos más:  Debe estar objetivado y además ser medible. Y si es mejorarle debe ser medible.
La clave para lograr esto me la aportó hace algunos años la lectura del libro  “El médico” de D. Pedro Laín Entralgo. Afirma que el médico que cuenta con la confianza del paciente es en sí mismo terapia, mucho antes de la anamnesis y del diagnóstico. Para lograr dicha confianza requiere para su labor tanto de los conocimientos clínicos como del factor humano. Uno sin el otro  no se sostiene. Sin duda, la compleja realidad actual requiere de otros conocimientos y habilidades a añadir para poder ejercer la profesión, como es entender y saber moverse en lo sentarnos sanitarios actuales. Tema tan amplio que da para más de un debate.
Sin duda, esta afirmación es extensible a cualquier profesional. En este u otro sector.
Por tanto, el humanismo está en la esencia de la persona en cualquiera de sus facetas y roles que desempeñe, y está en la esencia de la propia medicina. Y es una filosofía que se hace útil y mejorable mediante la confianza, la cual la objetiva y la concreta, como hemos comentado en otras ocasiones, aquí y en multitud de ocasiones, allí donde alguien esté dispuesto a reflexionar y debatir sobre ello.


Antonio Burgueño Jerez
Jefe de Desarrollo de Negocio y Calidad Concesiones Ribera Salud
Patrono de la Fundación Pro Humanismo y Eficiencia (http://fundacionhumanizacion.blogspot.com.es/)

domingo, 16 de septiembre de 2012

HUMANIZAR: ENTENDIENDO A TODOS, Y AVANZAR SIN QUE NADIE QUEDE ATRAS

Es lógico que el blog de Antonio Burgueño hable de humanización: lo refleja toda su persona, sus ojos claros, su “altura”, la inclinación de su cuerpo hacia delante para atender al otro….su capacidad de escucha, su entusiasmo y fe en los que le rodean. Mantiene una actitud envidiable, que consigue ennoblecerle tanto a él, como a la persona con la que comparte la conversación.

Compartimos los inicios del Hospital de La Ribera, en Alcira. Desde su inicio pusimos en marcha, dentro de la Responsabilidad Social Corporativa, una comisión de cooperación “comisión 0,7 y más” formada por trabajadores del hospital y respaldada por la Dirección con la finalidad de colaborar con sectores sociales desfavorecidos. Se han realizado muchas acciones, que nos han mejorado a todos, a los dadores y a los receptores de la ayuda.

Corren hoy tiempos difíciles y por ello es aun mas importante estar despierto, para no perder ni una sola de las mejoras que tanto nos han costado a todos.

Dicen los hindúes, que la realidad es inabarcable para nuestra mente finita, somos como ciegos que palpando un elefante no se ponen de acuerdo en lo que cada uno toca, incapaces de comprender la grandeza del animal… 



 Quisiera con esta contribución ampliar la visión sobre que podría humanizar más nuestro trabajo. Para ello he pedido opiniones en un amplio abanico social, que no siempre tiene voz. Quizá no todos tiene razón, pero todos tienen sus razones. Para mi, Humanizar, es entenderlos a todos y avanzar sin que nadie quede atrás.

 “No hay que tratar a las personas como a las maquinas, sino mas bien a las maquinas con el cuidado que tratarías a las personas” 
Monje ermitaño del Monestir de Montserrat, (paciente en el transcurso de una exploración)
 “listas de espera en su justa medida. Agilidad en Urgencias” 
Paciente, profesora de yoga
 Tratar a todos los pacientes igual sin mirar color, clase social. Que no esté la sanidad a merced del cambio de gobierno. Que los médicos, enfermeras y demás estén mas cerca de los pacientes, algunas veces que estuve en urgencias me parecía que hablaban con el ordenador mas que con el paciente falta un poco de cercanía, calor.....Menos asesores de esos que cobran tanto y personal cualificado necesario.
 Obrera de la Cruz, enfermera cooperante en África y América latina
 “Esperar poco en cuestiones administrativas, como recoger una baja. Que la espera en la sala sea menos ruidosa” 
Paciente, licenciada en historia 
“Que me traten como a una persona inteligente, que me expliquen lo que tengo. En eso mi héroe es el Dr. Avellana, el geriatra de mi madre. No se si lo explica pensando que ella podrá entenderlo todo, pero logra que haga todo lo que le dice y salga contenta y motivada”
 Paciente y acompañante, Investigador y Doctor en Ciencias Biológicas
 “Meter en el ADN de la sociedad, algo llamado CORRESPONSABILIDAD, Aumentar el presupuesto de educación para obtener CIUDADANOS” 
Abogado, activista social 
“Realizar mas educación en salud, muchas de las visitas son por falta de conocimiento de su propia enfermedad”                 
Swami hinduista 
“Atención directa, una relación personal, tu a tu, con los profesionales. Que tengan sensibilidad ante la enfermedad” 
Funcionaria de prisiones 
“Una visión global del paciente. No contemplar la medicina como un negocio. Incluir las llamadas medicinas alternativas eficaces como opción igualmente valida. Una muerte digna”
 Swami hinduista 
“Que a los médicos les guste su trabajo. Algunos ni te miran cuando te atienden. O no les gusta su trabajo o no les gustamos nosotros. Que sea mas preventiva, no solo actuar cuando ya estás enfermo. Que no nos traten a todos con el mismo medicamento, que se individualice”
 Interno de Instituciones Penitenciarias 
“Compasión y amor” 
Enfermera y profesora de yoga
 “Que se aparte a todos los inhumanos que trabajan en ella”
Trabajadora sanitaria
 “Mas tiempo para estar con el paciente”
 Medico 
“Respeto por parte de los dirigentes, de los pacientes, de los profesionales. Empatía, es lo único que nos hace ver las cosas desde otra óptica”
 Cirujana
 “Que me sigan tratando”
 Inmigrante 
“Mas conciencia por parte de los trabajadores y de los pacientes”
 Dentista, en centro publico 
Mi médico de cabecera no tiene casi tiempo para mi. Es una maquina de hacer recetas. Casi ni me mira. Conforme le cuento los primeros síntomas, desenfunda las recetas y teclea en el ordenador. Casi nunca me reconoce y creo que acierta tanto como se equivoca. Algunas veces no me tomo la medicación que manda, porque no estoy segura de que hay oído todo el tropel de palabras que digo deprisa por miedo a consumir mis cinco minutos sin haber llegado al núcleo del problema. Quiero que el sistema me permita confiar en mi médico. Quiero que el sistema le de tiempo para nosotros.
 Paciente asistencia publica, periodista

Dra. Pilar Luna
Coordinadora Nutrición y Dietética Hospital de la Ribera, Alzira.



domingo, 26 de agosto de 2012

Reflexiones de Gregorio Marañón sobre “la medicina y nuestro tiempo”, ayer y hoy




En este periodo vacacional y, siguiendo con la búsqueda del porqué hemos llegado hasta la situación que tenemos en la sanidad y, con ello, intentar aportar un granito al debate del futuro de nuestra sanidad, he dedicado un tiempo a la lectura de un magnífico libro de un gran autor: LA MEDICINA Y NUESTRO TIEMPO, de Gregorio Marañón (editorial Espasa Calpe, Colección Austral). Pocos libros dan para tanto.

 
 
Es un libro publicado en 1964, hace ya casi 50 años. Con la lectura del mismo quería acercarme a entender cual eran las circunstancias de la medicina en ese tiempo. Lo sorprendente es que no pocas de las reflexiones que el mismo contiene podían estar escritas hoy mismo. Sorprendente. No mucho teniendo en cuenta que los cambios sociales y, por ende, todo lo que hacen los humanos son lentos y poco percibidos en el corto plazo. Lo realmente sorprendente es que hablemos y lo comentemos como si fuera novedad.

Brevemente, los mensajes para la reflexión que el autor nos aporta son los siguientes:
  •           El autor, aun partiendo de las grandes virtudes de la medicina de su tiempo, y el valor de los grandes avances de la medicina, así como de la necesaria investigación y estudio para su logro, realiza en este libro una crítica de su profesión. Y lo hace en primera persona en tanto en cuanto el es parte de esa realidad médica. Y lo hace partiendo de la reflexión de que “el que habla valientemente de los defectos de su patria es un patriota. Y el que extrema las censuras justas a su profesión, ese el que la sirve con toda plenitud
  •         En esa línea afirma que el médico está a punto de perder su prestigio de experto en la naturaleza del hombre… para pasar a ser un burócrata.
  •        Resume los defectos de su profesión en dos: dogmatismo (cientificismo) y profesionalismo y cientificismo.

Dogmatismo (Cienticifismo)
 
  • Dogmatismo en tanto en cuanto se quiere convertir la profesión médica en una ciencia exacta. Y no hay nada más lejos de ello. Para él todo el saber médico tiene un posible valor provisional que se contrapone con la verdad categórica del dogmatismo. La medicina, sin duda, es ciencia, pero también es arte y oficio.
  •  
  • Llega a la conclusión de que se ha creado un dogmatismo de la técnica muy peligroso para la buena práctica de la medicina, una fe excesiva en todo lo que viene con la etiqueta de la ciencia. Se apoya en Ramón y Cajal para argumentarlo: “La plaga de los adoradores y explotadores de la última novedad ha crecido de forma alarmante”.
  •  Frente a ello, entiende que para el verdadero hombre de ciencia la actualidad, no sólo no es la meta del saber, sino que es mercancía que debe ponerse en rigurosa cuarentena. Nada se echa tanto de menos en España como los buenos teóricos, bien imbuidos de espíritu auténtico de ciencia
  • Para él el saber no sólo es saber, sino saber y dudar y, por tanto, no saberlo todo. Saberlo todo es pedante y negación de la verdadera ciencia. El progreso de la verdad científica se logra de muchas maneras y, entre ellas, oponiendo objeciones a la verdad misma.
  • En palabras de Huxley, apuntadas por Marañón, “experimentar por experimentar amenaza con anular la imaginación del hombre”.
  • El cientificismo conduce, a veces, a pedantería verbal. La pedantería cienticififista también se manifiesta en el afán de informar a los pacientes de los detalles de su enfermedad, moda venida de América. Además del diagnóstico, se anuncian posibles complicaciones, para así el médico cuidar su reputación (dogmatismo médico) ante su posible aparición y  generando en el enfermo una angustia y un riesgo de somatización de la misma.
  • Por tanto, hay que pedir a los médicos y a los no médicos una dosis prudente de escepticismo, de critica a los progresos humanos y fe en la naturaleza.
  • A los contemporáneos de cada progreso científico les es difícil separar lo que es avance real y lo que sólo es tendencia inevitable de la discusión del espíritu humano.
Profesionalismo
  •     Del profesionalismo le preocupa convertir en lucrativa una profesión que, aunque legítimamente remunerada, debe tener un punto de altruismo. Eso, unido a que la profesión, en poco tiempo pasó de ser una profesión humilde a ser una de las más brillantes ocupaciones sociales, conlleva el riesgo de que se ponga por delante el enriquecimiento por la profesión que otros valores. En sus palabras ”esa circunstancia conlleva el riesgo de caer en el pecado de la exageración sin nobleza, falta de generosidad para los demás y de severidad para uno mismo (autoexigencia). El médico nada debe hacer pensando en el dinero que lo que hace pueda valer”.
  •         Marañón se detiene en analizar el problema de la plurifarmacia,. Ya problema hace 50 años. Apunta que fuera de España se observa que se dan más consejos alimentarios y sobre hábitos de vida que aquí. Afirma que “Muchos médicos suponen todavía que el curar a los enfermos es aplastar a cada uno de los síntomas con tormentas de drogas”.
  •         Entiende de que la labor contra los abusos terapéuticos hay que hacerla desde las cátedras. La misma tiene mucho que ver con la prudencia.
  •           El problema de las drogas está más en el enfermo imprudente que en el médico prudente.
  •          Nos recuerda que ya el Padre Feijóo en el Siglo XVIII afirmaba, a ese respecto, que “ menos influyen los médicos que los enfermos, los cuales les están importunando para que receten todos los días  y a casi a todas horas… el error pernicioso es tener por los mejores médicos a aquellos que recetan mucho, frente a los que son parcos en recetar. Con estos falsísimos supuestos, los enfermos buscan al médico más recetador, que es lo mismo que buscar a un homicida costoso”. (Benito Jerónimo Feijóo Montenegro, Apología del Escepticismo Médico).
  •        Una de las plagas de hoy es la muchedumbre de incapaces que dominan las técnicas y adquieren por ello una peligrosa responsabilidad social.
  •          Se estudia sólo para el ejercicio inmediato de la profesión, sin buscar las causas ni ir más allá. Y no se estudia aquello que trata de un modo teórico los problemas generales de alguna parcela del saber, y con ello descubrir sus etapas mentales y técnicas del descubrimiento de la verdad.
  •          Nada tiene más éxito que los recetarios que plantean soluciones a problemas sin plantear su medición.
Sobre el Humanismo y el enfermo   
  •      Para Gregorio Marañón el humanista es aquel que tiene pasión por el saber y concoer, más allá de recopilar información. En ese sentido diferencia entre enciclopedistas y humanistas. Nos aporta además dos referentes a tener en cuenta:
      •          Novoa Santos, el cual diserta sobre el humanismo y sobre su significado en la vida y la obra de los profesionales.
      •         Profesor Letamendi: El médico que sólo sabe de medicina ni medicina sabe siquiera”
  •              La exploración física se abrevia cada vez más por los nuevos métodos de investigación, por datos analíticos, deshumanizados, carentes de la contemplación de la personalidad del enfermo, tan importante como cualquier etiología. En esa línea apunta al diagnóstico etiológico, que considera a la persona y sus circunstancias así como las de su familia.
  •            Considera que, cada vez más, es indisciplinado ante el médico y ante el hecho de enfermar, circunstancia que pronosticaba se acentuará cada vez más en el futuro. Creciente resistencia al sufrir y exige que el milagro de la medicina ocurra en todos los casos. El ritmo de vida es incompatible con las enfermedades que lo irrumpen.
  •           La autoridad personal del médico ha sido atropellada por la prisa en el curarse.
  •         La complicidad de médicos y enfermos da una apariencia de legalidad a lo que está ocurriendo que hace pensar en una insurrección ante esta situación.


Dejo aquí estas interesantísimas reflexiones del Dr. Marañón con el ánimo de que sean útiles para que cada cual realice las suyas…


 Antonio Burgueño Jerez, Patrono de la Fundación Pro Humanismo y Eficiencia en la Sanidad





domingo, 19 de agosto de 2012

HABLANDO DE SANIDAD ¿NOS PREGUNTAMOS ALGUNA VEZ COMO HEMOS LLEGADO HASTA AQUÍ?


El periodo vacacional tiene muchas ventajas, entre otras el mero hecho de cambiar de ubicación nos permite abrir la mente a nuestras reflexiones desde otro punto de vista. Me explicaré.
Como tengo costumbre cuando me encuentro casa de mis abuelos paternos, me levanto a trabajar y me siento en la que fue la consulta de mi abuelo. Todo un privilegio. Aún conservada en lugar, mobiliario y enseres. Es una consulta de médico rural, donde tantos y tantos pacientes fueron atendidos, escuchados, curados o, en peores casos, aliviados de sus dolencias o consolados por las consecuencias inevitables de las mismas.
En este entorno, donde he pasado parte mi infancia y juventud, pero que cada día valoro más, me siento a seguir reflexionando y estudiando (esta obsesión mía por el humanismo me ocupa desde finales del siglo pasado…), tratando de encontrar el hilo conductor en la evolución de la práctica médica en los últimos, tal vez, 70 años. Y de la evolución en su contexto, es decir, su entorno organizativo y social, que para eso es uno un gestor y no un clínico. Múltiples iniciativas que he tenido el honor de impulsar o influir en este campo durante estos años y que, si es de interés, lo escribiremos en este blog… o donde se considere.
Y hablo de evolución porque no me creo que haya saltos en la misma, sino que, como toda actividad humana, evoluciona tan despacio que, como  no nos paremos a analizarlo, buscando dar perspectiva a nuestra reflexión, difícilmente podríamos entenderlo.
Y todo ello realizado desde una hipótesis: la práctica médica resultante de la evolución de la misma en los últimos decenios ha dejado en el camino planteamientos y formas de hacer y trabajar que fueron considerados obsoletos. O simplemente se abandonaron. Su pérdida puede ser una de las causas de la realidad compleja y difícil en la que se encuentra nuestra sanidad.
Cuando se estudia esta evolución es imposible no hablar del humanismo, término que empieza a estar muy desgastado por su uso superfluo y, por ende, malo, pero que nos sigue sirviendo para hablar de la medicina que se vino realizando a lo largo del siglo XX y hasta tal vez, mediados de los 70.
En el humanismo hay figuras relevantes como fueron, y son, y ruego se me disculpen las omisiones, Pedro Laín Entralgo, Gregorio Marañón, Santiago Ramón y Cajal, López  Piñero, Diego Gracia. Todos ellos y otros muchos más, escribieron y trabajaron en aspectos humanísticos del arte de hacer medicina. Y sus reflexiones iban mucho más allá de lo que en muchas ocasiones entendemos. Entre otras cosas, porque el humanismo no es una ciencia, sino una forma de pensar en la persona y sus actos, sus interrelaciones con terceros. Y ese es un campo tan infinito y tan complejo como la propia razón de ser del hombre como persona.
El que escribe, humildemente, tan sólo pretende aprender de todos ellos y  comprender y entender la esencia del trabajo del médico, uniéndolo a la comprensión de la evolución del complejo contexto sanitario y, finalmente, hacer propuestas para contribuir con mi granito al debate del futuro de nuestra sanidad.
Esas propuestas, como no puede ser de otra manera viniendo de un profesional de la gestión y dirección (Dirigir también es una profesión y una ciencia), deben partir de una visión holística de la realidad sanitaria. Sólo así podremos aproximarnos más a la realidad actual e, insisto, con ello a pensar el futuro.
 A veces hay que mirar hacia detrás para poder avanzar hacia adelante. Por mi parte, buscar respuestas a la pregunta de cómo hemos llegado hasta aquí me ha llevado a apasionarme cada día más con lo que hago. Sólo entendiendo el por qué de nuestro presente podemos plantearnos con seriedad el futuro. Toda reflexión que no siga este camino corre el riesgo de ser, simplemente, un “brindis al sol”.


Antonio Burgueño Jerez, Patrono Fundación pro Humanismo y Eficiencia en la Sanidad

domingo, 20 de mayo de 2012

15 Conclusiones tras dos meses de reflexión humanista


Cuando se han cumplido dos meses de la puesta en marcha de este blog, entiendo que es momento de pararse a sacar conclusiones  y ver en conjunto las principales reflexiones que se han venido realizando en este tiempo. Las hemos querido reflejar en las siguientes  conclusiones

1. El camino del humanismo práctico es la generación de confianza en todo el proceso asistencial, pues la misma está en la esencia de la propia medicina.

2. La confianza es medible y mejorable y debe hacerse desde diferentes perspectivas (autoconfianza, relaciones con el paciente, dentro de los equipos, organizacional interna o del paciente con la organización)

3. Hemos visto que la confianza es la consecuencia de un proceso continuo de percepción de algo o alguien consecuencia de unas conducta determinadas observadas por los demás y que puede ser influenciada por ideas previas. La conducta ética es la mejor de las conductas posibles, a la medida de la condición humana, la cual presenta un carácter natural que permite distinguir entre comportamientos naturalmente buenos y naturalmente malos.

4. Las habilidades de generación de confianza son importantes en muchos momentos del trabajo cínico, especialmente ante las agresiones no físicas, más numerosas y peligrosas a medio plazo.

5. Sin autoconfianza es difícil transmitir confianza en la relación interpersonal.

6. Con tanto mensaje negativo, hemos relativizado la percepción que tenemos sobre la sanidad. Y eso es preocupante porque mina el orgullo de pertenencia y condiciona la predisposición del paciente ante el servicio.

7. La prescripción eficiente es una responsabilidad de todos. Si seguimos pensando que la prescripción eficiente es una cuestión exclusiva de los facultativos clínicos jamás avanzaremos. Es de una miopía preocupante.

8. Hay que, entre otras cosas, concienciarse de no malgastar, lograr el liderazgo del clínico en la relación con los pacientes, que conlleve hacer a cada paciente lo que hay que hacerle, y sólo lo que hay que hacerle. La prescripción debe ser un acto mucho más meditado que el hecho de solo rellenar un formulario y una firma colegiada

9. Si bien es importante el marco político sanitario, la viabilidad del sistema está en una actitud de responsabilidad y compromiso de todos y cada uno de nosotros.  Hay que concienciarse de todos los problemas y superar el medo a los cambios

10. Debemos inventar un modelo de calidad sanitario que apueste por la confianza como principal parámetro de medida de la misma, apostando con ello por la combinación de la calidad humana y la técnica.

11. Hay que seguir el ejemplo de Vicente Ferrer, el cual nos enseña cuántas cosas se pueden mejorar con pocos medios, pero con un esfuerzo común y generoso.  Su ejemplo nos llevó a acuñar el concepto de Humanismo cotidiano, el cual no es otra cosa que una forma de entender y guiar nuestro comportamiento diario.

12. Una prescripción eficiente requiere de la necesaria confianza del paciente. Antiguamente era suficiente con la relación médico-paciente, pero en la medicina actual esto es requisito fundamental pero no único, ya que la misma va a venir condicionada por la confianza que este otorgue en la organización y la que se haya ido generando a lo largo del proceso asistencial.

13. La eficiencia tiene mucho margen de mejora. Todos los profesionales del sector, desde asistenciales hasta administrativos, sabemos que hay muchas cosas que mejorar y que, además, supondrían grandes ahorros que no afectarían a la asistencia al paciente.

14. El gestor también tiene que ser un humanista cotidiano, trabajando en la generación de confianza dentro y fuera de su organización, mirando con ello hacia el lado correcto (las personas), entendiendo que el resultado económico es una consecuencia, no un fin en si mismo. Es lo que definimos como liderazgo por confianza.

15. Los gestores sufrimos miopía y no vemos más allá del día a día, lo que conlleva carencia de planteamientos estructurales que hagan sostenible la sanidad  a medio plazo.

domingo, 15 de abril de 2012

EL HUMANISMO COTIDIANO GENERADOR DE CONFIANZA: ¿QUÉ APORTA EN EL MOMENTO ACTUAL?

A veces hay que mirar hacia atrás, para comprender el presente y plantearse el futuro. Ese es el ejercicio que continuamente venimos haciendo los que apostamos por estudiar y revisar los planteamientos humanistas que guiaban la actuación clínica no hace tantos años, nos enseña a cómo hacer una sanidad mejor y más viable cara al futuro.



En esa línea, el humanismo es una forma de entender y guiar nuestro comportamiento, el cual debe reflejarse en todo lo que hacemos. Es lo que he denominado humanismo cotidiano. Y es una cuestión propia de la persona, no ligada a ninguna profesión, no siendo por tanto el humanismo exigible tan sólo al clínico. La consecuencia inmediata del mismo es que se genera una confianza en el entorno, empezando por la que una persona tiene en sí mismo, pasando por la confianza en todas las relaciones interpersonales, por la relación de los equipos de trabajo, la de todos los integrantes de la organización y la de todos ellos con los pacientes en particular y la sociedad en general.



Poco a poco iremos pensando y debatiendo como trabajar cada una de las confianzas para poder mejorarlas, pero entiendo que lo primero es resolver una cuestión fundamental: ¿Porqué hacerlo?¿porqué gestionar la confianza?¿Qué aporta a la mejora de la eficiencia propia y de la organización? Podríamos hablar largo y tendido, porque ser humanistas en nuestro comportamiento tiene unos beneficios personales de bienestar, por ejemplo. Pero asumiendo que vivimos en una sociedad pragmática que necesita de realidades tangibles y resultados directos, me centraré en aquellos resultados que se traducen en mejora de la eficiencia de la actuación sanitaria.




Además de ser los beneficios que dan razón de ser a nuestra Fundación, hilando con ello, humanismo como filosofía, confianza como gran objetivo y mayor eficiencia como gran resultado medible.
Todo esto debe ser, y es, medible; y además mejorable. Se puede aprender, mediante unas metodologías adecuadas que poco a poco iremos debatiendo. Así como las experiencias que ya existen de la aplicación de la misma.


Antonio Burgueño Jerez.
Patrono de la Fundación.
Jefe Desarrollo de Negocio y Calidad Concesiones Ribera Salud